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Opinión / A mí no me líe

La complicidad del nacionalismo vasco con ETA

Por Javier Ancín

Y entonces ETA, punta de lanza del nacionalismo vasco, que parece que son una burbuja ajena a la realidad, dice que se va a disolver.

La Presidenta de Navarra, Uxue Barkos, pasa tras los parlamentarios de EH Bildu, Bakartxo Ruíz y Adolfo Araiz. PABLO LASAOSA
La Presidenta de Navarra, Uxue Barkos, pasa tras los parlamentarios de EH Bildu, Bakartxo Ruíz y Adolfo Araiz. PABLO LASAOSA

Anuncio que a mí, me importa un pimiento de Guernica, que es precisamente por lo que nos han matado, dicen, Guernica, la Legión Cóndor y tal, el bombardeo. Oye, cojonudo, como justificación a sus masacres me parece que es lo más demencial que he leído en mi jodida vida.

Te reviento un Hipercor porque unos alemanes, ya ni de Franco hablan, les dio por ensayar en España la salvajada que tenían montada para la Segunda Guerra Mundial y se cargaron a 126 en la villa vizcaína a bombazos desde el aire.

Espero que esta vez no me llamen nazi, porque esto lo escribo con mi gorra antifascista de la 82.ª División Aerotransportada puesta, comprada en Sainte-Mère-Église cuando estuve por allí un 6 de junio de 2014. Ojito a la fecha. 70 aniversario del día D contra el fascismo.

Majaderías de estos majaderos aparte, todo lo que no sea pasar por el juzgado y confesar los más de 300 crímenes sin resolver, es una pérdida de tiempo. Estos comunicados son solo monsergas exclusivamente para masajearse su puñetero ego ya bastante chocho.

Y entre tanta palabra desquiciada, piden perdón, cuidado, como si esa trampa del cristianismo nos afectará a los ateos. El perdón, digo. Como no sea esto la cuota de responsabilidad de la Iglesia vasca en toda esta mierda, que tiene telita, no lo entiendo. A mí es que el perdón me la trae al fresco y la Iglesia ya, desde que han confesado sin rubor alguno su complicidad con los terroristas nacionalistas vascos, ni te cuento.

Perdón, pero solo a algunos, no se sabe muy bien a quién, pero quieren que les perdonemos todos, todo. Eso del perdón siempre me ha parecido un subterfugio rancio para no asumir que lo que tienes que hacer es arrepentirte ante ti y penar tus culpas solito. A mí no me pidas tu redención y menos, asesino, cuando no puedes redimir de ninguna de las formas posibles todo el mal que has causado a tanta gente.

Al final eso del perdón es una artimaña para cargar el peso en la víctima, intentar de nuevo que quede mal, el algo habrá hecho de siempre que tanto les gustaba soltar a sus bases nacionalistas vascas cuando veían un cadáver en la acera. Si no acepta el perdón será un miserable al que le falta generosidad. El ‘algo habrá hecho’, ahora las bases nacionalistas vascas lo han sustituido por el que ‘añoras los tiempos de ETA’ si no perdonas.

El nacionalismo vasco lo que tendría que hacer para arrepentirse, es renunciar a su ideología los mismos cuarenta años que han estado actuando en su nombre, para que de verdad todos veamos que no han sido unos eficaces recolectores de nueces. Y no tanto reclamar perdón y olvido a las víctimas, a la sociedad entera, como si estuviera en nuestro tejado devolver el karma al universo de tanto mal causado por ellos.

Perdonar es un asunto privado y allá cada cual. Olvidar ya no es tan privado porque se lo vamos a recordar públicamente lo que han hecho, lo que nos han hecho, cómo nos han destrozado como sociedad, cómo durante los últimos cuarenta años, se han dedicado exclusivamente a dinamitar la democracia que estábamos creando entre todos. Cada día de los próximos cuarenta años vamos a recordárselo.

Si el nacionalismo vasco no renuncia a su ideología durante el mismo tiempo que han estado matando en su nombre para conseguir los mismos réditos políticos que ellos, solo serán para la historia unos cómplices de esa estrategia de terror para conseguir ese fin político compartido. Y eso es todo.


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La complicidad del nacionalismo vasco con ETA