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Opinión / A mí no me líe

Operación Balmis, ahora contra el coronavirus

Por Javier Ancín

La OMS consideró mundialmente erradicada la viruela en 1990. Zendan, Balmis y Salvany fueron quienes dieron ese primer paso para conseguir que la enfermedad, fuera la primera que la humanidad erradicaba.

Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias en la Estación Cercanías de Atocha en el segundo día laborable del estado de alarma por el coronavirus en Madrid, en Madrid (España), a 17 de marzo de 2020.

CORONAVIRUS;COVID-19;UME;

17/3/2020
Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias en la Estación Cercanías de Atocha en el segundo día laborable del estado de alarma por el coronavirus en Madrid, en Madrid. EUROPA PRESS

Les contaré una historia. 

A principios del siglo XIX, un médico militar español, Francisco Javier Balmis, se empeñó en salvar el mundo.

Por aquel entonces, la viruela pegaba fuerte en los territorios del imperio español. El virus mataba de lo lindo a personas de todas las clases de arriba a abajo de América y hasta las Filipinas. Una población separada por dos océanos muriendo por la misma enfermedad. Háganse a la idea del desastre.

El remedio se conocía. Pocos años antes, los ingleses habían inventado la vacuna contra ese mal. Inoculando el suero tomado de las pústulas que les salían en las manos a la gente que ordeñaban vacas, la personas quedaban inmunizadas contra ese devastador mal que era la viruela, que si no te deformaba para siempre, terminaba con tu vida. Inventaron la vacuna pero no sabían muy bien que hacer con ella. Vacunaban a las clases altas pero sin mucho criterio. Uno aquí, otro allá y poco más.

Entonces Balmis, estudioso del tema, tuvo una revolucionaria idea, y loca, por su descomunal complejidad logística: llevar la vacuna a todos los territorios españoles. Y se lo propuso al rey Carlos IV. Tenemos que vacunar a toda la población, le dijo el medico al monarca, no dejarnos a nadie, que cada habitante por remoto que se encuentre en sus territorios, majestad, tenga dentro de su cuerpo el remedio para no enfermar y no morir.

Carlos IV, que años antes había perdido a su hija de viruela, se mostró entusiasta del proyecto y lejos de quitarle de la cabeza esa locura a su médico personal, le alentó con los fondos públicos que fuera preciso para continuar con el proyecto. Y así nació la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna. Balmis por fin podría desarrolla su idea. Ahora "solo" había que inventárselo todo para conseguirlo.

Lo primero que hizo fue reclutar a otro médico que le ayudara con su disparatado plan, el catalán José Salvany y Lleopart. Y estos dos héroes científicos se pusieron manos a la obra. ¿Y cómo transportar la vacuna, ese suero de las pústulas, recuerden, si solo resistía dentro de las personas vacunadas y durante un tiempo corto? Balmis sabía que ese era el mayor reto, cruzar todo el Atlántico para conseguir tocar tierra americana con el remedio vivo. Para conseguirlo, el médico español ideó un plan que por disparatado, parecía destinado al fracaso. Calculó que le harían falta 22 cuerpos humanos para cruzar el océano. Si conseguía ir vacunando progresivamente a uno con el otro, conseguirían llevar el remedio a buen puerto.

Mejor niños, había que estar seguro de que no habían estado expuestos al virus para conseguir que su sistema inmune reaccionara, produjera esas pústulas y con ellas vacunar al siguiente. Y aquí es donde entra en la historia nuestra tercera heroína: Isabel Zendan, enfermera y rectora del orfanato de La Coruña.

Isabel Zendan iba a ser el ángel de la guardia de esos 22 niños huérfanos -el más pequeñajo tenía 3 años, el mayor 9- que serían los encargados de transportar el milagro de bracito en bracito.

Resumiendo mucho, una vez que lo tuvieron todo listo, se embarcaron en el Maria Pita y partieron a cambiar el rumbo de la historia médica mundial. Consiguieron llegar a América y extendieron la vacuna en una peripecia de dimensiones epopéyicas desde el actual EEUU a Chile y de ahí, dando otro salto aún más demencial, a las Filipinas. Aprovechando los registros parroquiales de bautismo, básicamente los censos de la época, en cada iglesia fundaron una junta de vacunación para que no se quedara nadie sin recibir el remedio. Y así fueron haciendo, pueblo a pueblo, aldea a aldea. A pie.

Algo menos de dos siglos después, en 1990, la OMS consideró mundialmente erradicada la viruela. Zendan, Balmis y Salvany fueron quienes dieron ese primer paso para conseguir que la enfermedad, fuera la primera que la humanidad erradicaba.

Y esta, amados lectores, puede que haya sido la mayor aportación de España a la ciencia, inventarse la vacunación generalizada... y ha habido unas cuantas aportaciones a la ciencia, créanme.

Hoy, la operación que el ejército español ha montado para ayudar en la lucha contra el coronavirus ha sido bautizada como aquel de los suyos, aquel de los nuestros: Balmis, Operacion Balmis. Y eso es todo.


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