• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión / Editor del Grupo Diariocritico.

Diga 'condón', señor presidente

Por Fernando Jauregui

Pues ya le digo a usted: mira que hay cosas importantes y trascendentales para el futuro de este país nuestro, y el tertulianeo patrio se distrae en que si la representación enviada a Cuba debería haber sido más o menos importante... 

Pero, claro, no hay que referirse solamente a los cenáculos y mentideros que nos acongojan y a los que acongojamos. El amor por la insoportable levedad del ser, que escribiría Milan Kundera, ha llegado, parece que para quedarse, al Parlamento, que, por cierto, dentro de unas horas celebra sus tradicionales jornadas de puertas abiertas, para que la ciudadanía pueda ver dónde se cuece la política española. O algo así.

O algo así, repito. Lo digo porque regreso de asistir a la sesión de control parlamentario al Gobierno, costumbre felizmente reanudada tras el nefasto 'parón' de los últimos diez meses. Y regreso un poco atónito, la verdad. Nada especial que decir del rifirrafe entre el portavoz socialista Hernando y el presidente Rajoy, a quien, visto lo visto, se le ve cada día más cómodo en su puesto, sobre todo si con quien se bate es con Pablo Iglesias, a quien el presidente debe considerar, da la impresión, un aprendiz de parlamentario: le subestima, pienso, y posiblemente el de Podemos sobreestima a Rajoy, pero así están las cosas.

Y llega entonces el turno del portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián. Sus intervenciones, desgarradas, no siempre educadas y casi nunca inspiradas, son célebres a justo título. Aprovecha que le ha tocado el turno de preguntar al presidente para interrogarle acerca de ¡qué está haciendo el Gobierno para fomentar el uso del preservativo!. Sí, señoras y señores: nada de las grandes cuestiones que angustian a la sociedad. O, bueno, puede que la sociedad sí esté angustiada por si se usan más o menos preservativos, quién sabe. En todo caso, es el tema elegido por el independentista Rufián en sus tres minutos de gloria parlamentaria. Rajoy nos larga una aburrida, pero bien documentada, exposición acerca de lo que está haciendo el Ejecutivo en orden a prevenir el sida, paliar sus consecuencias, las enfermedades retrovirales...

A Rufián, en su réplica, se le enciende el pelo: no presta mucha atención a las explicaciones presidenciales -no era tan fácil estar atento, desde luego- y se indigna porque Rajoy, en su exposición, no ha pronunciado la palabra 'preservativo'. "Diga preservativo, o condón, presidente, que esto no es como decir Bárcenas", interpela, con esa sutil ironía que le caracteriza, Rufián. En su nueva respuesta, con tono monocorde, Rajoy, que ya dice de sí mismo que es hombre previsible, nos suministra otra buena dosis de explicaciones sobre lo que se está haciendo para luchar contra las enfermedades de transmisión sexual.

Y, por supuesto, para nada cita la palabra por lo visto maldita. Me recordó a un programa de televisión, que yo presentaba, al que acudió José María Aznar, para ser entrevistado por niños de entre siete y diez años. Una pequeña le preguntó que, ya que el alcalde de Madrid era de su mismo partido (Ruiz Gallardón, por entonces), por qué no le daba instrucciones para que limpiasen los preservativos que los niños encontraban en los parques. "Vaya con la niña", recuerdo que exclamó Aznar, visiblemente confundido; "pues ya le diré al alcalde que se ocupe de limpiar 'eso' que dices". La niña se quedó perpleja. Al terminar el programa, ella se me acercó y me dijo: "¿no le dejan a Aznar pronunciar la palabra preservativo?". Recuerdo bien el pasaje, porque aquella niña, que entonces tenía siete años, era, y es, mi propia hija.

La reflexión que todo esto me suscita es doble. Por una parte, si debemos dedicar las sesiones de control al Gobierno para hablar de algo ya tan superado como es la extensión y difusión del uso de preservativos entre nuestros jóvenes para evitar enfermedades. Por otra, que un cierto regusto a rancio se percibe cuando, a estas alturas, escuchar la palabra 'condón' pronunciada desde un escaño parlamentario aún provoca, como provocó este miércoles, pasmo entre Sus Señorías y silencio semántico en quien manda en el Gobierno. Pero, señores, ¿en qué estamos?

Ah, por cierto. Dentro de la misma sesión, bastante buen intercambio de golpes parlamentarios sobre un tema que sí me parece mucho más competente de la ocasión y de la circunstancias: la reforma constitucional, entre la vicepresidenta Sáenz de Santamaría e Iñigo Errejón. Sería para compensar otras liviandades...


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