• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Editor del Grupo Diariocritico.

Aquí, hasta los atentados se usan para la campaña

Por Fernando Jauregui

Estamos concluyendo las mini-vacaciones de Semana Santa -bueno, para los diputados no son tan minis: veintiun días-,

han pasado muchas cosas en estas jornadas, un terrible atentado en Bruselas entre ellas, pero aquí, en estas tierras patrias, nada, incluyendo el Aberri Eguna, hace olvidar el aroma de la que ya casi todos consideran prácticamente inevitable campaña que desembocará en las elecciones del 26 de junio. Ese que será un fracaso colectivo como nación.

Incluso la luctuosa matanza colectiva propiciada por los yihadistas en el aeropuerto y en el metro de la capital belga ha tenido sus reflejos en esta campaña, por más que todos -Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias- se hayan esforzado, hay que reconocerlo, en mantener la elegancia y en no hacer electoralismo con el dolor; pero, claro, el hecho de que Podemos no se haya sumado 'de pleno', sino como 'observador' (¿?) al pacto antiyihadista es un dato quizá no importante, pero sí relevante, que ha hecho correr los consabidos ríos de tinta sobre la energía contra el terrorismo de la formación morada. Si a eso le añadimos las veleidades de pacto con los 'abertzales' en Podemos de Euskadi, para qué queremos más.

Es lo cierto que la formación aglutinada por Pablo Iglesias hace poco más de dos años vive, pese a su presumible fuerza electoral en algunas comunidades, momentos de cierta crisis. Las diferencias entre Iglesias y su 'número dos', Iñigo Errejón, puede que no sean definitivas ni insalvables, pero se hacen patentes en el peor momento: cuando, ahora sí, los 'morados' tratan de forzar un pacto de investidura con los socialistas, a la vista de que sus expectativas -dicen las encuestas_ ante unas nuevas elecciones ya no son tan buenas, y a la vista también de que, siempre según los sacrosantos sondeos, los que se conocen y los que no tanto, una eventual alianza del Partido Popular con Ciudadanos se quedaría a cuatro escaños de una mayoría absoluta. Claro que esa alianza habría de pasar, casi necesariamente, por una retirada de Rajoy para que le sustituya otra figura en el PP.

Así que todo está abierto de cara a la reanudación del curso político el lunes. ¿Giro a la izquierda mediante un pacto rápido del PSOE con Podemos? ¿A la derecha si se celebran nuevas elecciones? Pero Pedro Sánchez va a tener muy complicado, ante su encuentro con Iglesias el próximo miércoles, concluir un acuerdo con 'este' Podemos, que aparece desnortado y, eso sí, despojado de la altanería que hace apenas un par de semanas exhibía Pablo Iglesias: sus poderes ya no son tantos, y la sombra de las desavenencias internas, que tanto disgustan a los electores, empieza a ensombrecer el paseo militar que jalonaba el avance de Podemos desde aquellas elecciones europeas de mayo 2014.

Además, ¿podría Sánchez pactar con Podemos desairando a su actual socio, Ciudadanos? Ya hemos dicho, por si acaso, lo que nos indican los sondeos: que una alianza de los de Albert Rivera con un PP sin Rajoy se alzaría como seguramente triunfadora ante unas nuevas elecciones, sin tener que contar para nada con los socialistas; sería -atención, Sánchez_ la nueva fórmula de una gran coalición, esa de la que el secretario general socialista tanto abomina y que sigue configurándose como la única solución al laberinto en el que nuestros representantes nos han metido.


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