• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Por fin me he exiliado

Por Javier Ancín

Estas cosas sabemos cómo empiezan, unos señalan, muchos, todos... sube la espuma, continúan las amenazas, muchas, todas... y a ver si alguno se anima a traspasar la línea del acoso por algo mucho más grave.

Escuela Turó del Drac de Canet de Mar (Barcelona). EFE/Alejandro García

Querido diario, nunca sabes cuando puede cambiar tu suerte. Si el anterior escrito todo era musgo, fue coger una llamada, luego la maleta y por último el coche, traspasar la barrera de ventisca de Zuasti -qué forma de nevar, parecía la tormenta desatada en el Show de Truman para que Truman desistiera y no continuara su singladura hacia el mundo real -, y largarme a ver vida. Al fin, de tanto insistirme, me he exiliado. Parto rumbo a Madrid. Tengo reserva de hotel para unos días. 

‘El exilio fue una fiesta’ titulaba Carlos Semprún Maura, el hermano bueno, sus memorias parisinas. Un libro divertido donde explica lo que nadie quiere ver, que fuera, cuando dejas atrás los vahos recios de la identidad, se abre un futuro delicioso de champanes y labios carnosos, frívolo, que da gusto descender por él. O ascender, que Madrid se ha llenado de bares en las azoteas, como dese donde escribo, acercándome a los escritores que quiero sino desde mi incapacidad literaria con la tecla, al menos compartiendo cócteles favoritos. 

Un Dry Martini que saborearlo es como meterte dentro de una conversación entre Garci y Manuel Alcántara. O un Negroni, que se te pone esa mirada como a Gistau, afilada, achinando los ojos, como para sacarle jugo al mundo hasta que no de más. 

Abajo se ve la gran vía iluminada, como un vaso sanguíneo transparente por el que circula el oxígeno de la ciudad y yo no puedo sentirme más feliz como exiliado. Vete, pírate, largo, si no te gusta te vas, pues bien, aberchándales míos, ya me ido. Podéis abrir una cuenta cero para recolectar donativos y que mi exilio dure cuanto más mejor. Yo soy un exiliado feliz y en el Madrid de Ayuso además de feliz me siento bastante libre -no era sólo un eslogan publicitario-, para qué os voy a mentir.

De todas formas esto del irte tiene su cosa, porque hay gente que no quiere irse. Como esa familia catalana que ha decidido que de su casa no le echan y ha pedido que se cumpla la sentencia por la que su hijo puede estudiar el 25% de las asignaturas en español... es decir, y el 75% en catalán, que intencionadamente siempre se olvida este dato, como si fuera una guerra del español contra el catalán. 

En su caso los vete, pírate, si no te gusta te largas no han surgido efecto y han decidido defender su posición, pelear por los derechos de su hijo y meterse en un follón contra todo el sistema de aúpa. No sé quiénes son pero sí sé qué son: unos valientes. Toda la inmensa maquinaria que posee el aberchandalismo catalán se ha puesto en pie en cuanto han detectado a estos dos disidentes, se ha cargado de la munición más nauseabunda y, sabiendo que contra la firmeza de esa madre y ese padre solitarios no podían hacer nada, han decidido poner en el punto de mira de su ira, odio y violencia al niño de parvulitos. Las instituciones catalanas y la inmensa mayoría de su sociedad, tan enferma de nacionalismo como ellas, le ha declarado la guerra a un niño de cinco años. Telita.

Adultos, algunos incluso ligados a sueldos públicos, se han lanzado a los altavoces habituales a destrozarle: hagámosle el vacío en el colegio, que nadie le dirija la palabra, montémosle un apartheid, chillaba una chalada, al modo del salvaje régimen sudafricano de segregación de personas. Apedreemos su casa, clamaba ciego de oído con la cara cascada y podrida, un tipo que por lo que se ve daba clases en la universidad. Así está el tema.

Estas cosas sabemos cómo empiezan, unos señalan, muchos, todos... sube la espuma, continúan las amenazas, muchas, todas... y a ver si alguno se anima a traspasar la línea del acoso por algo mucho más grave, que nadie quiere pero que todos en su fuero interno desean oscuramente. Luego se llenarán afligidos de condenas. Lo hemos visto mil veces. Nosotros no queríamos que le pasara nada al niño. Condenamos la violencia venga de donde venga

Y el mensaje habrá sido lanzado. Ojito con que nadie ose tocar nuestro sistema lazi de nuevo. Mira cómo han acabado estos, que nadie les ha sacado la cara. Además, tenemos el apoyo hasta de Sánchez y su PSOE. ¿Alguien ha odio al presidente del gobierno amparar al crío? No. Es más, su PSOE ha votado ya en unos cuantos ayuntamientos catalanes contra el derecho de es niño a recibir sus clases de la forma en la que dicta la sentencia judicial. Y eso es todo 


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Por fin me he exiliado