Lunes de volver a empezar, como la peli de José Luis Garci, primer Oscar del cine español -que no de españoles, Gil Parrondo, por ejemplo, ya lo tenía por el arte en Patton, rodada en Pamplona y Urbasa, entre otras localizaciones-, ahí queda eso. Lunes de otra vez más que no vi ni la gala de los Goya, ni me suena ninguno de los títulos, ni tan siquiera ya la cara de los actores, ni ganas. Lunes de que todo cambie para que no cambie nada, como dejó escrito Lampedusa en su novelón El gatopardo.
Pasaron las elecciones de Castilla y León y aunque todo ha cambiado, Vox sustituye a Ciudadanos calcando su número de procuradores, todo más o menos sigue como estaba: PSOE baja pero no tanto, PP sube pero no tanto y Podemos sigue en su decadencia irrelevante.
Y entonces salió la izquierda y para justificar sus resultados, ahí tampoco nada cambia, empezó a decir mucho ultraderecha, que ya no significa tampoco nada... o nada malo, es decir, ahí también todo ha cambiado. Todo lo que no vote a la izquierda es ultraderecha. Jugada maestra, sí... por los cojones. La izquierda se ha aburguesado en un regate con el que ya no se va ni de un cono puesto en mitad del terreno de juego.
Ultraderecha ya solo significa en España oponerse al Psoe y sus pactos con el partido de un grupo terrorista, con un partido golpista -xenófobos ambos- y con un partido populista barra bolivariano barra comunista barra desbarra en la barra del bar. Ultraderecha ya solo tiene connotaciones negativas en la cabecita de los líderes de izquierda.
El truco a la izquierda le ha dejado de funcionar. Antes gritaban ultraderecha y a la derecha la callaban, acomplejada. Hoy gritan ultraderecha y la derecha se descojona, con razón, poniéndole el espejo al PSOE, que le devuelve el vídeo del doberman que son sus socios. Eso que llamas ultraderecha, tachán, eres tú, socialista, y tus pactos con la hez liberticida, xenófoba y terrorista parlamentaria.
Este cambio de pegatinas no es la primera vez que se da en la historia. En EEUU, las posturas que hoy defiende el partido demócrata antes las defendía el republicano y el republicano defendía lo que hoy defienden los demócratas. O explicado de otra forma más práctica, todos esos fofiprogres que piensan que siempre están en el lado bueno de la historia, no saben que el partido de Obama era el esclavista y el de Trump era el abolicionista, por ejemplo.
¿Y si algo así le estuviera pasando al PSOE de Sánchez con el término ultraderecha?
En noviembre pasado, una comisión del parlamento europeo vino a España para interesarse por el hecho insólito de qué más de 379 asesinatos de la banda terrorista ETA, con la que el PSOE tiene pactos vía su partido político, sigan sin resolverse.
El borrador sobre las conclusiones que se ha conocido en fechas recientes es demoledor para los socialistas. Es increíble que Sánchez esté beneficiando penitenciariamente a una banda de asesinos que nunca ha colaborado con la justicia para resolver esos crímenes. También se pregunta la comisión por el hecho insólito de que el gobierno no quiera prohibir los recibimientos públicos, los siniestros ongietorris, a los asesinos etarras. En esa comisión parlamentaria europea también hay socialistas, ojo. ¿Y si le han empezado a coger la matrícula al PSOE al otro lado de los Pirineos y eso que llama la izquierda española ultraderecha ha cambiado de bando para ser una ultraderecha... pero de izquierdas? Y eso es todo.
