Jagoba puso un once habitual con la novedad canterana de Iker Benito, bueno es ver algún canterano de vez en cuando, y el resto el mejor equipo que podía en ese momento.
Rápidamente vimos que el Barcelona sacaba lo mejor de su plantilla y sus mejores armas de grandes jugadores: control del balón, rapidez en el manejo de este, presión tras pérdida o saque de Osasuna, o sea, un agobio constante.
Los rojillos (de verde en este encuentro) se plantaban ante una odisea constante de ver pasar el balón de un lado a otro y seguirlo con la mirada y Jagoba preocupado de que sus jugadores recuperasen la posición defensiva cuanto antes. Hasta los intentos de sacar el balón jugado desde Herrera eran un riesgo por la presión ejercida por el Barça y la inquietud de los nuestros que terminaban regalando el balón.
El árbitro, como no podía ser menos, colaboró en abrir la cuenta del Barcelona señalando un penalti que sólo se pitan en esos estadios para regocijo del público y del propio árbitro. Pensaba que con este gol se calmarían, pero no, querían más y se fueron todo seguido hasta el 3 a 0, eso sí, con la colaboración defensiva y mala colocación de los verdes.
Hubiera sido mejor que en el descanso finalizara el partido, pensaba, pero al ver que Jagoba hacía tres cambios, que me parecieron muy bien, me dije que igual cambiaba algo el panorama si bajaban el pistón los de la ciudad condal y los nuestros aumentaban la agresividad; pero no, todo siguió igual hasta el final, un gol más para el Barcelona y alguna llegada aislada para los nuestros.
Hay algunas reflexiones que este encuentro me trae al pensamiento:
Por todo ello son elegidos y muy caros.
De todo lo que sucedió ayer hay algo que debemos aprender, por ejemplo, mantener más la posesión de balón, que es algo que este equipo viene echando de menos toda la temporada. Además, podríamos analizar si estos encuentros debiésemos jugarlos con los no habituales. ¿Se daría el mismo resultado? Siempre es difícil tomar decisiones.
¡Aúpa Osasuna!
