• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Chivite, la antipresidenta de Navarra

Por Javier Ancín

Txibite es un peón obediente que Sánchez tiene en Navarra y que mueve a su antojo, según sus intereses personales, para no perder la Moncloa.

Que Txibite no gobierna para Navarra hace tiempo que se sabe. Txibite a lo que se dedica es a gobernar para lo que le mande Sánchez desde Ferraz. Ejecuta los deseos del jefe, pone la mano para recibir el sueldo y a darle al bricolaje, que en estos años locos que hemos vivido, la foto más afanosa que hemos visto de ella es darle a la lija y a la madera en el jardín de su casa.

Ser obediente tiene sus ventajas, no hay que pensar en nada, no hay que buscar soluciones a ningún problema y así nunca molestas a quien puede quitarte de las listas. Tú obedece al partido y todo te irá bien, no te meterás en mayores jaleos.

Napoleón decía que obedecer es lo fácil, lo instintivo. Por eso se obedece, porque no hace falta ni pensar, surge solo, está en la naturaleza humana. Donde empiezan los problemas es cuando reflexionas, porque la reflexión tarde o temprano te lleva a amotinarte. 

La cita esta del emperador francés Txibite no la conocerá pero su espíritu lo practica a la perfección. No reflexiones, no pienses, obedece. Te irá mejor si no piensas, pensar tarde o temprano te llevaría a sublevarte, es decir, en su caso, a poner en peligro su medio de vida. Ella en la política solo está para cobrar sirviendo a su PSOE. No quiere movidas. 

Txibite es un peón obediente, valga la redundancia, que Sánchez tiene en Navarra y que mueve a su antojo, según sus intereses personales, para no perder la Moncloa. El otro día Sánchez se cachondeaba diciendo que solo le faltaba sufrir una invasión zombi, nosotros en Navarra, que no nos privamos de ninguna desgracia, ya tenemos una presidenta zombi. 

Navarra tiene dos palancas que, bien jugadas, podrían poner muy nerviosos a los socios nacionalistas catalanes y vascos de Sánchez. Por un lado la política fiscal, poseemos la capacidad de competir con Euskadi al tener hacienda propia, y por otro una fábrica del grupo Volkswagen que siempre ha sido mirada con recelo desde Martorell, no vaya a ser que le quitemos cuota de negocio al mundo lazi.

Esta semana esas dos palancas se han quedado quietas. 

Los mismos partidos que gobiernan en Navarra, la PSOE y los aberchándales, en Euskadi han decidido deflactar el IRPF, es decir, bajar los impuestos a los vascos, y en Navarra -los mismos partidos, repetimos- lo contrario, dejar que nos ahoguemos en ellos con una inflación desbocada de más de dos cifras. Txibite calla, Txibite obedece

De las dos fabricas que tiene el grupo Volkswagen en España la PSOE hace tiempo que decidió priorizar la de Cataluña. Es decir, que si hay que perder empleos, como va a ocurrir con la implantación del coche eléctrico, que mejor que se queden sin trabajo los navarros que los catalanes. Sánchez necesita los votos de los lazis y ante esta maniobra de su jefe, Txibite que no quiere jaleos, vuelve a callar y vuelve a obedecer

Y tranquilidad, navarros, ante todo mucha tranquilidad y mucha calma, que más se perdió en Cuba y volvieron silbando. Txibite cuando deje de ser presidenta de Navarra acabará en el senado y ahí os las den todas, el salchucho para vosotros, que ella ya tiene su salida asegurada, es decir, su sueldico majo al mes disfrutando de Madrid, que es su único horizonte desde que entró en política, hace ya también un porrón de años. Y eso es todo. 


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Chivite, la antipresidenta de Navarra