Nos prometieron los mejores Sanfermines de la historia, sea lo que sea eso, y van camino de ser unos Sanfermines más, tirando a perfil bajo, flojeras, del tipo de los que ya languidecían antes de que llegara la pandemia y los suspendiera estos dos últimos años. No van a ser mejores ni que los últimos que tuvimos, por poner un listón rozando el suelo.
El otro día solté en Tuiter que la fiesta se estaba muriendo, que languidecía desde hace décadas, que hace años que ni se colgaba el cartel de completo en los hoteles. Mentiroso me llamaron, con esa amabilidad tan característica de esa red social. No encontraras nada ni a 40 kilómetros a la redonda, llama, llama, me retó el jicho. Picado por la curiosidad, me metí en una de esas aplicaciones de hoteles con el móvil, a ver si encontraba alojamiento sanferminero, y hasta en el tradicional hotel de los toreros decía que podías aún alojarte en habitación doble el día 6 de julio, a dormir el pedo del chupinazo. Ni que decir tiene que conforme te alejabas de Pamplona, no es que no hubiera dificultad, es que no subían ni de precio las camas. Podías emular a Hemingway en Lecumberri pescando truchas para pasar la resaca por cuatro perras, por decirte algo.
Aquí se suelta un mantra y a funcionar, que ya está el trabajo hecho, parece. Cualquier día alguno suelta lo del millón de visitantes, que ya es una tradición, tan falsa como la de ausencia de alojamiento en San Fermín, y se queda tan pancho también. Y si alguien se descuelga con que son las mejores fiestas del mundo, afirmación tan autocomplaciente como trolera, ya podríamos completar la mitología de la fiesta.
La sensación que tengo es que van a ser los sanfermines del conformismo y de la dejadez. Es como, bueno, venga, algo hay que organizar, lo que sea, rellénalo con lo más cómodo que encontremos, qué pereza después de dos años de relax ponerse a inventar algo. A ver si pasan rápido y se olvidan cuanto antes. Dale.
Visto el cartel musical, ya intuimos por qué decepcionante canal va a navegar el asunto.
Yo qué sé. Por poner un ejemplo. Simple Minds, concierto en la playa de Gros, gratis, en el Jazzaldia de San Sebastián. Este 20 de julio. Te gustarán más o menos pero eso era lo que se esperaba de estos Sanfermines... algo. No sé, un intento al menos por parte del ayuntamiento de subir un escalón... no otra vez más de lo mismo pero incluso peor.
Es que habría que haber aumentado el presupuesto y te lo tiene que aprobar la oposición, escucho como justificacante chusco. Mira que es fácil convencer al partido de la eta para aumentar el gasto en conciertos Sanfermineros. Recuperáis el Riau-riau para que lo revienten a hostias como siempre los de siempre y votan a favor seguro, hasta el PSOE se hubiera sumado para no llevarle la contraria a sus socios.
Y no es solo cosa de dinero, es desidia. Es que es imposible, se vuelven a justificar. Claro que lo es, pero de eso se trataba este año, de conseguir que lo imposible fuera posible. Como hacen en Cascante con 4.000 habitantes, que tres chavales montan 4 fines de semana de conciertazos al año, Estaciones Sonoras, de flipar. Les podíais haber pedido consejo o directamente, que los hubieran montado ellos, seguro que la cosa habría quedado mucho más elegante, con más mimo seguro y más cuidado desde luego.
Más vale que ahí está la Casa de Misericordia, que ha echado el resto en su Feria del Toro, para salvar un poco la dignidad de la ciudad o de la fiesta o de la memoria o de la tradición o de la mitología o de la diversión o del espectáculo o incluso del arte. Más vale que con ellos aún existirá este año algo de literatura sanferminera. Y eso es todo.
