• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

La publicidad que censura el PNV

Por Javier Ancín

¿Ustedes, amados lectores, creen que es casual que Euskadistán tenga los niveles más bajos de natalidad de toda Europa? Qué va... follar es de fachas.

Carteles retirados por el PNV en Bilbao
Bilbao retira los carteles publicitarios de la agencia de viajes Destinia al considerarlos inapropiados.

Ha trascendido poco porque en esta España en la que el que manda es el nacionalismo vasco, a nada de lo que haga el PNV se le da publicidad. Silencio. Pasemos de puntillas para que no nos digan que no hablamos de ello y a otra cosa.

El caso es que los mojigatos del PNV han decidido quitar de Bilbao un cartel publicitario de una agencia de viajes que no llega ni a picante, por indecente, en el que se ven una serie de personas, vestidas con bañadores, que no hay ni desnudos, en una playa simulando practicar el teto. Ya saben, usted se agacha y yo, consejero de hacienda o de sanidad, Urkullu mediante, se la meto.

Pero no crean que es nada explícito, la disposición de los modelos solo a una mente calenturienta de primer nivel, a un censor ortodoxo de la recta moral vasca, le puede ofender ese juego de perspectivas. No se ve nada y solo si te empeñas, como en aquellos paneles de 3D que se pusieron de moda en mi adolescencia de los 90, delante de los que había que ponerse bizco, se puede imaginar algo.

Para mí, que tengo al nacionalismo, sobre todos el vasco porque es el que más padezco, como fuente de estudio risas y más o menos desesperación, me hace gracia esa moralina contra el placer que siempre destilan. Supongo que una sociedad sonriente, es una sociedad satisfecha y a una sociedad satisfecha no se le puede prometer el paraíso porque ya estaría en él.

Yo, que no tengo mayor proyecto de vida que pasarlo bien, abrazar el hedonismo hasta cascar de placer, me hace gracia este nacionalismo ramplón que tenemos cuando una chorrada como un cartel como de jijiji de viejas verdes sin malicia en su filandón, lo fulminan al instante por indecente.

Indecente... qué gran palabra. ¿Recuerdan que algún nacionalista retirara con la misma celeridad, por indecentes, las miles y miles de pancartas que en Euskadistán han ensalzado, ensalzan y ensalzarán asesinos, por ejemplo? Yo no muchos, para qué engañarnos. Esa indecencia siempre la disculpaban mediante el mantra de la libertad de expresión... mantra que en este caso de pellizco de monja no opera.

Siempre recuerdo, a propósito de este tema de la guerra que tiene montada el nacionalismo contra el placer, por paradigmático, el caso de un etarra con cara de cinturón de castidad, dentro de su banquillo de cristal en un juicio. El etarra no dejaba de acusarle de borracho al juez, mientras le apuntaba con el dedo en plan pim, pam, pum... siete tiros te voy a meter, le dijo el guardián de la virtud, por borracho.

Cualquier atisbo de placer es perseguible –borracho, cabrón-, hay que extirparlo de nuestra sociedad de hombres vascos puros y etéreos y rectos. Solo la contemplación de la patria prometida puede ser para estos chiflados fuente de placer, cualquier otra circunstancia es desviarse del plan marcado para el que nacen y hay que eliminarlo antes de que la gente disfrute con ello y se haga preguntas.

¿Ustedes, amados lectores, creen que es casual que Euskadistán tenga los niveles más bajos de natalidad de toda Europa? Qué va... follar es de fachas.

Puto nacionalismo vasco, mon dieu, primero asesinó a tiros la libertad y ahora está empeñado también en matar el libertinaje. Y eso es todo.


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