• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Los 50.000 hijos de San Koldo

Por Javier Ancín

Obviemos todo, hasta el peligrosa idea que están intentando colar gobierno de Navarra y batasunos, valga la redundancia: la justicia se debe no a un juez y las leyes sino a la masa que seas capaz de congregar.

Manifestación en apoyo de los detenidos en Alsasua (Navarra) en 2016 por agredir a dos guardias civiles y sus parejas convocada por los familiares de los jóvenes y el colectivo Altsasukoak (10)
Manifestación en apoyo de los detenidos en Alsasua (Navarra) en 2016 por agredir a dos guardias civiles y sus parejas convocada por los familiares de los jóvenes y el colectivo Altsasukoak (10)

Obviemos hasta que el Gobierno de Navarra haya tomado partido en una causa penal por una de las dos partes, curiosamente -lo de curiosamente es una ironía-, por la versión de los victimarios y no de las víctimas. Por obviar, vamos a obviar el monumental atasco de autobuses que se vivió el sábado pasado en Pamplona con los cientos de turistak desembarcados de bocata, cerveza, manifa y de vuelta al pueblo.

Podía hasta hablar del caldo de cultivo de odio en el que viven y nos quieren hacer vivir al resto. O con el hecho de que moler a palos a cuatro personas, como de podridas tiene que tener las almas, les parece de lo más normal del mundo. La típica pelea de bar... y yo me podría preguntar a qué tipo de cuadra van a echar una birra.

Ni a discutir me voy a parar hoy porque uno que es ya más viejo que el hilo negro, sabe dónde está cada cual, en qué lado de la línea, porque nos conocemos muy bien desde hace mucho y que aquí, convencernos, ya no nos vamos a convencer de nada. A los batasunos solo les interesa la propaganda y su descomunal agencia publicitaria que tienen montada desde hace décadas y a la gente como yo, decidir a dónde vamos a ir de vacaciones en verano.

El tema me aburre, porque es una espiral sentimental sin fin, el bucle melancólico, ellos son víctimas hasta cuando linchan salvajemente, pobrecitos, así que me voy a centrar en lo que conozco y me divierte.

Los que curramos en comunicación de grandes eventos -lo de escribir de Irroña a calzón quitado es más por divertir a mis amigos que por otra cosa, y por darme el gustazo de decir a quien quiera leerme lo que me da la real gana-, sabemos que las imágenes de asistentes mienten más que hablan.

Lo sabemos porque hemos tenido que supervisar y hacer fotos para las redes sociales, por ejemplo, o seleccionar las que te proporcionan fotógrafos profesionales para enviar junto con la nota de prensa a todos los medios nacionales y de parte del extranjero: exitazo de público en tal y cual movida que llenaba hasta la bandera, hasta reventar, el recinto, el que sea. Fíjate, fíjate en la foto. Así estaba la plaza... aunque no haya más de veintidós, veintidós, veintidós.

Por eso cuando vi que, ese periódico de escasa venta que avalamos entre todos los navarros para que no cierre porque estaba y está quebrado, abría con una foto a doble página en la portada de la Plaza del Castillo, hábilmente recortada, como las que yo he hecho mil veces, no pude dejar de sonreír.

El descojono me entró cuando me di cuenta de que en el titular ponían 50.000 personas. Pero descojono de caérseme lagrimones. Total, va a colar igual entre sus feligreses, qué más da que sea una trola descomunal, si hace bonito, si nos vale para dar más gasolina a nuestra hoguera. Lo raro es que no digieran que habían ido los míticos, mitológicos, como un unicornio, 100.000 de cada Oiñez. Total, ya vale todo.

Pues bien, nos están diciendo que en la manifestación a favor de los cafres de Alsasua había los mismos inscritos que en la maratón de Nueva York, allí sí que todos con dorsal, sin trampa, sin truco. Hagan la prueba, metan en Google "maratón de Nueva York" y denle a la pestañita de las imágenes.

Esa masa de gente que se ve en cualquier foto dicen estos iluminados que es la misma que se movió por Pamplona para pedir que los cafres de Alsasua puedan linchar en paz en peleas de bar. Comparen fotos. Las que quieran. Échense unas risas con la trola de los 50.000. Y como en la revista La Codorniz, tiemblen después de haber reído, porque en este último año de cuatripartito batasuno que falta de legislatura, nos van a hacer temblar hasta que se nos hiele la sangre en las venas. Y eso es todo.


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Los 50.000 hijos de San Koldo