• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Sabatinas

Haka

Por Fermín Mínguez

Habrán visto que el Princesa de Asturias de este año ha sido para los All Blacks, la selección neozelandesa de rugby. Bueno, habrán visto sólo la haka, su baile tribal.

Los All Blacks realizan su famosa danza Haka tras recibir el Princesa de Asturias 2017.
Los All Blacks realizan su famosa danza Haka tras recibir el Princesa de Asturias 2017.

Ha salido en todas las cadenas la haka, cuatro jugadores (Conrad Smith, Kevin Mealamu, Israel Dagg y Jordie Barrett) que se quitan la americana y bailan. Y la gente sonríe entretenida, supongo que por lo pintoresco de la imagen, pareciera que les hubieran dado el premio por el bailico, y nada más lejos de la realidad.

De hecho fueron prudentes cantando la Ka Mate, bastante más amable que la Kapa o Pongo que causó bastante revuelo cuando se estrenó en el 2005 con ese gesto del pulgar rebanando el cuello…no sé cómo hubiera encajado el peripuesto público del teatro Campoamor una invitación al degüello.

Porque la haka es eso, es una danza tribal maorí que hacen antes de los partidos como motivación propia e intimidación, y este es uno de los primeros valores que hay que reconocer a los All Blacks, elegir una danza tribal maorí como representación de la selección de un país que ya no lo es, de hecho los maoríes no han sido mayoría en la selección y aun así lleva siendo su danza de inicio desde hace más de 100 años.

Integrar los orígenes, reconocerlos, hacerlos partícipes de tu evolución sin renunciar a ellos pero tampoco dejando que sean rémora que impida avanzar. Los orígenes como eje integrador, no me digan que no es bonito.

De hecho, cuando se hizo oficial el premio, lo que se dijo fue que: “Esta selección está considerada un ejemplo de integración racial y cultural, que ha contribuido a la unidad de neozelandeses de diferente origen, simbolizado en la haka".

Y esto no es una forma de hablar, esto significa que estos señores jugaron contra Sudáfrica en la época del Apartheid a pesar del rechazo por hacerlo con jugadores maoríes, incluso fueron a jugar en contra de su federación a la Sudáfrica bloqueada porque “el rugby no entiende de política” y los que fueron asumieron la sanción.  Obras son amores, y el rugby es mucho de ambas cosas. Estos gestos seguramente hicieran mucho más por el reconocimiento de la comunidad negra que muchos discursos en organismos públicos.

Estos mismos señores se plantaron en el Ulster unos años antes, a principios de los 80 con la misma filosofía. El rugby por encima del resto de situación, la emoción por encima de la razón, pero la obligación y el compromiso por encima de la emoción. Con estos elementos y en este orden parece fácil entender que es la mejor selección deportiva de todos los tiempos, con un 70% de victorias.

Pero no les han dado el premio por ganar, o no solo por eso.

Para empezar la selección es en sí misma un ejemplo perfecto de integración, la haka como elemento unificador. Algunos de los mejores jugadores neozelandeses (y del mundo) como Carter o McCaw no eran maoríes ni lo parecían y sin embargo se desempeñaban con emoción y entrega en la haka como parte propia; pero sería reduccionista decir que es sólo por este tema de la integración, y además sería ventajista en estos días.

Carter y McCaw, como les decía, han sido los aguadores del equipo cuando les ha tocado ser suplentes, o han llevado las botas de sus compañeros cuando ha hecho falta porque para ser el mejor jugador de rugby del mundo primero tienes que ser jugador de rugby, y eso está por delante del resto. Así que lo importante es el partido y cada uno ayuda en lo que puede o le piden. No sé cuestiona, no hay lugar para egos dentro del juego, fuera seguro que hay imbéciles como en todos los sitios, pero no dentro, no cuando se trata de lo importante. No se puede fallar al compañero. Primero a tu compañero de equipo, luego a tus compañeros de pasión, estén estos en Sudáfrica o en Belfast.

Incluso me atrevo a decir que hasta los imbéciles son diferentes. Les conté en una colaboración anterior como Aaron Smith, all black, se autodescartó para jugar con la selección al reconocer su “comportamiento inaceptable” por tener un encuentro sexual, consentido, en el baño de un aeropuerto. Él se autodescartó. Igualito que en el resto de deportes, ¿Qué no?

Pues no se me ocurre premio más merecido que el que se otorga a un grupo de deportistas comprometidos, respetuosos, apasionados, solidarios, sacrificados, disciplinados, humildes, consecuentes, que han conseguido integrar diferentes sensibilidades y procedencias bajo una misma camiseta negra y que además juegan que da gusto verlos.

A la vida se viene a vivir, y sólo se puede vivir con emoción. La haka es emoción pura, algo más que un baile. Quizás crean que soy un exagerado, pero tuve la suerte de verla en directo cuando jugaba en mi querido CRUN en un partido de Nueva Zelanda en Bayona, y todavía se me ponen los pelos de punta. Si Dios quiere la volveré a ver en noviembre, y otra vez carne de gallina. Yo quiero vivir así, a emociones.

Mucho mejor hakas que banderas. Aunque hacer todo lo que esta gente hace si se fijan no es tan sencillo y exige mucho esfuerzo, pero al final se resume en una haka, en un baile que no dura 3 minutos y que es el punto de partida para lo realmente importante en la vida: el rugby. ¿O qué se pensaban?

(La canción no tiene nada que ver, pero encaja…)


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