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Opinión / A mí no me líe

Comerciante, el alcalde de Pamplona ni te quiere ni te cree

Por Javier Ancín

Empiezo a sospechar que el alcalde Asiron quiere, desea, se muere de ganas por demoler el monumento a los caídos para que no terminen poniéndole su nombre.

GRAF3739. ANSOÁIN (NAVARRA), 03/02/2018.- El alcalde de Pamplona Joseba Asirón, durante su intervención hoy en un acto político de la izquierda abertzale celebrado en la localidad navarra de Ansoáin, donde ha insistido en que no han llegado a las instituciones para ser una "mera anécdota" de cuatro años, sino que su objetivo es "exprimir el cambio hasta la última gota". EFE/Jesús Diges
El alcalde de Pamplona Joseba Asirón, en un reciente acto de Bildu. EFE/Jesús Diges

Está haciendo méritos el Kaudillo. El último, hacerle la oposición a la ciudadanía, a los comerciantes, desde la poltrona de su Pardo mental del decreto y mando particular. Que desde el poder y sus mamandurrios se dediquen a reprimir la legítima libertad de protesta de la ciudadanía es una fascistada como el mentón del Duce de grande.

Lo confesó el batasuno alavés Sabino Cuadra -que no sé qué cargo tiene en Pamplona pero se pega la vida mariposeando por aquí- el otro día. Apretó el bloqueo de mayúsculas, escribió su apellido en grande y sin salir de él, le puso un guión como un tiro y rebuznó, escribiendo en el aire: la calle es nuestra y ojito quien tenga cojones de oponerse a nosotros que somos el kanbio y ya sabes lo,que significa eso.

Poco más o menos. Y entonces cortó el aliento a todos esos ciudadanos que padecen las majaderías de un ayuntamiento de batasunos de todos los partidos del cuatripartito, porque los había puesto en la diana, así, sin despeinarse.

El método es sencillo y antiguo. Cuando un gobernante tiene problemas elige un grupo donde volcar toda su fantasía negra y putrefacta y hala, ya solo tiene que dárselo a oler a sus manadas para que ataquen.

El grado de euskofascismo al que estamos llegando en Pamplona solo es comparable a lo que hemos leído en los libros de historia. La calle es suya, como se gritó en otras dictaduras, rebuznan hoy. Y a ello se aplican los ejecutivos del euskorrégimen. A tomar la calle al asalto y a hacer callar a los discrepantes. Si Franco, dictador que a mí me habría fusilado seguro, tenía su chivo expiatorio en la conjura judeo-masónica, los batasunos del cuatripartito han cogido este cuarto de hora, mañana será otro, de enemigo supremo a los comerciantes que les dicen que ojo, que esto no va bien, que lo que han hecho y con esa impermeabilización, no les favorece. No hay como buscarse un enemigo para apretar las filas propias.

Una vez colocados en la diana, los comerciantes han empezado a sufrir las visitas intimidatorias a sus negocios, sus medios de vida, de las manadas, para que se callen. Y los que lo han contado, asustados, porque destrozar es tan sencillo como meterle una pedrada al escaparate y salir corriendo, solo han recibido despreció por parte del alcalde Asiron.

Mentirijillas, dice, sin pararse un segundo a preguntarse qué está pasando en la ciudad de la que cobra un pastón como mandamás. Mentirijillas, como si el diminutivo quitara gravedad al hecho de las amenazas euskofascistas: te voy a dar una galletita en los morritos y a destrozarte los cristalitos de tu negocito de mierdecita como no quites los cartelito. Así estamos en esta jaula de grillos que es la Irroña batasuna del cuatripartito, con los matones de camiseta parda-azul-euskomahon campando a su aire.

#Yotecreo, comerciante, que los simpatizantes batasunos amenazan, básicamente porque a mí cuando tenía el Facebook abierto me breaban a amenazas continuamente y era un auténtico coñazo. Menuda sarta de burradas he tenido que leer. Con mis colegas tenía un ranking de los más cafres, algunos con foto y todo. Otros no, claro, otros eran anónimos, que es feo decirte que te van a matar con nombre, sandalias, apellidos, riñonera, la foto de la parienta, porque ellos hablan mucho así, la parienta y tal, y del hijo que le penka, con ka, siete en la ikastola.

De eso también hablan mucho. Divertidísimo porque yo solo tengo que perder un cuerpo-escombro y no el modo de vida con el que ellos dan de comer a sus familias. Si yo tuviera una tienda en lo viejo y una familia que mantener también callaría, pero no la tengo y a mí me la pela ya en realidad todo, amenazas incluidas.

Asiron con sus “mentirijillas” les ha plantado a los comerciantes el hashtag en la frente #yonotecreo que además de ser una canallada es muy peligroso. Pero cómo te va a pegar, con lo que te quiere, mujer. Mentirijillas, eso son mentirijillas. Venga, tú a agachar la cabeza y a callar y a seguir sin rechistar. Como para denunciar... si el jefe de la policía municipal te dice que mientes. Y eso es todo.


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Comerciante, el alcalde de Pamplona ni te quiere ni te cree