“Es cuestión de tener la oportunidad más que la necesidad”, lo soltó de golpe y bebió un trago de café americano, como si fuera un comentario más de desayuno, pero no he podido dejar pasar la oportunidad de aprovecharlo.
La inspiración además de pillarte trabajando ha de hacerlo con los ojos y los oídos abiertos, con la capacidad crítica encendida y darle un poco de continuidad, sino se quedará en una idea feliz pero poco más, y así es difícil sacarle rendimiento.
Leí una frase de Lucille Ball, la actriz estadounidense que decía que “Estemos preparados o no, la vida tiene el hábito de tirarnos las situaciones encima”. Me gustó y la guardé, sabiendo que en algún momento se volvería a encender, y fue el otro día al hilo de esa conversación sobre oportunidades y necesidades.
La vida, de la que hablamos como si fuera algo independiente a nosotros en lugar de verla como la consecuencia de lo que vamos decidiendo, tiene ese mal hábito que decía Lucille de estamparnos con la realidad cada vez que lo ve conveniente, y excepto que uno sea un soma que pasa por la vida sin más que hacer que levantarse por las mañanas, toca asumir que esto va a ser así toda nuestra vida. Hay que ser capaz de entender que es mejor anticiparse y orientar la inspiración a la búsqueda de la oportunidad, a encontrar esas oportunidades que permitan anticiparse y que a eso se le llama talento y es lo que permite brillar. Ojo que esto no evita que cuando a la vida le dé por empujarnos situaciones estas te aplasten, pero si habilita a tener más o menos preparada la forma en la que ponerse de nuevo de pie y seguro que nos ha permitido disfrutar al máximo hasta entonces.
Aprovechar las necesidades, sin tener por qué ser algo malo, es bastante menos meritorio. Buscar comida sólo cuando se tiene hambre cubre una necesidad básica y la prisa por comer no suele dejar espacio para mucha floritura en la cocina, Recuerden si no cómo comen cuando tienen hambre y prisa o como eligen dónde comer si están fuera y no tienen demasiado tiempo, generalmente mal. Sin embargo si se anticipa que se va a tener hambre, porque se va a tener, es posible preparar mejores platos o elegir mejores sitio para comer.
Si uno deja pasar demasiadas oportunidades, de lo que sea, al final se acaba generando una necesidad y entran las prisas y las presiones, porque las necesidades suelen ser patológicas. Se entiende entonces como éxito haber solucionado una necesidad que nos hemos generado nosotros mismos, y eso sí que es una birria. Hacer de la necesidad virtud es de lo más conformista que existe, aunque lo diga el refranero, de lo que hay que hacer virtud es de la valentía y la honestidad a la hora de asumir cambios, o de hacer apuestas personales. Ahí está la virtud, ahí está el talento.
Si me permiten, generar una necesidad en un tercero para luego ir con la solución suena bastante mezquino aunque sea productivo, lo suyo es hacer crecer a quien se tenga cerca, sea familia, amigo, compañero de trabajo o cliente aprovechando y haciéndoles aprovechar las oportunidades que se presentan.
Esto es válido para todos los aspectos de la vida, la oportunidad no es un bicho raro, papus verd según me han enseñado, sino un continuo de decisiones que se pueden tomar. La oportunidad es salir a tomar una caña y que te den las seis de la mañana, o abrir un proyecto sencillo y acabar convirtiéndolo en otro mucho mayor que exija nuevos aprendizajes.
Al final oportunidad es riesgo y lo que hay que decidir es si se asume o no. Pero esto es sólo una opinión sobre papel, que lo aguanta todo, ustedes sabrán. Poco más que añadir, así que aprovecharé la oportunidad de cerrar un artículo más breve y dejarles con la canción, y con más tiempo libre por si deciden buscar oportunidades.
