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Opinión / Sabatinas

Seseña o vivir en el limbo

Por Fermín Mínguez

Mi padre, alguna vez que metía la pata, solía decir como disculpa que él iría al limbo, con los niños y los ignorantes y así le quitaba hierro a la confusión.

Menos mal que estarás en el cielo, porque con toda la gente por aquí que nunca sabe nada se va a poner aquello insoportable.

La última ha sido la del cementerio de neumáticos de Seseña. Para empezar eso es un vertedero, no un cementerio, que ya sólo nos falta tener cuidado para no herir la sensibilidad de los neumáticos, por si acaso los nombraré con respeto; pero para seguir es increíble que fuera ilegal. Como lo oyen, ilegal. Cuando oí la noticia en la radio pensé que sería obra de algún becario, desde el cariño y el respeto a los becarios que hoy me temo que no voy a hacer amigos, pero todavía no es temporada me dije, empieza en junio hasta septiembre. En cualquier caso lo miré luego para estar seguro, y es cierto, era ilegal. Tóquense las narices, ilegal.

No sé si les ha tocado circular por la R-4, que es una autopista fantástica de pago que transita casi en paralelo a la gratuita A-4 y que aún hay quien no entiende por qué no es rentable,  pero a la altura de Seseña y al borde de la carretera, al borde significa al borde, se acumulaban 100.000 toneladas de neumáticos (cien mil) en 10 hectáreas, que son 100.000 metros cuadrados (cien mil, insisto). Bueno estos dos datos son una media de todos los datos que hay publicados, porque se ve que los que calculan la longitud y el peso de los cementerios de los señores neumáticos son los mismos que calculan los asistentes a las manifestaciones, así que calculen la variedad de datos.

Pero a lo que íbamos, que vas conduciendo dirección sur y a la derecha se extienden 10 hectáreas de ilustrísimos neumáticos en su cementerio. Eso son 14 campos de fútbol (ya tardaba en salir el dato) uno tras otro llenos de neumáticos. Como para no verlos, como para que pasen desapercibidos. Miren, yo puedo entender el término “locutorio ilegal”, porque pasa desapercibido, incluso “fiesta ilegal”, pero ¿cien mil metros cuadrados de ilegalidad desapercibida?

Para entenderlo mejor, porque uno es de letras, me he hecho una hoja de Excel y he empezado a preguntarle a Google cosas, que sí cuánto pesa un tren, que si los metros cuadrados de campos de futbol, (ya lo han visto), que si la Catedral de Burgos, que si Central Park, divertidísimo oigan, pero he encontrado el dato definitivo para un pamplonica sanferminero: la plaza consistorial.

Según el portal turístico del ayuntamiento, la plaza mide 2.502 metros cuadrados y acoge el 6 de julio a unas 12.500 personas, 5 por metro. Apretujadas, doy fe. Esto quiere decir que en el cementerio de los honorables neumáticos cabrían casi 40 plazas consistoriales y según el ratio unas 500.000 personas. Medio millón de personas. Eso es casi Navarra entera. O Pamplona y Valladolid enteras juntas. Pero es más, si lo cruzamos con las toneladas, cada persona tendría que pesar 200 kilos. Así que en el caso de que celebrásemos un chupinazo con medio millón de obesos apretujados, cantando al unísono sanfermín, sanfermín al costado de la A-4 pasaría desapercibido. ¿Qué les parece? Nadie se daría cuenta de nada.

Y si ocurriera algo raro, que con ese cuadro no tendría por qué pasar nada, claro, bastaría con decir con algo de dramatismo “¿pero qué hacía esa gente allí?, ¿es que nadie los había visto?”, o aún con cara más seria “no hay ninguna normativa que recoja qué hacer si medio millón de gordos se reúnen para celebrar una fiesta en un recinto vallado al borde de una carretara nacional, de ser así la habríamos aplicado”. Esta me encanta. Aunque la mejor es la de “hasta 2011 no podíamos hacer nada con las reuniones multitudinaria de obesos al borde de la carretera  porque era propiedad privada, así que sólo lo hemos dejado ir 5 años…”

Y mejor no hablar de la sorpresa que ha provocado que pudiera ser provocado, con la tendencia tan habitual a la combustión espontánea de los ilustrísimos señores neumáticos era absolutamente imprevisible que esto acabase con alguien prendiéndole fuego e forma voluntaria. Por favor.

Y así. De momento ni una dimisión que me conste.

Tener 408 trenes (modelo 103 del AVE, según dice mi Excel) amontonados en 14 campos de fútbol no puede pasar desapercibido, lo siento. No me lo creo, y miren que soy tan crédulo que me hicieron creer que los Sanfermines se celebraban por mi cumpleaños, pero esto no. Cuando empezaron a construir Seseña de la nada los respetables neumáticos ya estaban allí, así que tampoco me conmueve ver al Pocero llorando por la desgracia.

Pero así nos va. Aquí nadie sabe nada.  Y luego nos damos unos sustos terribles. Díganselo a la pobre Cristina de Borbón, que pasó a vivir en una casa de varios millones sin sospechar que pudiera estar entrando dinero extra en casa. La casa dio el estirón, como antes en la mili. Creció. Como los cementerios de los excelentísimos neumáticos, que se dimensionan solos.

Si es que a veces es mejor no saber y sorprenderse, vivir en el Limbo. Miedo me da que llegue allí toda esta panda de desconocedores.

Pasa igual con las canciones, a veces las melodías bonitas es mejor no saber de lo qué hablan y pensar que acaban bien. Como esta.


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Seseña o vivir en el limbo