• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Chivite quiere liderar la tribu vasca

Por Javier Ancín

¿Qué tiene de progresista pactar con partidos con ideología nacionalista vasca, esa ideología rancia y criminal del siglo XIX y que más muertes ha causado en el siglo XXI?

La candidata del PSN a la Presidencia del Gobierno de Navarra, María Chivite, celebra los resultados electorales de su formación. IÑIGO ALZUGARAY
La candidata del PSN a la Presidencia del Gobierno de Navarra, María Chivite, celebra los resultados electorales de su formación. IÑIGO ALZUGARAY

Chivite anda como loca por pillar poltrona y para ello hace lo que siempre se hace en estos casos, jugar al trile con la opinión pública para ver si cuela su objetivo. La bolita con la que quiere despistar a los incautos es con lo de progresista, que en realidad no significa nada... o significa demasiado: trincar poder a toda costa.

“Quiero liderar un gobierno progresista” anda soltando todo el rato la lideresa del PSOE en Navarra. La perversión que intenta hacer rodar es la de siempre: ¿quién puede oponerse al progreso? Nadie es la respuesta lógica, he ahí la trampa.

Pero la pregunta adecuada, en todo caso, sería otra. Asumiendo el concepto, ¿qué tiene de progresista pactar con partidos con ideología nacionalista vasca, esa ideología rancia y criminal del siglo XIX y que más muertes ha causado en el siglo XXI en España? Solo en el año 2 000 el terrorismo nacionalista vasco causó 23 asesinatos. El progreso es volver al regreso: a la gruta, a la tribu...

Eso si progresista significara algo, pero en realidad no significa nada, solo es un concepto que pretende alterar la percepción de la realidad para facilitar un fin en segundo plano, oculto. Pillar poltrona para la señora Chivite sin que nadie muestre oposición al monstruo de gobierno resultante, volviendo a lo que ya hemos comentado: ¿quién puede oponerse a un gobierno progresista?

Hagan la prueba, pongan a trabajar el adjetivo llevándolo al extremo y comprenderán entonces lo que quiero decir. Si escribes pena de muerte, a secas, es una monstruosidad. Si a la pena de muerte le adosas lo de progresista ya no es cien por cien monstruoso, ya se le abren grietas al concepto por las que las almas cándidas se colará: bueno, si es una pena de muerte progresista tan mala no será...

Con social ocurre lo mismo, por cierto, las penas de muerte sociales tienen menos connotaciones negativas que las penas de muerte a secas.  En cualquier caso la pena de muerte es pena de muerte.

Esto, en todo caso, si en Navarra operara la división tradicional entre izquierda y derecha, pero es que en Navarra esa división no existe. La sociedad en Navarra está dividida entre nacionalistas vascos que más o menos es un tercio y el no nacionalismo vasco, que más o menos somos dos tercios.

Chivite, acordando el apoyo del ultraderechista Peneuve y pactando con el partido ultraetarraista Bildu la abstención que le haga presidenta, se coloca automáticamente en el bloque del nacionalismo vasco: el partido socialista nacionalista vasco. En eso convierte al P(S)NV la señora Chivite con esta jugada que busca trincar el poder a cualquier precio.

Negociando con partidos que solo quieren romper el estado para imponer su tribu, incluso a tiros, no te convierte en buscadora del progreso, Chivite. Ninguna tribu busca el progreso. Las tribus, en contraposición al concepto igualitario de ciudadanía, buscan el privilegio sobre la tribu de al lado. Y que sin estado, socialistas, que os quede claro, no hay estado del bienestar. Y eso es todo.


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