• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

El cuatripartito vasco descarrila en Navarra

Por Javier Ancín

Que los que mandan en Navarra no desean el progreso de esta tierra, negándose a la construcción de un tren de alta velocidad hoy, y cualquier otra cosa mañana, es un hecho incuestionable.

La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos (i), y el alcalde de Pamplona Joseba Asirón (2i), durante un acto realizado en el Palacio de Navarra. EFE/Jesús Diges
La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, y el alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, junto a otros miembros del cuatripartito en Navarra. EFE/Jesús Diges

Ya solo los muy euskotrolles, esos que no tienen vergüenza de negar lo obvio, es de noche aunque el sol brilla, por ejemplo, son capaces de salir a la palestra a defender este sindiós de gobierno multipartito, en mil pedazos, que nos ha caído como una plaga sabínica encima.

A los batasunos el tren les pone de los nervios porque todo lo que sea infraestructuras para que Navarra mejore lo odian. Ellos a lo suyo, a oponerse como siempre a todo lo que signifique que navarra esté conectada con el mundo, a que Navarra sea una tierra moderna y ágil.

Todo lo que no sea encapsular a Navarra en una bola de cristal de las las que cuando las agitas, nieva, en un eterno e inútil invierno, como la que rueda al comienzo de la película Ciudadano Kane, no lo contemplan. Para un batasuno somos el gorila aquel albino que había en el zoo de Barcelona, Copito, al que enseñar a sus visitas si bien no con orgullo, porque es imposible sentir orgullo mostrando la languidez de un secuestrado en su jaula (a lo mejor me he precipitado en este juicio...), sí con la devoción (atención, spoiler) con la que Norman Bates conservaba la momia de su madre en la Psicosis de Hitchcock..

Podemos tampoco quiere el tren, pero lo intenta disimular con el peregrino argumento de que las mercancías que van por raíles tienen que tener el mismo tratamiento que las personas que usan el tren. Es decir, el tránsito de capitales, el mercado, esa cosa de ricos y para ricos, por encima en este caso de las necesidades de desplazamiento de las personas. Yo ya con estos anticapitalistas no entiendo nada. Son como los que se dicen veganos y se ponen doblados a bocatas de jamón. Viva el mal, viva el capital y viva el marisco de interior. Estamos en manos de orates pata negra.

Luego está Barkos, vicepresidenta con peaje de Urkullu en la sombra, que es quien manda, a la que el tren le importa un higo. Si quisiera tren lo sacaba adelante con los navarristas y aquí paz y después ancho de vía europeo, pero a Barkos solo le interesa mantener el sillón a toda costa y que el PNV, el partido nacionalista vizcaíno, siga deteniendo cualquier movimiento modernizador en nuestra comunidad foral de Navarra.

El nacionalismo vasco necesita una Navarra atrasada para que no compitamos con ellos en absolutamente nada y a la que echar el guante en cuanto nos despistemos para multiplicar por dos su exiguo territorio vasco actual. Solo somos como los humanos para los lagartos de la serie V, carnaza para la despensa de su nave nodriza.

De maese Nuin, cada vez más lento, con ese andar como de otra época, pausado, como al borde del ataque de asma siempre, medio mudo hace tiempo, supongo que por lo que aboga es por la yunta de bueyes con carromato, como los Amish por Utah. La velocidad con él no va. Supongo que propondrá la bici, como siempre y para todo, aunque a él, rojo pero con perfil de mosén de parroquia aragonesa recia, no me lo imagine ni en una estática por las mañanas para darle un poco de actividad al cuerpo.

El caso es que tren tampoco lo quiere, como hay Stalin que no. Con lo a gusto que se está en casa, y el padrecito Lenin en la de todos, qué necesidad habrá de meterse en líos de ir de viaje a ninguna parte. Eso es de malditos burgueses. Tourist go home. Welcome refugies.

¿Y si al refugiado, una vez instalado aquí, le da por querer hacer turismo para conocer esto, generaría una paradoja espacio temporal que destruiría por sí sola a toda la izquierda buenista? Je. Otro día lo hablamos con calma y risas.

Conclusión, el AVE  no lo quiere ninguno de los del cuatripartito nacionalista que chupa del frasco en Navarra. Somos la única comunidad que su gobierno no desea que haya una línea de alta velocidad. Maravilloso. A ver si el Quijote era en realidad de un lugar entre Santesteban e Ituren, y en vez de ir con la jofaina en la cocorota, llevaba cencerros en el culo. Todas las demás autonomías están equivocadas menos la nuestra. Ya.

Parecemos esos suicidas de autovía, en euskera autobia, que piensan que los pirados son el resto con los que se cruzan de frente y pitan. Qué manicomio foral tenemos, amigos, qué manicomio. Ay. Y eso es todo.


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