• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

El negocio de la solidaridad de la izquierda en Navarra

Por Javier Ancín

Con un décimo de lo que gastan las ong's, cualquier grupo de monjitas multiplican por 100 la capacidad operativa de esas empresas semi públicas/semi privadas de la izquierda. 

Eduardo Santos, Irene Montero y Ione Belarra. ARCHIVO / EFE

Escribía esta semana el periodista Chapu Apaolaza -que había organizado una caravana de furgonetas para traer a niños y mujeres ucranianas que son como de su familia, que son su familia- extrañado por los mensajes que salen desde el Gobierno de Navarra de que no vayan los particulares a la frontera polaca a buscar a sus amigos, que esperen los niños de la guerra que las ong’s los traigan... si los traen. ¿Entonces no debería de haber traído a estas 25 personas, algunas de ellas a Pamplona? Eso es, Txibite y los suyos dicen que no. 

Es mucho lío, se escuda el consejero podemita de Políticas Migratorias y Justicia del gobierno de Txibite. Es decir, os lo traduzco, traéis aquí a esos niños y no solo no los cobramos los de la izquierda sino que hay que trabajar haciendo papeleo para que puedan ir al cole o al médico. Nada, mejor que se queden allí, o sea, expuestos a las bombas y al frío del invierno. 

Me dio que pensar el asunto. ¿El Gobierno de Navarra tan de izquierda y humanitario, bueno por naturaleza, tan superior moralmente haga lo que haga, negándose a que vengan, cuanto antes mejor, niños refugiados a Navarra, por el medio que sea? Qué extraño...

Anda, concluí, en realidad lo que pasa es que están preocupados porque se les ha roto el monopolio del negocio de la solidaridad a la izquierda y lo peor, de forma gratuita, que gente como Chapu van con su dinero particular a rescatar de la guerra a sus seres queridos. Sin negocio no hay Refugees Welcome para la rojeras. Qué cosas.

La izquierda vende solidaridad, y carísima, como otros venden yogures, tornillos, camisas o cortes de pelo. La solidaridad como una forma de vida para el izquierdista, no como ayuda al prójimo desinteresada. En Navarra, en el resto de España sospecho que pasa lo mismo, das una patada a una piedra y hay siempre mil ong’s debajo. Esa inflación de empresas de la solidaridad no es casual, si las hay es porque el dinero público fluye que da gusto

Hace años se sentaron los de izquierda y dijeron, ¿cómo podemos ganarnos la vida sin currar mucho, transfiriendo dinero público a nuestra oficina barra bolsillo, es decir, sin buscar clientes que nos paguen y que pueda fracasar nuestra empresa, sin que nos acusen de corrupción y que además nos aplaudan socialmente porque estamos haciendo supuestamente el bien? ¿Qué producto podemos vender que siempre esté de moda y que no fluctúe su demanda como otros, yo qué sé, los helados o los turrones -más de temporada-, que siempre seamos necesarios y que tampoco nos hagan muchas preguntas los fachas

Eureka. Nosotros vendemos el bien, con mayúsculas, la solidaridad, saquémosle pasta a ese mantra. Y se inventaron las ong’s para que no les faltara nunca un sueldo, en realidad siempre público, con el que ir viviendo. Si particulares traen a sus amigos y familiares gratis de la frontera polaca, se les jode el negocio a todas esas ong's

Con un décimo de lo que gastan las ong's, cualquier grupo de monjitas multiplican por 100 la capacidad operativa de esas empresas semi públicas/semi privadas de la izquierda. Ellas cobran en parcelas celestiales futuras, es decir, que lo hacen gratis en este planeta, en cambio la izquierda lo cobra en euros de los de este mundo, de los que luego pagan mariscadas y demás placeres terrenales. 

La izquierda es la monetización de la solidaridad, la mercantilización de los valores humanos que deberían ser más dignos, intocables, más puros. Cling, cling, caja. Necesitan pobres y refugiados, reales o irreales, eso da lo mismo, carne humana trajinada al peso como materia prima para su bisnes. Y eso es todo.


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