• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Sabatinas

Putas víctimas

Por Fermín Mínguez

Es una vergüenza, no se puede seguir así. Que alguien decida llevarse por delante a una veintena de niños y que las profesoras no vayan armadas para defenderse. O que unas niñas de trece años vayan provocando impunemente. Lo ponen muy fácil, así no hay quien se pueda comportar. Putas víctimas, luego encima se quejan.

Con lo bien que funcionaría la sociedad si nadie se dedicara a ir provocando que pasaran estas cosas terribles y no hay manera, sigue habiendo gente empeñada en que la maten o la violen, o ambas cosas, en lugar de quedarse en casa protegiéndose del peligro, o preparándose para esa guerra diaria que es la vida porque, claro, lo que no se puede hacer es esperar a vivir tranquilamente.

Esta semana arrancaba con la detención de varios menores por una presunta violación de dos menores de doce y trece años. La justicia está haciendo sus investigaciones y no creo que sea bueno, o al menos no lo haré yo, entrar en valoraciones judiciales hasta que haya sentencia. Para eso ya están las redes sociales llenas de opinadores profesionales que han hecho un curso online de 4 horas sobre leyes, y de mentes preclaras que no necesitan estudiar años para ser jueces porque se han formado en la escuela de la vida y las tertulias, que dan una formación mejor y más profunda, claro. Pero lo que me parece terrible es la ola de opinión que se genera, donde imbéciles contrastados, aquí ya no hace falta utilizar el presunto, ya que se han confirmado como imbéciles cum laude, han estado diciendo cosas como que “sí, vale, igual los muchachos se pasaron, pero es que con trece años van provocando, y claro”; o, “si hubieran estado en su casa esto no hubiera pasado”, incluso “con doce hay algunas que ya saben más que las de veinte”. Vayamos por partes, miserables de mierda, malnacidos y neardentales que así opináis, despacito para que podáis entender bien el razonamiento. Si no queda claro me escribís y os hago un esquema con colores y dibujicos.

Punto uno: van provocando. A ver, que tienen doce y trece años. DOCE y TRECE. 12 y 13. Lo lógico es que aunque aparezca por la calle una niña de esa edad vestida y actuando como Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer de Tarantino, te acerques y le digas si le hace falta un rebequita para el frío y que si le puedes ayudar en algo. Joder, que tiene doce años. Que si te pones cachondo con esto el problema no es de la niña. Me niego a creer, como varón, que hay un momento en el que salta un mecanismo ancestral que anula toda voluntad y que activa el interruptor genital y es imposible que me controle y tenga que tirarme a quien sea que me provoque. Eso no es así. No cuela como excusa para depravados. Y no es que yo sea un dechado de virtudes, ojo, que tengo más tendencia al vicio que a la virtud, pero para eso está la consciencia, la razón, y los años de evolución humana. Si fuera por atender a las provocaciones, Sodoma y Gomorra serían un campamento escolar de verano, pero esto no funciona así. Si la provocación fuera un justificante estaríamos en manos del azar porque, ¿quién define qué es provocación? Conocerán, como yo, personas con gustos de lo más peculiares, lo que es perfecto y lógico, ¿qué pasaría si se sienten provocadas? No sé, a alguien le ponen los ejecutivos de mediana edad vestidos de sport, y en una cafetería uno de estos toma un refresco con pajita y le cruza la mirada. Según esto si lo rapta y replica la escena del sótano de la armería en Pulp Fiction, (hoy estoy Tarantinero, disculpen), todo sería fruto de la provocación inicial. Quizás si se imaginan a ustedes mismos atados y con una bola de billar en la boca mientras dos desconocidos les sodomizan se piensen mejor lo de justificar la provocación. O a lo mejor les pone, y ese es el problema.

Que si estuvieran en casa no les pasarían estas cosas. Además de que esto es opinable, es una sandez como un templo. Para garantizar la seguridad mejor que no salgan de su cuarto, no, mejor de la cama, no, no, esperen, para estar realmente seguras que no salgan del útero materno, eso es. Si no naces no pueden hacerte daño. Problema resuelto. Dejemos a los acosadores sin víctimas y así no podrán hacer daño, plan sin fisuras. Nosotros, la mayoría de gente cabal, no vivimos, pero la minoría se queda sin víctimas. Jaque mate a la delincuencia. Si es que hay que ser gilipollas, disculpen también el tono hoy, pero hay días que no sale la dulzura. Como hay gente mala fuera, lo mejor es no salir. Y, digo yo, ¿no será mejor atajar el problema de los malos que el de los buenos? Igual hay que empezar educando a la chavalería en diferenciar bien y mal, y luego asumir que siempre habrá quien no sepa comportarse y habrá que castigarle, no sé, como propuesta de solución inicial me parece que tiene más sentido.

Es que ahora hacen unas cosas que no son normales, (contra natura les llaman, que me parece tremendo). Lo que te gustaría haber hecho a ti seguramente. Miren, que la gente haga lo que le plazca si lo hace conscientemente, a estas alturas del partido un servidor ya ha renunciado a entender los tipos de relaciones humanas, me superan, pero que haya quien hace cosas que no comparto no implica que sean culpables de nada. El problema aparece cuando una de las partes impone un riterio no negociado para satisfacción personal, y ahora no hablo slo de sexo, oigan, que el problema es mayor. Hablo de relaciones personales, profesionales y lo que quieran imaginar. El perfil del abusador y de la abusadora, (así ya está todo el mundo tranquilo), suele ser el mismo. Alguien incapaz de conseguir lo que quiere por sí mismo, y que se vale de su posición de poder, (por mando o por número, por eso esos mierdas van de cinco en cinco siempre), para conseguir saciar sus deseos. Si este deseo es menor se normaliza y solidifica como práctica, y si es más escandaloso es cuando genera debate, pero el perfil es el mismo. No podemos permitir que haya quien se acostumbre a abusar porque siempre querrán más. Acosar es igual que robar, cuando lo haces y no pasa nada crees que puedes repetirlo. Se empieza gritando a tus cercanos o compañeros de trabajo para amedrentarlos y conseguir cosas, y se puede acabar encerrado en un sótano poniendo bolas de billar en la boca a desconocidos. ¿Que exagero?, bueno, denle tiempo a más de uno.

La otra solución es ser más fuerte que el agresor, que esta también es pistonuda. Escuché a un imbécil contrastado, que creo que además era cargo público estadounidense, decir que si la profesora de primaria, PRI-MA-RIA, hubiera ido armada, esto se podía haber evitado, A lo campeón. Claro, es mucho más razonable pensar que la culpa de que un descerebrado mate a veinte niños de entre ocho y diez años es que la profesora no fuera un marine, en lugar de pensar que un tipo así ha conseguido un arma igual de fácil que una cerveza. Putas víctimas que no se defienden. Lo del debate posterior de que si era hispano, trans, o como le quieran llamar, seguramante panchito maricón, o así, también es de traca. Que da igual quien lo haga, que si está mal, está mal. Supongo que buscar una justificación mientras abrazas a tu hijo es más fácil que hacerlo mientras te aferras a su ataúd, pero mientras los muertos o los violados sean otros, teorizar es fácil.

Ya está bien de poner el foco en la víctima, lo único que conseguimos es fortalecer al agresor. Igual la solución es que las niñas de doce años lleven una pistola y se líen a tiros con quien se les acerque, o que todos vayamos con una recortada por si alguien nos mira mal. También está la opción de formar en valores, ser conscientes del daño que podemos hacer, y de demostrar a quien abusa y acosa que no tiene cabida, por lo civil o por lo criminal, que también ayuda…

El malo es el que es, es una persona y sus circunstancias, y estas no tiene por qué ser la justificación de nada, y mucho menos las de su víctima.

No confundamos justificación con justicia, porque todo es justificable pero eso no significa que sea justo o bueno. Ni que lo haga mucha gente. Ni que te reciban con aplausos al salir del juzgado. Lo que parece malo, generalmente suele serlo.

Sean buenos y sean felices. Y no permitan que nadie se crea con derecho a abusar de ustedes, ni lo permitan. Si los buenos han de ganar, va siendo hora de ir actuando.


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