• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Sabatinas

El destino

Por Fermín Mínguez

Siete definiciones tiene la RAE para destino, desde “fuerza desconocida” a “punto de llegada" pasando por “encadenamiento de los sucesos considerado como necesario y fatal”, lo que no recoge en ninguna de las siete es que sea algo involuntario. Esa es mi RAE.

Unas vías de tren para seguir el destino de cada uno..
"El destino va, creo, de hacer todo lo posible para que suceda lo que queremos que pase".

Si buscan por “destino” en internet lo primero que les aparece son cosas como “el destino está escrito” o “el destino está marcado” y si le dan cancha al predictor les dirá que además estará escrito en las estrellas, en las líneas de la mano, en los posos del café y hasta en el sisirisco hay quien lo lee, que ya es tener ganas de arriesgar. Me quedo con la definición de la RAE que habla de encadenamiento de sucesos, porque si entendemos destino como aquello que nos espera hay que ser muy inocente, o muy cobarde, para pretender que este nos espere en los posos del café. El destino se trabaja, se labra y se construye con todas y cada una de las decisiones que tomamos, las grandes y las pequeñas.

Benedetti decía en Lento pero viene que el futuro:

lento pero viene
el futuro real
el mismo que inventamos
nosotros y el azar

cada vez más nosotros
y menos el azar

y estoy totalmente a favor. Supongo que a veces ya nos viene bien confundir destino con azar, sobre todo porque así podemos disfrazar nuestra dejadez de mala suerte, así todo es más fácil. Porque contra la fuerza del destino (uh,uh) no se puede luchar, ¿verdad?

De esta forma asumimos unos límites que no hemos intentado forzar y perpetuamos una realidad fragmentada entre los que tienen más posibilidades que las siguen aprovechando y los que como no las tienen de inicio renuncian a luchar para conseguirlas. No voy a ser yo el que les diga que todos estamos capacitados para lograr todo lo que nos propongamos, porque sería l mismo que decirles que busquen su destino en las estrellas. Miren no, esto no va de generar expectativas irreales, ni de esperar que alguien o algo nos resuelva la vida, el destino va, creo, de hacer todo lo posible para que suceda lo que queremos que pase. Y asumir también que todo lo que hacemos condiciona ese destino que vamos construyendo, y esto implica también  asumir que si hemos hecho mil cosas bien y enfocadas a nuestro objetivo, una mal hecha puede borrar todo lo conseguido. Cada vez más nosotros y menos el azar.

Azar es que el nuevo tráiler de Star Wars aparezca mientras escribo estas líneas y hable de que la batalla es personal, y trabajar por el destino es aprovecharlo, por ejemplo.

El destino como meta, que también es una acepción que me encanta, entenderlo como el lugar al que se quiere llegar. Preparar el viaje para poder llegar a destino.

Cuando lean estas líneas el club de mi vida (porque ya lo es), mi familia del oval, estará jugando la final de liga de la Division de Honor catalana, y ¿saben cómo se ha llegado a este punto del destino?, pues entrenando todas las semanas sin descanso, sufriendo cada punto ganado cada jornada, renunciando a planes, superando lesiones e incluso sobreponiéndonos a la pérdida de uno de los nuestros.

Así se labra un destino, sabiendo que el objetivo depende de cada placaje, de cada metro recorrido cuándo no se puede más, de dar lo que uno no tiene porque se lo debe a su destino, ese que construye con cada esfuerzo que hacemos. Y ¿saben cuál es el premio? Pues que este sábado veintitrés jugadores defenderán el destino de todo un club convencidos de que si dan todo lo que tienen conseguirán su objetivo. Eso es trabajar por el destino, sentir en la espalda que juegan con todos los seguidores en la grada, y con cientos  de exjugadores que lo intentaron antes, con los cincuenta jugadores que se quedan fuera de la convocatoria, con los más de trescientos chavales que labrarán el próximo destino del club sobre el que otros hemos trabajado, y también con los lesionados que no han podido llegar, con el riñón maltrecho de Geri y sobre todo con XP (¿se acuerdan de XP?) al que hemos llevado grabado en la manga toda la temporada para ser uno más.

Eso es el destino, asumir la responsabilidad y volcarla radicalmente en lo que queramos hacer. El destino se construye poniéndole pies y manos a la fe. Convencidos de que todo lo que dependa de uno mismo se hará.  Tan convencido, que si juntan las letras con las que empiezan los títulos de las Sabatinas desde enero hasta hoy, fecha de la final, verán que escriben Los buenos ganan. Catorce semanas convencido, cada semana convencido. Ni los posos del café, ni las estrellas, ni las líneas de la mano, el destino es lo que decidamos hacer con él.

Decía Lola Flores la frase que “al destino también hay que ayudarle una mijita”, sonrío, no se me ocurre mejor forma de ayudar una mijita al destino que dejarse la vida construyendo el destino que queremos tener.

Ese es el único destino que mereceremos, y ese será el legado que dejaremos. Confío en que sea mejor que un puñado de posos.


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