• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión / Sabatinas

Veterano

Por Fermín Mínguez

“Contamos contigo para el partido de veteranos del sábado, ¿verdad?”

“Sí, claro…”

Veteranos. Resuena. Veteranos. Asimilando en 3, 2, 1…

Hay días en los que uno toma consciencia de algo en particular por sí mismo. De forma tranquila, madura, asumiendo las razones de la decisión y llegando a una conclusión lógica, concluyendo razonadamente un proceso. Eso pasa entre 2 y 3 veces en la vida y en el 80% de las películas. Hay otros días en los que la vida te sacude un sopapo de realidad si lo pusiéramos a cámara lenta podríamos ver nuestra mejilla temblar por el impacto como si fuera un flan de kilo. Eso pasa con mucha frecuencia, sobre todo si decides vivir con los ojos abiertos. Cuando uno es joven lo llaman adolecer, de ahí adolescencia, cuando uno va envejeciendo lo llaman ley de vida, que es la forma de justificar que uno ya empieza a no llegar.

Uno lee cuentos fantásticos de niños increíbles y se sube al tobogán, salta y se come un golpe contra el suelo que le salta un diente. O escribe a los Reyes Magos y estos entienden mal y donde pone bicicleta leen calcetines, que puede pasar. O, y vamos creciendo, y nos acercamos a esa chica que nos encanta y le declaramos nuestro amor e intenciones (o al menos las intenciones inicialmente confesables) seguros de que saldremos victoriosos y con plan y volvemos a casa con las manos en los bolsillos y más solos que la una. Eso sí con una amiga más, que es lo bonito. Que cuenten contigo como amigo. Precioso.

O cuando encuentras un trabajo y crees que vas a ser millonario en dos meses y ves tú primera nómina en la que empiezan a evaporarse conceptos hasta llegar a un total neto justico, justico.

Pero eso es, como decía, ley de vida. ¿Pero que te convoquen con los veteranos? Eso, si me permiten la expresión es una cabronada del 12. A mí, que estoy en la flor de los 30. Convocarme con esa gente que ya tiene 40. Un treintañero grácil entre cuarentones decrépitos. Habrase visto…

Veterano. Resuena. Veterano. Actualizando versión vital a 4.0… Veterano.

Después de la pataleta, del shock, de la bofetada y de la carcajada de Joan, toca tomar conciencia y aprovechar para aprender. Y es entonces cuando pasaron delante de mí infinidad de situaciones vividas pero con el nuevo filtro de veterano.

Esos entrenamientos en los que me dicen una y otra vez “Fermín, atrás que estás en fuera de juego”, y yo me veía recolocándome de un salto cual gacela veloz, ahora me veo como un diplodocus intentando girar y vencer la inercia.

O ese comentario sobre una canción de Radio Futura que haces a compañeras de trabajo creyendo que has estado rápido y gracioso y a las que la movida madrileña les suena al pleistoceno.

O revisas tus comentarios del tipo “Hasta aquí puedo leer, como Mayra Gómez-Kemp” y lo que interpretabas como cara de asombro, ahora lo es como cara de “¿Quién no podía leer más?, ¿se quedó sin batería en el e-book?”

Veterano. Eco. Veterano. Veterano. Versión actualizada. Nueva funcionalidad.

Pues quizás sea tiempo de ser veterano, de asumir que he llegado hasta aquí bastante entero para los riesgos que he asumido y que se quedan guardados en el armario de juventud y en la memoria de quienes los compartieron, y que siguen estando cerca. Que lo de vivir en los 30 cuando uno tiene 39, mejor escrito con letras, más consciente, treinta y nueve, no tiene demasiado sentido y que el paso a otra década tiene que ser un motivo de alegría.

Claro que quiero jugar con los veteranos, claro que lo asumo. De hecho, a la luz de mi nueva versión, es todo un honor. Pero no sólo un honor, es una obligación. Como un templo de grande. Como el diplodocus que soy de grande. Es la obligación de asumir lo que has aprendido, de transmitirlo y de darle continuidad. De ser ejemplo para las próximas versiones de veteranos que todavía están en los veintitantos.

Se lo debo a las generaciones anteriores, que necesitan de mí para seguir siendo veteranos, como yo necesitaré de las siguientes para poder sentirme bien siendo más veterano.

 Y esto no significa perder un ápice de la alegría, de la intención, del humor, de esa tendencia a asumir riesgos o a la tontería que me ha acompañado estos años. O todas y cada una de las cualidades y actitudes que les acompañen. Significa que hay que ser conscientes que la imagen que transmitimos, que el impacto que tendrán en los otros será diferente. Pero ya está. Las circunstancias cambian, las situaciones. Pero cada cambio es la oportunidad de empezar un viaje, extraordinario, como dice la canción de hoy. Agradecer a pesar de lo vivido.

Estoy contento de ser un veterano. De haber llegado hasta aquí. De seguir llegando cada día.

Preparada la bolsa para esta tarde. A las 17. En un torneo que se lleva celebrando desde los 80 en honor de un jugador del club. Eso es legado. Esa es la obligación, no por mí, sino por que continúe la tradición. Así somos los veteranos, comprometidos. Lo entenderéis cuando lleguéis a este estatus.

Pipiolos, que sois unos pipiolos que no entendéis de la vida. Y con esta frase la actualización queda completada.


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