• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Clara Campoamor molesta al nacionalismo vasco

Por Javier Ancín

La realidad es que el nacionalismo con las mujeres nunca ha tenido una relación muy sana y si además es española, la tormenta es perfecta para no tener ni que ocultar su desdén hacia Campoamor.

El presidente del PNV Andoni Ortuzar durante su intervención en la celebración del Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca), este domingo. El PNV celebra el Aberri Eguna con un acto en el marco de la Asamblea Nacional Ordinaria del partido. EFE/Javier Zorrilla
El presidente del PNV Andoni Ortuzar durante su intervención en la celebración del Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca). EFE/Javier Zorrilla

Es pequeño y abigarrado, como todo en San Sebastián. Aquí la orografía manda y se aprovecha cada palmo de tierra. Mientras paseas por su calles -los cementerios también tienen calles- ves casas que dan a las lápidas, se escucha el rumor del tráfico lejano y cuando llegué yo, también los gritos de niños de un colegio cercano que estaban jugando en el patio, fusionando vida y muerte de una manera sorprendentemente natural. 

A Polloe se sube al cielo casi de forma literal porque está en lo alto de una cuesta muy empinada. No se ve el mar pero se ve el azul inmenso sobre tu cabeza. No parece un mal sitio para hacerse eterno.

Tenía ganas de venir aquí desde hace mucho y la negativa de este pasado lunes de asistir a su homenaje en el congreso de los diputados del PNV y del partido de la ETA y aprovechando que hoy, cuando ustedes lean esto, es 14 de abril, me animaron a coger el coche, buscar la tumba número 65-66 de la calle Nuestra señora de Juncal, para escribir a los pies del casi anónimo mausoleo donde descansa la artífice de que las mujeres pudieran votar en España, una de los nuestros, Clara Campoamor.

En su tiempo vital, a Clara Campoamor no la quisieron ni las derechas ni las izquierdas, los unos porque no era de los suyos y los otros porque le hacían responsable de que concediendo el voto a las mujeres, estas habían votado en masa a la CEDA, permitiendo que accediera al poder de la república. Campoamor es esa tercera España que muchos anhelamos.

Sabía que el PNV y partido de la ETA la despreciaban en el presente pero pensaba que disimularían más ante la feminista más importante que ha tenido la historia de España. 

La realidad es que el nacionalismo con las mujeres nunca ha tenido una relación muy sana y si además es española, la tormenta es perfecta para no tener ni que ocultar su desdén hacia Campoamor.

Los aberchándales a la mujer solo la quieren para planchar ikurriñas o para homenajear a sus asesinos, que la ETA es el grupo organizado que más mujeres ha asesinado en democracia. El PNV nunca, se dice pronto, ha tenido una candidata mujer a alcaldesa de cualquiera de las tres capitales vascas, ni ha tenido a una mujer de diputada general de ninguna de sus tres provincias, ni desde luego, ha tenido candidata femenina a presidir el gobierno vasco. Para completar el cuadro, la ETA, en un acto feminista sin precedentes, llegó a tener un ejército de putillas para aliviar la entrepierna a sus pistoleros en la cárceles. No se conoce que hubiera putillos para las presas.

La vasca siempre ha sido una sociedad terriblemente machista y la cosa no mejora por lo que se ve. Los nacionalistas se inventaron eso del matriarcado vasco para hacernos creer que la mujer manda mucho... pero en la cocina, que en la sociedad, en la tribu de Aitor, siguen mandando los hombres, como ha sido siempre.

Por eso he querido venir a San Sebastián hoy, día de la segunda república española, para no dejarle sola entre esta ideología que la desprecia y en esta tumba modesta, no destaca entre decenas iguales, depositar un ejemplar pequeñito que tenía de la constitución del 78 en señal de agradecimiento y volver tranquilamente al mundo del sufragio universal -un ser humano, un voto- que disfrutamos ahora en España. Y eso es todo.


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Clara Campoamor molesta al nacionalismo vasco