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Opinión / Sabatinas

Notas de voz

Por Fermín Mínguez

¿Las han recibido? Seguro que sí, que uno recibe lo que cree que es un mensaje y se encuentra un sermón de algún amigo hablando solo. Bueno amigo no sé, que un amigo no sé si haría eso, que conozco parejas que han durado menos que algunas de las notas de voz que he recibido.

Una chica manda una nota de voz a través de WhastApp
Una chica manda una nota de voz a través de WhastApp.

Me sigue haciendo mucha gracia ver a la gente por la calle hablándole a su móvil pero sin tenerlo en la oreja, gesticulando mientras hablan con el micrófono, que no deja de ser curioso porque no se habla por el micro, que es para lo que está, sino con el micro. Convirtiendo el medio en fin. Sería bonito decir que es una metáfora del comportamiento moderno y adornarlo con un par de frases de esperanza para acabar diciendo que no es para tanto. Pero miren, me temo que sí lo es, para tanto y para más.

Las teorías de la comunicación ,elijan la que elijan, se acaban reduciendo siempre a la presencia de dos interlocutores, como mínimo, un mensaje y un medio, o flujo, que sea bidireccional. Y eso es hablar, conversar, dialogar, o como más les guste. Es un intercambio de opiniones, cada uno expone sus argumentos y al final se llega a un acuerdo, o no, pero se escucha lo que el otro tiene que decir, se aceptan correcciones y se aprende, porque lo que mejor sale de una discusión es lo que se aprende

Desafortunadamente las teorías de la comunicación no han regido las ofertas de las empresas de comunicación. Las primeras ofertas se basaban en los minutos contratados, ¿se acuerdan? Lo principal era hablar y luego estaban los mensajes que se cobraban aparte. Más adelante se pudo hacer muchas más cosas con el móvil, cobrando importancia los contenidos, y las ofertas fueron girando a los gigas y arrinconando los minutos. Se priorizó el consumo de datos frente menos a la comunicación personal. Ahora es más fácil subir contenido a redes sociales pero menos llamar para contar algo. Esto lo digo sin drama, de verdad, solo como constatación. Actualmente ya existen ofertas en la que sólo hay datos. De esta forma hablar se complica porque tiene un coste añadido.

Esto no pretende ser una queja de abuelo Cebolleta diciendo que la juventud hace tal o cual cosa y que lo correcto sería tal o cuál otra. Como decía Ciceron, oh tempora oh mores, que viene a ser (aunque seguro que todos hablamos latín) que cada tiempo tiene sus costumbres, o cómo afectan a las conductas sociales las modas o influencias de cada época y esto es así, son los tiempos de los datos y el compartir, pero no del compartirse. Esto no es algo menor, en el hecho propio de no tener réplica va implícito no asumir el riesgo de la respuesta. Que suena muy profundo, pero es algo tan simple como que sin riesgo no hay mejora.

Esto de soltar la perorata cuando mejor me venga y ya veré si quiero oír la respuesta, como costumbre es peligroso. ¿No les ha pasado que escuchan una nota de voz y lo que quieren es ir contestando? Y cuando contestan, ¿no quieren tener la respuesta? Esto es un comportamiento muy de Twitter, cada cual suelta su opinión, o contesta a la de otro, sin más intención que la de escucharse o leerse. Sin intención de debatir sino de sentar cátedra.

En el ámbito de lo personal puede que no sea preocupante, que lo es queridos y queridas, que lo es, pero su expansión a lo social es peor. Llamamos conversar a opinar. La comunicación ahora se basa en ver quién da la respuesta más dura, más graciosa o más humillante sin pensar en cómo puede encajarlo nuestro interlocutor porque no tenemos intención de quedarnos a ver qué pasa y así no es que sea bastante difícil llegar a acuerdos, es que parece imposible que se den las condiciones oportunas para ni siquiera plantearlos.

La tecnología nunca puede ser un fin, sino un medio que mejore aquello a lo que se aplique, en este caso a la comunicación. Lo mismo pasa con la responsabilidad, que no puede ser un fin en si mismo sino un medio para actuar y tomar decisiones, Hay que ser responsable para actuar con responsabilidad, parece una tontería pero hay que ejecutar la cualidad. Igual que no basta con ser creativo si no es para actuar con creatividad.

Opinar es estupendo, claro que sí, pero no es bueno ni malo en sí mismo, de hecho lo mejor de las opiniones suele ser confrontarlas y validarlas, aunque no nos guste los que nos puedan responder. Como opinador semana me pongo a su disposición si me quieren decir algo, claro.

Nos iría mejor con menos notas de voz (y menos emoticonos ya de paso por favor, odio eterno) y más afrontar la consecuencias de preguntar y conversar. Y menos opiniones de las que cantan Los Punsetes.


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