• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Sabatinas

El trecho de la vida real

Por Fermín Mínguez

La distancia entre el dicho digital, de red social, y el hecho real, el del que actúa o vota, es gigantesca.

Meme sobre la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses.
Meme sobre la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses.

Hay un trecho descomunal, como se empeña en recordarnos una y otra vez la realidad, mucho ruido y pocas nueces. Nos sorprende que la realidad sea real y no la que queremos, convencidos que los “me gusta” de Facebook valen como los votos en urnas.

Poca influencia tienen en el resultado electoral los memes del pelo de Trump, de hecho es posible que los enmarque y los cuelgue en el despacho oval. Nosotros haciendo la guerra de los emoticonos y los dedicos para arriba en la red, y mientras la campaña de la vida real adelantándonos por la derecha. Ahora también podemos quejarnos con emoticonos enfadados y poner los dedicos para abajo. Gobernará quien no queremos, pero que soporte el escarnio y la burla en las redes sociales. Risa maléfica. Incluso algún insulto, que somos chungos.

Nos decimos lo que nos gusta leer en las redes, nos envalentonamos y estamos convencidos de que es suficiente. Como cuando compartimos historias dramáticas para conseguir la salvación de enfermos, curación de heridos y demás. Esos mensajes de “si de verdad te importa esto lo compartirás, aunque sólo algunos lo harán”.

Vamos a ver, si de verdad te importa algo te implicas. Que quieres colaborar con los enfermos de cáncer, contactas con la AECC, colaboras con ellos o haces donaciones, y si luego lo compartes para animar a otros perfecto, pero no vas a curar a nadie con un like o un cara amarilla redonda con lágrimas. Igual con las guerras, refugiados, animales maltratados y todas las causas justas. Está bien sensibilizarse, pero o te implicas o esto no funciona.

La noche electoral americana la página del New York Times, que hizo un seguimiento brillante con una infografía brutal en tiempo real, abrió la noche con una probabilidad de 80/20 a favor de Hillary. Jolgorio social. Y luego la realidad haciendo acto de presencia. “La culpa es del voto rural interior, que vive de espaldas a la realidad” decían los expertos en política internacional que han aparecido como setas desde el martes. Me temo que un granjero de Wyoming hace de todo menos vivir de espaldas a la realidad, es más, me lo imagino como la híper realidad hecha persona. Igual somos el resto. Igual hay que acordarse de él con más frecuencia que cada 4 años, y todo eso maravilloso que conocemos y él no, explicárselo para próximas ocasiones. Pero es mejor hacer memes. La otra opción es remangarse y actuar.

La semana pasada Irlanda y Nueva Zelanda se enfrentaron en Chicago, hablo de rugby claro, ¿pensaban que se librarían? Inocentes.

Nueva Zelanda, primera potencia mundial, venía de batir el récord de victorias consecutivas con 18, reconocido como el mejor equipo de la historia, arrasando. Y enfrente Irlanda, que no había ganado nunca a Nueva Zelanda. Nunca jamás. En 111 años de enfrentamientos ni una sola vez. 27 derrotas y un empate. Algunas dolorosas. Todo hacía pensar en el enésimo paseo de los All Blacks; ya saben, el peso de lo esperado, de la historia, lo presumible. Poco más que hacer memes les quedaba a los irlandeses.

Pero van y deciden actuar. Y en vez de poner cara de enfadados se ponen a placar como si no hubiera mañana. Y a chocar. Y el marcador 30-8 a su favor. Hubo un momento que parecía que era, otra vez, un espejismo. Nueva Zelanda se pone a 4 puntos, y los esperadores, los históricos, los expertos en verlo desde la grada dan la remontada por hecha. Pero no. Los que deciden han decidido que serán decisivos. Y no se dejan asustar. Y ganan. 40-29. Por primera vez en 111 años al equipo con mejor racha de victorias de la historia.

Venga, ahora van y me dicen que no se puede. Que los granjeros de Wyoming y Ohio.

La lucha eterna entre lo bueno y lo malo; las voces interiores; la que te habla de seguir y la que te pide parar. Esa lucha la gana la voluntad, y esta, queridos, no está en Facebook, lo siento.

James Rhodes dice que este preludio de Rajmáninov habla de eso (no les engaño, no voy de cultureta, lo vi ayer en concierto, a Rhodes claro, y lo dijo, yo no tenía ni idea…), de la voz buena y la mala discutiendo, y ¿saben quién gana al final? Escúchenla.

La canción y a su voz interior, por supuesto. Habrá que darle la oportunidad, y las herramientas, claro.


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