• sábado, 20 de abril de 2024
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Opinión / Periodista. Director de Comunicación y Marketing del Consejo General de la Abogacía Española.

Las propuestas de Toxo

Por Francisco Muro de Iscar

Los sindicatos han sufrido las acometidas del Gobierno del PP, vía reforma laboral y de corte de subvenciones, y han visto limitado su poder y su influencia.

Ni UGT ni Comisiones son lo que eran. Tampoco la CEOE, a la que los escándalos de alguno de sus dirigentes ha sumido en una crisis profunda. En algunos aspectos esto es bueno y en otros, crea un nuevo agujero negro que siempre llenan otros. El diálogo social ha sido bueno para la España de la transición porque ha sido una inversión imprescindible en paz social. Los sindicatos siguen teniendo pendiente su revolución interna y su renovación de cargos. Cándido Méndez es, todavía, la última reliquia del siglo pasado, pero sin los sindicatos tampoco se puede construir la reforma del Estado social, que define nuestra Constitución.

Ignacio Fernández Toxo, el líder de Comisiones Obreras, que siempre ha sido el sindicato más fuerte, a pesar de la constante  pérdida de influencia del PCE y, luego, de Izquierda Unida y de no tener el respaldo que el PSOE ha otorgado históricamente a UGT, acaba de hacer un interesante análisis de la situación. El antiguo sindicalista de la Bazán propone construir "acuerdos sólidos" ante las crecientes incertidumbres e inestabilidades nacionales e internacionales: fin de la recesión, pero no de los efectos de la crisis; desempleo muy elevado, pobreza extendida, desigualdad, crisis política y territorial y pérdida de calidad democrática.

Defiende un Gobierno "lo más pronto posible" -rechaza nuevas elecciones- que le gustaría que girara sustancialmente a la izquierda, lo que él define como "hacia la economía real y las necesidades de las personas". Está convencido de que no hay salida sin Europa, pero dice que de la crisis no se sale sólo con políticas monetarias, sino con reformas fiscales profundas, un plan europeo de inversiones y más flexibilidad. Reclama una subida de salarios ligada a la productividad -"los salarios son la clave para generar demanda solvente"- y también pide recuperar "el valor del trabajo". Y tiene razón cuando dice que nuestro crecimiento es frágil porque, en gran medida, es improductivo. Seguimos sin hacer nada para cambiar nuestro modelo productivo y sin hacer una apuesta rigurosa por la I+D+i.

Toxo es de este mundo -hay sindicalistas y políticos que habitan en otro- y dice que la reforma constitucional debe hacerse "con el PP y con el mismo consenso del 78" y que el cambio en Cataluña debe llevar a un referéndum en el que vote el conjunto de los ciudadanos y no sólo los catalanes. Defiende la banca pública, a pesar de que se ha demostrado ineficiente y corrupta en cuanto los políticos han metido mano en los consejos de administración. Y aunque insiste en resaltar la independencia de CC.OO, reconoce "muchas conversaciones" con Pablo Iglesias y no puede disimular sus simpatías por él. Amistades peligrosas. Si ese partido gobernara -página 97 de su propuesta al PSOE- hasta los jueces iban a tener que jurar lealtad a los principios fundamentales del movimiento -perdón del Programa de Gobierno-. Y eso, además de propio de una dictadura es viejo, antidemocrático e inconstitucional.


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