• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión /

Barkos, Navarra no se toca

Por Jaime Ignacio del Burgo

Ahora resulta que quienes pretenden que Navarra desaparezca como entidad autónoma propia para reducirla a la condición de un territorio más de la Comunidad vasca se presentan como los más acérrimos defensores de los Fueros de Navarra. 

Uxue Barkos presenta a su candidato al Congreso de los Diputados Koldo Martínez. PABLO LASAOSA 5
Uxue Barkos presenta a su candidato al Congreso de los Diputados Koldo Martínez. PABLO LASAOSA 5

Que Dios nos coja confesados si la suerte de nuestro régimen foral depende de quienes en estos cuatro años se han dedicado a colocar cargas de profundidad en los cimientos de nuestra identidad colectiva. Menos mal que nuestras libertades forales están blindadas por la Constitución de 1978 que mereció el respaldo mayoritario de la ciudadanía navarra y del pueblo español en su conjunto. Un blindaje que nos protege de cualquier ocurrencia ignorante o malintencionada, venga de donde venga.

Pero hay otros ataques mucho más peligrosos. Son aquellos que pretenden destruir los fundamentos del ser de Navarra, de la que nos legaron nuestros antepasados después de defender con éxito,  contra viento y marea, nuestra libertad colectiva como pueblo.

Cada vez que los oigo viene a mi memoria la tremenda amenaza que nos dedicó, al comienzo mismo de la Transición, el que sería el gran “gurú” del nacionalismo vasco, Javier Arzallus: “Llevaremos la guerra política a Navarra hasta doblegar su voluntad”. Lo malo es que, por utilizar el mismo símil políticamente bélico, la “quinta columna” logró tomar el poder foral en 2015 porque en aquellas elecciones los partidos fueristas y constitucionalistas no fueron capaces de demostrar que juntos Navarra Suma, o sea, gana.

Si fueran sinceros, además de eslóganes sugerentes, podrían comprometerse a llevar a cabo un programa mínimo de limpieza de minas identitarias. Estas serían las más urgentes. Devolver a nuestro antiguo Reino su nombre primigenio –Navarra- y eliminar su identificación como Nafarroa, que jamás fue su denominación.

Suprimir la prevalencia del euskera batua en la denominación de las instituciones forales (Parlamento, Gobierno y demás órganos de la Administración). Renunciar a izar la ikurriña, bandera de la Comunidad Autónoma de Euzkadi, en las instituciones navarras, restableciendo la Ley Foral de Símbolos de Navarra. Exigir al Gobierno Vasco que retire del escudo de Euzkadi el cuarto cuartel vacío reservado a Navarra, como si fuéramos un territorio irredento sobre el que la Comunidad Vasca posee derechos de soberanía. Requerir  al Parlamento Vasco que renuncie a considerar a Navarra como un territorio más de la nación vasca o Euskal Herria, que sólo por la imposición del Estado español forma parte de España, tal y como figura en el proyecto de Nuevo Estatus Político vasco actualmente en estudio. Poner punto final a la neocolonización educativa y cultural de Navarra, que tiene como punta de lanza la imposición del euskera batua y la falsificación de nuestra historia.

Apoyar y no obstaculizar en los centros educativos el multilingüismo imprescindible para afrontar la globalización, con pleno respeto a la voluntad de los progenitores. Renunciar a la pretensión de declarar la cooficialidad del euskera batua fuera de la zona vascoparlante, es decir, en toda Navarra y consagrar la discriminación a favor de los batua-hablantes en el acceso a la función pública. Levantar el cerco a la libre expansión de la enseñanza concertada. Derogar la implantación en el sistema educativo público y privado de la ideología de género, imposición contraria al derecho fundamental de los progenitores a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo contra sus propias convicciones. En definitiva, cesar en la sumisión al inquilino de Ajuria Enea.

Escribo todo lo anterior por la contemplación de una foto ante los muros del Palacio de los Reyes de Navarra obtenida en la presentación de la candidatura de Geroa Bai a las próximas elecciones. Sobre fondo rojo aparece con grandes caracteres el siguiente eslogan: “Navarra no se toca”. Y debajo, en letra minúscula, he conseguido leer: “Nik, Nafarroa!”. ¿A quién pretenden engañar? A Navarra, Sra. Barcos, no se la manosea.


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