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Opinión / A mí no me líe

Asirón es un sectario

Por Javier Ancín

El alcalde de Pamplona no acude a la misa de San Fermín alegando que las instituciones son laicas.

GRAF6050. PAMPLONA (ESPAÑA), 08/07/2018.- El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón (3i) junto a la presidenta del Parlamento Foral Ainhoa Aznarez (2d) y la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales del Gobierno de Navarra, Ana Ollo (3d), se han sumado hoy junto a cientos de personas a la convocatoria de colectivo Sanfermines 78 Gogoan para rendir un homenaje a todas las personas que resultaron afectadas en los sucesos de los sanfermines de 1978, en especial al fallecido Germán Rodríguez y a quienes resultaron heridos, seis de bala. Este ha sido el acto principal de hoy en recuerdo de aquellos incidentes que se desencadenaron hace ya 40 años tras entrar la Policía Nacional en la plaza de toros durante la corrida del día 8 de julio por la presencia de una pancarta que pedía la amnistía. En él han intervenido personas y colectivos que fueron testigos y víctimas de aquellos hechos, referentes actuales en recuperación de la memoria histórica. EFE/Jesús Diges
El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón (3i) junto a la presidenta del Parlamento Foral, Ainhoa Aznarez (2d), y la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales del Gobierno de Navarra, Ana Ollo (3d), se han sumado a la convocatoria deL colectivo Sanfermines 78 Gogoan para rendir un homenaje a todas las personas que resultaron afectadas en los sucesos de los Sanfermines de 1978. EFE/Jesús Diges

¿Qué día es hoy? No estoy seguro. Día 8 de julio pone en el periódico cuando entro en la web a ver qué ha pasado en el mundo. O lo que es lo mismo, el día de la marmota sanferminera, que ya nada cambia hasta que esto eche el cierre el 14 con el Pobre de mí.

Todo es igual. Leo los conciertos del día, a ver si hay algo que me motive para coger el coche y acercarme pero nada. Agua. Las mismas caras, los mismos gestos. Cuando desperté Berri Txarrak seguía ahí, tocando en Pamplona a costa del ayuntamiento una vez más. Siempre lo mismo, mierda de ciudad.

Casi mejor que los hagan funcionarios y nos saldría más barato que pagarles a todas horas el caché, que seguro que barato no es. Los podrían nombrar la euskotuna oficiala del ayuntamiento. Los cansalmas de Lecumberri ya son como los del cencerro en el culo, que los sacan igual para un roto que para un descosido. Que hay un día de fiesta, pues para la calle y clima-cling-caja. ¿No hay más grupos en Navarra, joder? Qué fácil es ser concejal de Kultura en el ayuntamiento de Pamplona.

Sigo leyendo y veo que, de nuevo, Asiron ha pasado de ir a la misa en San Lorenzo tras la procesión de San Fermín. Otro cansalmas.

El alcalde no quiere ir a misa, es decir, no quiere ir a una manifestación en la que participa parte de la sociedad a la que representa y le paga el sueldo como alcalde de Pamplona. Asirón va a unas manifestaciones, contra la sentencias condenatorias por hostiar a guardias civiles y a sus mujeres de Alsasua, por ejemplo, pero no a una manifestación donde la gente va a honrar alegre y pacíficamente al santo que da nombre a las fiestas de la ciudad.

Alega que hay que respetar la laicidad de las instituciones, respeto que en cambio no muestra cuando desde su alcaldía, poder ejecutivo, ataca sin piedad al poder judicial día sí y día también. Ahí ya el respeto y las instituciones se la soplan bastante. Esa doble moral, ante un mismo hecho tomar decisiones opuestas, es completamente sectaria, pero es que al alcalde la religión no le irá, pero de la secta nacionalista vasca es obispo.

El desprecio hacia los católicos de Pamplona de no querer ir una vez al año a una de sus reuniones no se queda solo en el hecho de no asistir, sino que Asirón va más allá en su humillación hacia esos vecinos que también son de Pamplona.

Una eucaristía no deja de ser para los que somos ateos una celebración en torno a una mesa con pan y vino de un grupo de personas. La mística se la pone cada asistente. Por eso, el alcalde batasuno, para dejar claro que lo que le molesta es que haya gente con unas creencias, para dejar patente que no es un problema de laicidad, si no de humillar a un grupo de personas concreto, se va vestido de alcalde a una sociedad con los feligreses de su secta a almorzar pan y vino entorno a otra mesa. El mensaje es claro: con vosotros como pan y vino siempre, con ellos nunca lo comeré. Así funciona la cabeza de este alcalde de unos pocos que nos ha caído encima como una puta plaga bíblica.

Si no quiere ir a misa haga como yo, copón, que yo ya no voy ni a los funerales, no se meta en política. Pero como alcalde de Pamplona tiene que ir a esa reunión una vez al año lo quiera o no lo quiera, porque la laicidad de las instituciones es otra cosa completamente diferente a dejar de asistir a una reunión de una parte de la ciudad una puñetera vez al año. Y eso es todo.


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