• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Sabatinas

Lo que sana

Por Fermín Mínguez

¿Han oído hablar de la Salutogenia? Si es que no, permitan que les cuente, creo que les gustará.

Un dibujo sobre una pared de niños jugando.
Un dibujo sobre una pared de niños jugando.

A finales del siglo pasado, anteayer vamos hace unos 30 años, Aarón Antonovsky creo el término Salutogénesis, complicadito, que habla del origen de la salud, de qué nos hace estar sanos. Es un tema de enfoque, y supone un cambio radical en el acercamiento a la salud.

Generalmente, o modernamente para ser más concretos, el enfoque en salud ha ido dirigido a conocer por qué enfermamos. Qué hace que nos pongamos malos, que nos duela, que nos debilite o que nos mate. Y lo que dice el señor Antonovsky es que quizás sea mejor ver qué es lo que nos mantiene sanos, por qué en situaciones iguales hay personas que enferman y hay otras que no. La salud en positivo.

Parece que tenga sentido que si es posible prevenir, conocer qué hacer para mantener la salud, es mucho mejor que curar; porque aunque se cure, se deja rastro y cicatrices. Y esas otras cicatrices que no se ven en forma de miedo y tensiones.

Como entenderán he hecho un resumen de cuatro líneas de un enfoque a la que hay quien dedica años, pero me interesa sobre todo el enfoque. Qué hace que nos mantengamos sanos.

Habla también de la visión integral del ser humano y aparecen investigaciones posteriores que refuerzan la relación existente entre emociones y salud. Cómo afecta lo que sentimos y cómo lo sentimos a nuestra salud. La salutogenia defiende el aspecto motivacional como uno de los más importantes para la promoción del bienestar. También habla de la necesidad de comprender lo que nos rodea, entender la vida como algo que podemos manejar y así sentirnos seguros. Confianza y motivación.

¿No les parece curioso?, hay una forma proactiva de conseguir el bienestar y pasa por un equilibrio emocional, por comprender la realidad que nos rodea y por hacer un uso de los recursos a nuestro alcance de una manera adecuada y ajustada a cada momento. Promocionar el bienestar. Bienestar, de estar bien.

Si hacemos caso a esta teoría, que no me negarán que tiene bastante lógica, podríamos saber qué es lo que nos hace sentirnos mejor en lugar de intentar remediar lo que nos ha enfermado, o roto. Aprendiendo de perfiles sanos, o de situaciones sanas, poder replicarlas para evitar daños mayores que aunque puedan ser curables no son innocuos.

Saquen sus conclusiones, pero parece claro que hay un nivel muy alto de responsabilidad propia en sentirnos bien, y también en que los demás se sientan bien. La salud en positivo, la prevención, la promoción de lo bueno en lugar de la erradicación de lo malo.

No me dirán que no se identifican con esta posibilidad, no me digan que no intentan hacer todo lo posible por sentirse bien. Claro que sí. Seguro que también piensan en gente que lo hace mal, ¿verdad?, que prefiere la curación a posteriori, por traumática que sea, a la prevención en positivo, la que protege y construye. Claro que también.

Esa gente. Esa gente que curiosamente nunca somos nosotros mismos; nosotros siempre los buenos. Habría que preguntar a los demás, porque si cada uno es bueno, ¿quién lo hace mal?, ¿quién prefiere enfermar?

Qué cosas tiene la salud, ¿no les parece? La salud, bonito tema para una mañana de sábado como esta.

Cuídense, háganme el favor, salutogenesicense ustedes. Promuevan su bienestar.

Siéntanse bien.

Cuídense, cuiden y que les cuiden.


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