• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

La carga pública Ainhoa Aznarez

Por Javier Ancín

A Aznarez siempre le han gustado estos jueguitos infantiles del lenguaje y darles categoría intelectual elevada, como de intrépido acto de una lucha que puede costarle, yo qué sé... la vida, como mínimo. La vidorra.

La presidenta del Parlamento Foral, Ainhoa Aznárez, se dirige a la reunión que ha mantenido la Mesa y Junta de Portavoces del Parlamento Foral. EFE/Jesús Diges
La presidenta del Parlamento Foral, Ainhoa Aznárez, se dirige a la reunión que ha mantenido la Mesa y Junta de Portavoces del Parlamento Foral. EFE/Jesús Diges

Comenzó la legislatura con las fotos de la podemita Aznarez -la Aznarez, para que no se enfade por negarle el artículo femenino que la describa como mujer, no vayamos a no darnos cuenta de ello- bebiendo directamente a morro de un dispensador de cerveza y terminó quejándose también Aznarez, con voz titubeante, pastosa, del poder opresivo hasta de la letra e.

Ella quiere la a, todo lo que no sea la a, como mujer, le ofende. El otro día iba conduciendo y le oí quejándose en la radio de que le llamaban señora presidente y que a lo único que aspiraba ya en la vida es a repetir cargo en la presidencia del parlamento para que le llamen señora presidenta. Y para cobrar, claro, mucho, de todes nosostres pero eso no lo dijo. Eso se da por sobrentendido. Lo de cobrar, digo. Para cobrar no hay problema con las vocales y vocalas.

¿Qué tiene de de malo la e? ¿Ya hemos llegado a ese punto en el que la e es también machirula? Comenzaron persiguiendo la neutra o y ya están por la e... la inclusiva e, atormentándola. Presidente mal, presidenta bien. ¿Presidenta y presidento será lo óptimo para Aznarez la siguiente legislatura si, Dios no lo quiera, repite cargo público? ¿O mejor Aznarez quiere que le llamemos carga pública? La carga pública Aznarez quiere que le llamen presidenta. Ojalá, por el bien de todos, que no le llamen ni por el móvil.

A Aznarez siempre le han gustado estos jueguitos infantiles del lenguaje y darles categoría intelectual elevada, como de intrépido acto de una lucha que puede costarle, yo qué sé... la vida, como mínimo. La vidorra.

Recuerdo cuando seguía algo del aburrido tuiter foral, ese tuiter endogámico a juego con la propia sociedad navarra que ha linchado y perdonado, en una misma maniobra y por los mismos, a un periodista miedoso por una gilipollez. Una gilipollez más blanca que los calzoncillos y camisetas de tirantes de algodón gordo Abanderado que Koldo Martínez está metiendo, qué ganas tiene de largarse a Madrid y dejar este bebedero patos que es Irroña, no en la malEta que eso el nacionalismo vasco no usa, sino en el baúl (toma Aznarez, otro para tu colección, mira qué fácil es hacerlos).

Decía que en tuiter, Aznarez, usaba como dirección de su perfil un juego de palabras con su apellido: AznarEZ. Curioso ese afán más que por auto afirmarse con su nombre -hacerse persona individual, única-, significarse primero contra algo con él: Aznar Ez. Tiembla Josemari, que Ainhoa te tiene rodeado.

¿La señora presidente dice amante y amanta, por ejemplo? ¿Primate y primata? No, porque esto no va de lenguaje, va de majadería. La dementa y de fresa presidenta del parlamento de vivir de las navarrentas. De eso va. De repetir nómina otros cuatro años. 56 nóminas al buche. A unos 6000€ cada una, más de 330.000 euros. La mitad de la unidad de medida que se usa en Podemos desde hace unos meses: el chalet de Galapagar de su jefe Pablo Iglesias. Y eso es todo.


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La carga pública Ainhoa Aznarez