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Opinión / Sabatinas

La alegría sincera

Por Fermín Mínguez

Tercer borrador que empiezo esta semana. Los dos primeros enfadado, sigo enfadado, pero no vale la pena. Es mejor no hacer mala sangre por los inútiles, defino, no insulto, de siempre y ver la alegría. Lo bonito. Lo que gracias a Dios depende de nosotros y no de terceros.

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"Esa es la alegría sincera. Esa es la que seguirá después de todo. La alegría desinteresada de la gente que te quiere".

Iba a hablar de las residencias de mayores, de las barbaridades que se están diciendo, de las valoraciones políticas desde el desconocimiento más absoluto e incluso de la desfachatez de Emiliano García Page diciendo que es normal que los mayores en residencias se mueran “porque en las residencias están las personas malitas”.

Para empezar, usar el diminutivo para referirse a personas de ochenta años que se han dejado el espinazo, literalmente, para que puedas vivir de un sueldo público es una falta de respeto mayúscula. Tratarlos como si fueran lelos y en tercera persona para quitar hierro es una vergüenza, patán.

Es como si dijésemos que estamos en esta situación porque en las instituciones políticas no están los válidos, están los justitos, los que no sabemos dónde ponerlos y claro, así nos gestionan. ¿Le gusta esto? ¿Se sentiría bien? Pues eso, piense en lo que está haciendo antes de opinar sobre colectivos que no conoce. Pero sobre todo es mezquino, porque siendo tal como dice, que en muchas residencias hay perfiles de grandes dependientes, lo que no dice es que la dotación profesional, las ratios de asistencia que ustedes firman, son de servicio social y no sanitario.

Entonces es normal que se produzcan desgracias si se atienden emergencias sanitarias con ratios de atención social. ¿Esto lo entiende? No es que se mueran sólo por ser mayores, sino porque llevan años castigando a un sector que se deja la piel en atender a quienes ustedes ignoran. Basta ya de castigar a Servicios Sociales cuando vienen mal dadas. Si hay residencias que funcionan mal, ciérrenlas, encarcelen a sus gestores e intervénganlas, pero no funcionan mal hace un mes, ojo, llevan años permitiéndolos.

Mientras tanto las miles y miles que funcionan bien y que hacen encaje de bolillos con sus medios pagan el pato de la presión social. Por favor, pregunten a estas mentes preclaras el coste medio de una plaza residencial y el porcentaje de personas con cuidados de alta dedicación en sus centros. Y luego hagan una deducción simple de por qué pasa lo que está pasando. Pasa porque hasta ahora nos ha dado bastante igual lo que pasaba en este sector, y ahora al drama nos apuntamos todo.

Pero no quería hablar de esto, no. Ni de lo rápido que salta la fraternidad cuando nos entra el miedo. Tomás la clavó el otro día y creo que dará para una columna entera, y es que es verdad, mucha fraternidad de balcón, pero luego lejía al vecino o petición de que no contagie. Fraternigaitas.

Seguimos siendo carne de donación, de meter dinero en un sobre para que otros solucionen problemas de terceros, pero lo de asumir riesgos, mejor para otros. Luego que nadie se queje de los responsables que tenemos, que son fiel reflejo de nuestro día a día. Dirigentes que en lugar de discutir soluciones comunes se dedican a poner lejía en la puerta del otro para marcar sus errores. O a dar ruedas de prensa dignas de las parrafadas aquellas de Ozores en las que no decía nada, o calcos de los sketches de Tip y Coll cuando traducían lo que decía el otro. Sería más divertido al menos, ¿no creen? Portavoz es una palabra preciosa para confundirla con aspersor.

Pero insisto que yo venía a hablar de lo bonito, y lo voy a conseguir, de esa frase de Ana Frank que decía que “No pienso en la miseria sino en la belleza que aún permanece”, es mejor así. Sobre todo porque la belleza que permanece depende de nosotros, no de terceros. La belleza es personal y nominal, no es una cifra bruta para evaluar estadística. La belleza es la persona con la que has compartido vida por mucho que la quieran convertir en el muerto número n o n+1, o en el infectado x al cuadrado. La belleza es lo personal y no pienso renunciar buscarla porque es lo que nos quedará luego. No sé ustedes, pero cuando esto pase, que pasará, yo querré abrazarme a mis amigos, no a la ministra portavoz.

La belleza, la alegría, son las sesiones musicales de Tros en Instagram donde nos reunimos un grupo de afines y durante una hora y pico nos olvidamos de cifras y miedos, y nos reímos como nos reíamos siempre, diciendo las mismas idioteces de siempre, las tontunas que nos hacían reír, donde esperamos a ver si al fin D.A.H.L, donde podemos reconocernos sin el barniz de desconfianza y tristeza que el miedo y las pérdidas nos han dado estas semanas.

¿Y saben qué es lo mejor?, que Tros hace esto para que estemos mejor, él y nosotros. No es una actividad que busque nada más que eso. No es un anuncio de multinacional diciendo que están con nosotros cuando no lo están, o una promoción de artista que justifica algo, o busca promoción. No hay nada detrás que no sea la alegría, bueno, también está detrás Julio bailando, pero eso es más alegría todavía. No es fácil montar una sesión de DJ, créanme, por mucho que te guste es un esfuerzo, pero allí está él día sí y día no, alegrándonos los días.

Esa es la alegría sincera. Esa es la que seguirá después de todo. La alegría desinteresada de la gente que te quiere. Las sesiones de Tros, los vídeos doblados de MJ, los Facetimes con mami, las videozorreras o las confesiones en los grupos de Gegants y Torreznos’ club. Los mensajes de gente que se preocupa por ti y pensabas que habías perdido. Ver la saga completa de Star Wars con mi hija intentando salir ileso de sus preguntas. Sobre esto construiremos lo que sea que podamos construir. No podemos perder de vista esta alegría, no podemos perder de vista el amor de quien nos quiere personalmente, por ser como somos. No podemos permitirnos apartar la mirada de esto para enfadarnos con lo que no podemos gestionar.

Ya habrá tiempo para pedir explicaciones y rendir cuentas, espero que lo haya y que no se nos olvide. Que podamos ver claro quién hizo y quién dijo qué cosas. Y espero que en ese mundo que nazca de la alegría sincera no estén todos estos voceros del miedo y la confusión

Como dice el tatuaje de Tros, hay luces que nunca se apagan. No perdamos de vista los faros de verdad, por mucha nube que nos pongan en medio.

Gracias querido, y gracias a todos los que contagian su alegría sincera.

Ganaréis, ganaremos. Es lo que hacen los buenos.

Iba a cerrar con Vainica Doble y su Déjame vivir con alegría, pero te mereces que hoy pinche para ti, claro que sí. (Well, the pleasure and the privilege is mine!)


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