• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / Sabatinas

La intoxicación

Por Fermín Mínguez

Ronald K. Siegel era un psicofarmacólgo que defendía que la intoxicación era el cuarto impulso primario, después del hambre, la sed y el sexo. Decía que intoxicarse es algo inherente al ser humano; esto explicaría muchas cosas, ¿no creen?

Bueno, no solo la especie humana,  él hablaba de que casi todas las especies han buscado sustancias tóxicas de forma natural, que una vez que tenemos lo básico cubierto, lo que buscamos es intoxicarnos con lo que sea. Es curioso leer sobre drogas e intoxicaciones desde un enfoque técnico, porque lo que en el día a día llamamos cogerse un pedo del doce, ya saben, ese salir, beber, el rollo de siempre, meterse mil rayas, hablar con la gente que canta Extremoduro, desde un punto de vista técnico lo definen como “la búsqueda de sustancias que modifiquen el estado propio de conciencia”, que suena mucho mejor y también da mucha más luz sobre el tema.

Siegel decía que la batalla estaba perdida, que drogarnos para evadirnos de la realidad es parte del ADN humano, y que nada lo iba a impedir, que era algo propio de la evolución de la especie, de hecho hablaba de un experimento en el que un grupo de monos fumaba crack, que ya hay que ser retorcido para hacerle eso a unos pobres monos, pero la cuestión es que cuando aprendieron se ponían finos de crack Amedio y compañía.

Si es el cuarto impulso, y es común a toda la especie, tendríamos que vivir en una sociedad absolutamente intoxicada, ¿no? Porque está la opción de que el ser humano, en el uso pleno de su conciencia, se eleve por encima de estos impulsos básicos, renuncie a ellos y viva en armonía buscando el bien en vez del chute, pero, qué quieren que les diga, ahora que les voy conociendo, y reconociendo que son ustedes majísimos, no les veo yo muy de elevarse, la verdad. Y eso a ustedes, que me leen, a toda esa chusma que no se pasa por estas Sabatinas ,me la imagino pérfida y tendente al vicio desenfrenado. ¿No les pasa?

De hecho, tengo de fondo un canal de noticias 24h y la mayoría de personas que aparecen en las noticias, nacionales e internacionales, están más cercas de los monos fumadores de crack que de la mística de Santa Teresa, la verdad. Sin embargo, así, a primera vista, se les ve sanos, lustrosos, sin pinta de yonkis, entonces ¿con qué nos estamos intoxicando?

Cuando pensamos en drogas, nos imaginamos generalmente al perfil de drogadicto callejero, físicamente castigado, que roba y pide y está sucio, y ante el que nos sirve un “pobre, qué mala la droga” para refugiarnos en el calor de nuestra vida normal sin darle muchas más vueltas, pero la intoxicación es algo más complejo.

Si le hacemos caso a Ronald, y el muchacho estudió mucho, buscar sustancias que alteren nuestro estado es un instinto primario básico, de una forma u otra buscaremos algo que nos haga evadirnos. Esto no tiene por qué ser malo, oigan, que evadido se vive bastante bien, lo malo es ser consciente de ese cambio de estado de consciencia. Ojo al trabalenguas. Porque, si no, es fácil caer en cualquier droga y dejarse ir. Y ya no hablo de meterse, beberse, fumarse lo que sea, o no solo eso. Hablo de intoxicarse con información falsa, con militancias políticas, con defender causas que creemos justas, con aborregarse dentro de un grupo de imbéciles, o con una final del mundial de fútbol.

Hablo de que una vez que tenemos las necesidades básicas cubiertas, y ahora es bastante fácil, en lugar de buscar objetivos de mejora, nos valga con intoxicarnos. Mientras yo esté cubierto, al resto que le den, intoxicarse que comprometerse.

Y así nos va.

Que esto no es una apología contra las drogas, aquí que cada cual haga lo que le parezca, que ya son ustedes mayorcitos, pero que lo que no vale es acusar de intoxicados sólo a quien consume sustancias físicas. Que hay muchas formas de intoxicarse y evadirse, trabajando compulsivamente, juzgando con fobias, criticando, viviendo en la queja, tomando antidepresivos como si fueran lacasitos, abusando y presionando, buf, hay un montón de actitudes que nos pueden enganchar.

Y un comportamiento tóxico, genera un entorno tóxico. Siegel tiene otra frase que me ha encantado, decía que “"El hecho de que una vez hayamos tenido borrachos y adictos como presidentes no quiere decir que hubiéramos hecho una mala elección de nuestros candidatos, es sólo que son representativos de nosotros". Sonrío.

Pues esta es una opción, asumir que en cuanto podamos buscaremos intoxicarnos, y que nos tragaremos lo que nos den con tal de evadirnos. Batalla perdida, siempre habrá un camello oportuno cerca, en forma de directriz política o medio de comunicación.

La otra opción es que, asumiendo que estamos predestinados a la intoxicación, decidamos con qué intoxicarnos y qué uso le damos. Y esto es mucho más divertido. Y más útil.

Sean buenos pero, sobre todo, sean felices. Y disfruten de lo que hace como mejor forma de intoxicarse. Y, si no les sirve, intoxíquense conscientemente, que no les drogue nadie, que tienen un montón de sustancias y causas donde elegir..
 


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