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Opinión /

La refundación del hacha y la serpiente (VII): la derrota “militar” de ETA

Por Jaime Ignacio del Burgo

El autor analiza en este nuevo capítulo algunos de los puntos clave tras las negociaciones de Loyola, el atentado de la T-4 o la escenificación del final del terror. 

Varios carteles proetarras colocados en el barrio de San Juan de Pamplona exigen el acercamiento de los terroristas CEDIDA
Varios carteles proetarras colocados en el barrio de San Juan de Pamplona exigen el acercamiento de los terroristas CEDIDA

En Loyola, el 31 de octubre de 2006, los comisionados batasunos, socialistas y nacionalistas consiguieron consensuar un documento titulado “Bases para el diálogo y el acuerdo político”. En síntesis, este era su contenido:

-Reconocimiento de la identidad del pueblo vasco (Euskal Herria). Así decía este punto: “Aceptamos que existe una realidad conformada por vínculos sociales, lingüísticos, históricos, económicos y culturales llamada Euskal Herria que se constata en los territorios de Araba, Nafarroa, Bizkaia y Gipuzkoa en el Estado español y Lapurdi, Zuberoa y Baxe-Nafarroa en el Estado francés”.

-Respeto del Estado a las decisiones democráticas adoptadas por la ciudadanía vasca y ausencia de violencia.

-Reconocimiento del euskera como lengua oficial tanto en la Comunidad Autónoma vasca y en Navarra.

-Creación de un Órgano interinstitucional entre la comunidad vasca y Navarra.

-Creación, en el marco de la Unión Europea, de una euroregión integrada por todos los territorios de Euskal Herria: comunidad vasca, Navarra e Iparralde.

-El acuerdo final sería ratificado mediante referéndum de todos los territorios vascos peninsulares.

Además, se fijaba el 2 de diciembre de 2006 como fecha de celebración de una Conferencia de Paz en San Sebastián.

Todo se vino abajo tras el atentado de la T4. Pero Eguiguren y Otegui, con la aquiescencia de Zapatero, no perdieron la esperanza. El Gobierno siguió mandando mensajes a ETA. Uno de ellos fue la negativa en la sesión del 15 de enero de 2007 a reeditar el Pacto Antiterrorista, como proponía el líder del PP, Mariano Rajoy. Días después, los batasunos hicieron pública una nueva propuesta en la que se partía de la aceptación de los dos marcos políticos –la Comunidad Vasca y Navarra–, y proponían que Navarra se integrara en Euskal Herria con un estatus propio “tomando como base su identidad y su personalidad”. Nadie pareció entonces hacerse eco de esta propuesta, que figura en el nuevo proyecto del PNV de 2018. Otro gran gesto fue la excarcelación del terrorista Iñaki de Juana Chaos en huelga de hambre desde finales de octubre de 2006.

Zapatero había llegado al poder después de aquella frase lapidaria: “Los ciudadanos españoles no se merecen un Gobierno que les mienta”. En la oposición se cuentan muchas fantasías. Pues después de hacer creer al pueblo español que se habían cortado todos los contactos con ETA, resulta que los días 30 y 31 de marzo de 2007 hubo nuevos contactos, que no llegaron a fructificar bien porque en 2008 había nuevas elecciones generales y cualquier desliz en este asunto podía costarle caro al POSE. Afianzado Zapatero en el poder, siguieron los contactos en la oscuridad. Pero la debilidad de ETA era cada vez mayor. La Justicia de un lado y las fuerzas de seguridad del Estado, de la mano de la Gendarmería francesa hacían su trabajo. En 2010 habían sido arrestados 58 etarras.

El 30 de marzo de 2010, un grupo de personalidades internacionales, movilizado por Batasuna, presentó un documento en el Parlamento Europeo en el que pedían a ETA que declarase un “alto el fuego permanente”, instaba a la izquierda aberzale a defender sus objetivos políticos por medios “exclusivamente democráticos”, requerían al Gobierno español a legalizar “los partidos independentistas” y que permitiera el acercamiento de los presos a las cárceles del País Vasco. Del grupo, encabezado por Brian Currin, un ciudadano sudafricano que de la solución de conflictos había hecho una profesión lucrativa, formaban parte el arzobispo Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz, el expresidente de Sudáfrica y también Nobel de la Paz, Frederik Lecrerc; la Fundación sudafricana Nelson Mandela, la expresidenta de Irlanda, Mary Robinson; el expresidente del Gobierno irlandés, Albert Reynolds; el jefe del Gabinete del ex primer ministro británico Tony Blair Jonathan Powell, el ex secretario general de Interpol, Raymond Kendall y una serie de personalidades de diversas Universidades, especializadas en la investigación y resolución de conflictos políticos.

A pesar de la espectacularidad internacional de este golpe de efecto etarra, la persecución de la banda no se detuvo. Los etarras ya no tenían un lugar seguro para esconderse y planificar sus atentados. Cuando salían de su madriguera se exponían a ser detenidos. Por otra parte, ni siquiera el Gobierno estaba dispuesto a aceptar la mediación del Grupo de Bruselas.

Ante esta situación insostenible, el 10 de enero de 2011, ETA tiró la toalla y declaró un “alto el fuego permanente, general y verificable”. Sobre el papel aún se atrevía a poner condiciones: “El proceso democrático debe superar todo tipo de negación y vulneración de derechos y deber resolver las claves de la territorialidad y el derecho de autodeterminación, que son el núcleo del conflicto político. Corresponde a los agentes políticos y sociales vascos alcanzar acuerdos para consensuar la formulación del reconocimiento de Euskal Herria y su derecho a decidir, asegurando la posibilidad de desarrollo de todos los proyectos políticos, incluyendo la Independencia [...] ETA ha decidido declarar un alto el fuego permanente y de carácter general, que pueda ser verificado por la comunidad internacional. Este es el compromiso firme de ETA con un proceso de solución definitivo y con el final de la confrontación armada. Es tiempo de actuar con responsabilidad histórica. ETA hace un llamamiento a las autoridades de España y Francia para que abandonen para siempre las medidas represivas y la negación de Euskal Herria”.

Oficialmente, tanto el presidente Zapatero como el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, rechazaron volver a las negociaciones tanto con los terroristas como con sus corifeos batasunos. El ministro se pronunció con singular contundencia y claridad: “No es una mala noticia pero no es la noticia. [...] El único comunicado de ETA que queremos leer es el que declare el fin irreversible y definitivo [del terrorismo]. ETA tiene una visión distorsionada de la realidad, y ahora se manifiesta con la misma arrogancia con el mismo lenguaje y con la misma escenografía de siempre. Quiere mantener su posición de tutela, de garante de una supuesta negociación y sigue pretendiendo que el fin de la violencia tenga precio. Además, habla de una verificación internacional que el Gobierno ha rechazado rotundamente porque en un estado democrático quien verifica son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Si me preguntan si estoy más tranquilo hoy que ayer, les diré que sí lo estoy; pero si me preguntan si esto es el final de ETA, les diría que no, y desde luego si me preguntan si esto es lo que la sociedad espera, les digo rotundamente que esto no es lo que espera el Gobierno. En resumen, esto no es una mala noticia, pero esta no es la noticia. No ha cambiado hoy lo que venimos diciendo: que la ilegalizada Batasuna tiene dos opciones para volver a la vida política: o ETA deja la violencia de forma irreversible y definitiva o Batasuna rechaza fehacientemente su relación con ETA y no se ha producido esto. El pasado nunca vuelve y eso tienen que tenerlo en cuenta quienes quieren seguir participando en la vida política”.

Lo que vino después ya es bien conocido. El 20 de noviembre de 2011, el PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, ganó las elecciones por mayoría absoluta. La crisis económica apeó al PSOE del poder. Desde un principio, el nuevo Gobierno dejó bien sentado que el único camino para ETA era su disolución. Las fuerzas de seguridad continuaron sin cesar su trabajo de acoso y derribo, al igual que la Justicia.

Seis años después, el 8 de abril de 2017 se escenificó la rendición “militar” de ETA, con la entrega de un documento de “geolocalización” de diversos zulos de armamentos en el Ayuntamiento de Bayona. En un comunicado fechado el 23 de abril la banda terrorista anunció su inmediata disolución sin pedir perdón a sus víctimas.

Finalmente, el pasado 3 de mayo, en la localidad francesa de Cambo, ETA escenificó su final con una declaración que reproducimos en su integridad:

“Declaración final de ETA al Pueblo Vasco

ETA, organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional, quiere informar al Pueblo Vasco del final de su trayectoria, después de que su militancia haya ratificado la propuesta de dar por concluidos el ciclo histórico y la función de la Organización. Como consecuencia de esta decisión:

– ETA ha desmantelado totalmente el conjunto de sus estructuras.

– ETA da por concluida toda su actividad política. No será más un agente que manifieste posiciones políticas, promueva iniciativas o interpele a otros actores.

– Los y las exmilitantes de ETA continuarán con la lucha por una Euskal Herria reunificada, independiente, socialista, euskaldún y no patriarcal en otros ámbitos, cada cual donde lo considere más oportuno, con la responsabilidad y honestidad de siempre. ETA nació cuando Euskal Herria agonizaba, ahogada por las garras del franquismo y asimilada por el Estado jacobino, y ahora, 60 años después, existe un pueblo vivo que quiere ser dueño de su futuro, gracias al trabajo realizado en distintos ámbitos y la lucha de diferentes generaciones.

ETA desea cerrar un ciclo en el conflicto que enfrenta a Euskal Herria con los estados, el caracterizado por la utilización de la violencia política. Pese a ello, los estados se obstinan en perpetuar dicho ciclo, conscientes de su debilidad en la confrontación estrictamente política, y temerosos de la situación que provocaría una resolución integral del conflicto. Por contra, ETA no tiene miedo alguno a ese escenario democrático, y por eso ha tomado esta decisión histórica, para que el proceso en favor de la libertad y la paz continúe por otro camino. Es la secuencia lógica tras la decisión adoptada en 2011 de abandonar definitivamente la lucha armada.

En adelante, el principal reto será construir un proceso como pueblo que tenga como ejes la acumulación de fuerzas, la activación popular y los acuerdos entre diferentes, tanto para abordar las consecuencias del conflicto como para abordar su raíz política e histórica. Materializar el derecho a decidir para lograr el reconocimiento nacional será clave. El independentismo de izquierdas trabajará para que ello conduzca a la constitución del Estado Vasco.

Esta última decisión la adoptamos para favorecer una nueva fase histórica. ETA surgió de este pueblo y ahora se disuelve en él.

GORA EUSKAL HERRIA ASKATUTA! GORA EUSKAL HERRIA SOZIALISTA!

JO TA KE INDEPENDENTZIA ETA SOZIALISMOA LORTU ARTE!

En Euskal Herria, a 3 de mayo de 2018

Euskadi Ta Askatasuna. E.T.A.”

El terror aberzale ha muerto. Al menos por ahora. Pero ETA pretende lavar la cara. Su comunicado anuncia la refundación política del hacha y la serpiente. Todo induce a pensar que los herederos ideológicos de la banda terrorista irán de la mano del PNV en el Parlamento vasco. La Comisión para la reforma del Estatuto de Guernica, si Dios no lo remedia, desembocará con toda probabilidad en un nuevo desafío al Estado español.


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La refundación del hacha y la serpiente (VII): la derrota “militar” de ETA