• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Sabatinas

Asuntos personales

Por Fermín Mínguez

Susana Díaz dijo que “en el PSOE no hay bandos ni el partido es una banda”, pero la desbandada en la ejecutiva, en el enésimo espectáculo post-electoral de la temporada, se empeña en demostrar lo contrario.

No creo que sea el único al que  no le ha resultado nada extraño el episodio, es muy de sainete patrio, ¿no creen?

Dice la RAE, fijando y dando esplendor, que el sainete es una obra “de carácter popular y burlesco que se interpreta como intermedio o al final de una función”. Si es intermedio o final no lo sé, pero que suena a broma eso sí que es cierto. Y lo que es peor, esto no es un tema del PSOE, es genérico y  suena a asuntos personales.

Es el reflejo del no acuerdo de gobierno llevado a la gestión de un partido, da la sensación de que en este país es imposible llegar a un acuerdo entre partes y solo funcionamos con mayorías, sin discusiones. Somos la matrioska de la discusión, quitas una y sale otra, un desacuerdo y dentro otro.

Quizás el problema está más arraigado, y sea personal, no de partidos, ni de programas ni de gobiernos. Al final detrás de cada grupo están las personas, los colectivos lo formamos personas, y se nos olvida. Me encanta cuando oigo habla de la sociedad de consumo, o de las bases ideológicas, o de la mayoría manifiesta y sonrío pensando que quienes consumen, piensan o se manifiestan mayoritariamente  somos nosotros.

Si uno lee sobre los momentos fundacionales de los partidos políticos, bueno, de casi cualquier movimiento, descubre como las personas se agrupan alrededor de las ideas, ponen su trabajo al servicio de la colectividad, del objetivo común. Hay corrientes, discusiones, pero se mantiene un objetivo común. Aquello conocido anteriormente como política y actualmente como algarada.

Si el objetivo es en positivo suele ser más costoso de conseguir pero es más duradero, cuando lo que se persigue es conseguir algo, como alcanzar una cima o ganar una carrera. El problema viene cuando el objetivo es en negativo, el objetivo es que el otro no lo consiga. Esto es más fácil de conseguir, pero no suele traer buenas consecuencias. De momento vamos ya dos raciones de “tú no lo consigues”, y crea bandos porque el objetivo no es común.

A mi Pedro Sánchez no me produce ni frío ni calor, cero grados, pero lo de la dimisión en bloque para forzar su salida me parece vulgar, arrabalero. ¿No hubiera sido mejor un acuerdo de puertas adentro en lugar de este numerito en el que sólo falta Jorge Javier Vázquez, por parte de unos y de otros? 

Lo que transmiten es que aquello de los ideales queda en un segundo plano o en un tercero y que no hay capacidad de discusión y entendimiento ni dentro de la propia casa.

Parece que necesitásemos tener razón, o lo que es más grave, la razón. Y en este perseguir la razón se queda en el camino la obligación, la función que hay que cumplir y sin compromiso la estructura se cae. No aguanta.

Una melé la forman ocho jugadores (aquí va la cuña), y cada uno tiene una función clara y definida. Si no no funciona. Si uno deja de empujar, te ganan. Si uno se sale antes de tiempo, se acabó, si alguien no está donde debe, se hunde. Si hay quien quiere lucirse, deja vendido a los otros siete, y de paso a todo su equipo. En el momento en el que el objetivo no es común se acabó la progresión y solo se sufre. Si hay quien depende de mi actitud no puedo defraudar, y si quiero que me miren me compro un casco amarillo, pero empujo.

Al final son las personas las que deciden, las que votan y las que conforman las mayorías, y son quien han de tomar a responsabilidad de lo que hagan. En una melé son 8 personas, 15 el equipo total de rugby, y las salidas de tono se solucionan en el siguiente entrenamiento; pero el total de españoles somos más de 46 millones y no nos merecemos este esperpento. De verdad. Y pretender que quien te paga te solucione los problemas es tener mucha cara.

Pónganse de acuerdo, hagan su trabajo y si no son capaces no pasa nada, agradecemos el esfuerzo y que vengan otros que sepan. Sin espectáculos, selección natural. Y decisión personal, que cada uno vote en conciencia, no en bloque unipensante.

Miren que se me ha pasado por la cabeza cerrar con el “Viva la gente”, o el “People have the power” en esta exaltación de la persona, pero creo que esta encaja mejor. Creo que hay una forma mejor de hacerlo.  Y a veces hace falta gritarlo.

Tiene que haberla. Sin bandas, bandos ni desbandadas,


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