• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Los sindicatos vendidos y los pastores del Gobierno

Por Javier Ancín

 Normal que los sindicatos se queden solos. Normal que ya no les hagan caso ni el Tato. No es únicamente que estén alejados de la calle, es que están peleados con la realidad. 

Bullicio y alegría, cantan los irroñicas contentos sin cesar. Por la calle Estafeta, la bota de clarete, con el primer cohete, la fiesta va a empezar.

Llegó la juerga sindical por antonomasia y, mecachis, qué pasa aquí, las manifestaciones languidecieron. Sonaban a cosa vieja, a disco rayado, y lento, como cuando de pequeños se nos gastaban las pilas del walkman y el motor del chisme no era capaz de arrastrar a velocidad normal la cinta. Pinchazo/pintxatzo. Putos burgueses. Semivacías. 

O vacías, y eso que en Pamplona para hacer bulto, nunca mejor dicho, sacaron al vicepresidente Remírez y a Coronalzórriz, portagrito ventoso y aguardentoso del socialismo euskorrancio en el parlamento de Navarra. Pero ni por esas, las fotos no había quien las mejorara, ni repescando la doctrina de la ensaimada de Anasagasti podrían disimular los foteros las calvas por las aceras y aceros... muchos ceros.

Vaya dos... uno vestido de estereotipo de padre que lleva a sus hijos al cole concertado que quiere cerrar su partido y el otro, de resaca adolescente de apartamento playero. Camiseta que pilla de la primera maleta que sea, que irse de vacaciones con los amigos es un sindiós, zapatillas que se las calza sin desatarse los cordones, y gafas de sol bien ceñidas, como de soldador de astillero de hace medio siglo, homenaje al obrero metalúrgico de la UGT, Nicolás Redondo, pero sin soplete -corre, que tenemos reserva en el chiringuito para una paella/pael, en lenguaje inclusivo, y llegamos tarde-. 

Qué lejos quedan los tiempos en los que el PSOE se disfrazaba de obrero para estos saraos... o al menos de enlace sindical con buen sueldo y sobresueldo, con su hortera cazadora de pana, horterada sobre horterada, a veces hasta remangada.

Ver desfilar juntos a los pastores del gobierno del PSOE y los sindicatos vendidos nada bueno augura para los trabajadores machacados a impuestos. Normal que se queden solos. Normal que ya no les hagan caso ni el Tato/Tatoak. No es únicamente que estén alejados de la calle, es que están peleados con la realidad. 

Esporrin, que tiene buen ojo, consciente o inconsciente, para el meme, colgó en Tuiter unas fotos imparodiables. Cuatro instantáneas de cuatro mesas corridas de restaurante con bien de gente, el vino que no falte, con el sonoro título de acto reivindicativo. Para lo que ha quedado el socialismo... para hacerse el chiste ellos solos. Sindicalistas, a las mariscadas. Se les va a disparar el colesterol más que la inflación. O parecido, que este año la competencia está muy reñida. 

En la huelga, al bar, y en la manifa, al restaurante. Las comilonas son la lucha de clases pero por otros medios: carne o pescado... o las dos cosas, que para eso somos ya el todo, sindicalistas gubernamentales o gobierno sindical. El sueño húmedo del franquismo y su democracia orgánica con su sindicalismo vertical incluido llevado al paroxismo. 

Si te descuidas, las fotos de Esporrin se las hizo la camarera. Oiga, oiga... sáquenos una foto luchando en día del trabajo. En pie famélica legión. Gracias, maja, la carne poco hecha, sí. Y el café con sacarina, que tengo por las nubes el azúcar... y la jeta. El gintonic, doble. La duda ofende. Para Coronálzorriz, triple. Y eso es todo.


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