• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Contra el PP vivíamos mejor

Por Javier Ancín

Ni media pintada en este trayecto hacia el desastre han tenido en ninguna de las sedes de los partidos del gobierno PSOE y Podemos. Ni media manifestación en sus puertas, que los sindicatos parecen estar disueltos. Sumergirse en dinero público es un buen disolvente. Siempre. 

Creo que fue el filósofo de lo social, Giuseppe Luigi Valençiani, quien primero habló de ello -siglo III a. C., grafito en lupanar pompeyano según Borges en su cuento 'Al dios Pan y Albino, vino'-: nosotros contra los otros vivíamos mejor. En cualquier caso si no fue él, lo importante es el concepto, que decía Pazos.

Algo así pasa hoy en España, la gente no se queja porque los que tradicionalmente se quejan, gobiernan, y los que tradicionalmente no se quejan y que bastante tienen con estar a sus cosas que se hunden, para intentar salvarlas, están en la oposición y no en el gobierno. 

A ver si cambia pronto el gobierno para poder quejarnos a la derecha de las nefastas decisiones de la izquierda, que somos nosotros, y que nos han traído hasta aquí: una inflación desbocada, un paro en máximos europeos (ya no cuela ni llamar a los desempleados fijos discontinuos), una gasolina que no hay ya quien la pague y a poco que nos descuidemos, un gas que ni tendremos para calentar las casas en invierno. 

Es decir y por resumirlo aún más, a ver si cambia pronto el gobierno y llega el socialdemócrata de derechas Feijóo, porque decir que todos los males que nos azotan son culpa de Putin y de su guerra ucraniana o del cambio climático o la pandemia de la que ya hace meses, ¿más de un año?, que no queda ni rastro ya no cuela ni entre nosotros los progres, fachita. 

Yo, que antes de millonario y columnista soy amo de casa, me entretuve en mirar los tickets de la compra que te guarda la aplicación del súper en el móvil, porque no entendía el leñazo que me habían dado por cuatro cosas que había pillado para pasar la semana. 

El 28 de enero pagué un litro de leche a 97 céntimos de euro. Seis meses después, 2 de agosto del año del señor de 2022, la misma marca de leche de los valles navarros, la compré a 1,29 euros. Así a ojo, un 30% de incremento. La cesta de la compra es ya un artículo de lujo más, pero todos tranquilos que es por culpa de Putin, lo dijo el presidente.

Y quitándose la corbata, para ahorrar energía, Sánchez se subió en el helicóptero que le llevaría al avión privado, que le llevaría al coche de alta gama, que le llevaría al palacio de Doñana o al de Lanzarote, o a los dos, para pasar sus vacaciones con sus amigos que son secreto oficial porque aquí no hay nada que ver, fachitas, en una calma, con un paz social, sorprendente. Ni media pintada en este trayecto hacia el desastre han tenido en ninguna de las sedes de los partidos del gobierno PSOE y Podemos. Ni media manifestación en sus puertas, que los sindicatos parecen estar disueltos. Sumergirse en dinero público es un buen disolvente. Siempre. 

Mientras tanto seguiremos escalando por una inflación enloquecida y comprando las sandias ya no por cuartos, como ahora, sino por octavos. ¿Os acordáis cuando la gente se pillaba en la frutería una sandia entera? Hay cosas que empiezan a ser ciencia ficción, recuerdos de allí afuera, un déjà vu, Matrix está cambiando. No te echaré de menos en septiembre, verano muerto. 

La que le espera al socialdemócrata de derechas Feijóo si acaba alcanzando, que está por ver, la playa de la Moncloa, que debajo tendrá los adoquines listos para que se los tiren a la cabeza los que hoy eximen de toda culpa al gobierno. Y eso es todo.


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