Les han debido de leer la cartilla desde Madrid, porque hasta Esporrin, que le salió del alma mandar al guano a Asiron y sus batasunos, ha reculado y ahora dice que si Bildu le vota para ser alcaldesa pues qué guay.
Los de Bilbao quieren Navarra y la calle Ferraz se la va a regalar porque Sánchez necesita los votos del PNV para ser de nuevo usufructuario de un avión privado.
Nada nuevo. Navarra, para el socialismo, ahora que han salido las actas de cesión de Zapatero al terrorismo nacionalista vasco, solo es un cromito como el que cambiábamos en los patios de colegio de nuestra niñez. Navarra es el caramelito que entregar al nacionalismo vasco. ¿Y los navarros en todo este juego entre Ferraz y Bilbao qué pintan? Pues nada, qué vamos a pintar.
Los navarros para el nacionalismo vasco y para los socialistas no pintamos nada. Somos los críos menores de edad de unos padres repartiéndose la custodia más preocupados de su propio bienestar que del nuestro. El socialismo y el nacionalismo vasco le magrea el muslo a Navarra por debajo del vestido y a callar, que aquí hay que callar siempre, aunque te metan mano sin tu consentimiento. El amo de Bilbao manda, la criada de Navarra obedece y no rechista. Tiempos nauseabundos.
Ha salido Egibar de la gruta de casa Sabino, ese partido de señoros machos, con esa cara suya entre de resaca perpetua y de cliente de bar de lucecitas de neón con olor rancio a ambientador fuerte para ocultar la nicotina adherida durante años a las paredes y avisa: Sánchez, Navarra será lo que queramos desde el País Vasco que sea y a callar, que si no no te votamos para presidente. Y Sánchez le ordena al PSN que lo que digan desde el País Vasco.
Esporrin, con 5 concejales de 27, necesita los votos de todo el mundo, hasta los de Bildu. Y dice que vale, que le da igual que los batasunos le hagan alcaldesa de Irroña, que ella está aquí para complacer los deseos de avión de Sánchez. ¿Hay que seguir recordando quién es batasuna?
Recordemos. Los que nunca han condenado crímenes como el siguiente, por ejemplo. Hace unos días fue el aniversario del asesinato en los años ochenta de un policía nacional y un crío de 14 años en la bajada de Javier porque una terrorista nacionalista vasca dio la señal para que su compañero apretara el botón de la bomba que acababa de dejar oculta en una bolsa, cuando el policía fue a inspeccionarla. Vio al policía, vio a un crío llamando por el telefónico de casa para que su madre le abriera y subir a cenar y dio la señal para que todo reventara. Y los dos cuerpos reventaron.
Contaba la madre en un documental que hay por internet si quieren memoria histórica, que cuando bajó el niño aún estaba vivo porque desangrándose movía su boquita. Qué te han hecho, gritaba la madre... y ese grito aún resuena en la calle cada vez que pasó por ahí, pero los del PSN parece que no quieren escuchar por que con este pasado reciente quiere pactar batasuna. Y a callar.
Y con el de la ultraderecha vasca del PNV, a la que Chivite llama progresista, también quieren pactar. ¿Qué tiene de progreso un partido que tiene por lema Dios y leyes viejas? ¿A qué leyes viejas nos quieres devolver, Chivite?
¿Y a qué Dios nos vas a obligar que creamos, Chivite, en ese Dios vasco que en sus sucursales bancarias de cura y cepillo surgió uno de los grupos terroristas más crueles y sanguinarios de la historia? Los ateos no creemos en Dios, afortunadamente, así que llévatelo de vuelta al infierno de donde ese Dios no tenía que haber salido nunca.
¿Progresista y feminista Geroa Bai, que ejecutó la cacicada más machista que he visto desde un gobierno en toda mi vida, robando a las madres navarras la pasta de las retenciones ilegales de sus bajas por maternidad, pero repartiendo paladas de dinero público para sus txiringuitos? Menudo progreso, PSN...sí, un progreso del cangrejo, de culo y marcha atrás. Y eso es todo.
