• jueves, 25 de abril de 2024
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Opinión / Es periodista, uno de los fundadores de Telemadrid y su primer director de informativos.

El pretexto

Por Fermín Bocos

Invadir Iraq con el pretexto de que Sadam Husein disponía de armas de destrucción masiva fue la gran "aportación" de George W. Bush a la Historia.

Las famosas armas con las que supuestamente amenazaba la seguridad del mundo nunca fueron halladas. La ocupación del país y la  posterior liquidación de las estructuras del Estado baasista -entre otras, la disolución del Ejército- trajo como consecuencia la guerra civil entre facciones chiitas y sunitas. Miles de personas han perdido la vida. El país tardará décadas en recuperar un mínima estabilidad. Si es que lo consigue, porque tras la liquidación del Ejército, muchos de los antiguos militares se han unido al llamado Estado islámico (ISIS). De hecho el núcleo duro de esta organización que practica abiertamente el terrorismo y ha conseguido consolidarse en el norte del país y en algunas regiones limítrofes de Siria está formado por oficiales que pertenecieron a los servicios de inteligencia de Sadam Husein. Los analistas internacionales hace tiempo que identifican la aparición del ISIS como una secuela indeseable de la desestabilización de Iraq provocada por la invasión norteamericana.

En vísperas de que en el Reino Unido se haga público un informe sobre las razones que llevaron al Gobierno británico a apoyar a Washington en su aventurera decisión, Tony Blair, que junto a Georges Bush, a José María Aznar y a Durao Barroso protagonizó la tristemente famosa foto de las Azores, ha reconocido que la invasión fue un error  y que de aquél acto se han derivado las tragedias posteriores que afligen a Iraq .Todo parece indicar que el informe, de inminente publicación, puede aportar las pruebas que demostrarían que Blair estaba al tanto de que el pretexto invocado para la invasión, las armas de destrucción masiva en manos de Sadam Husein, carecía de fundamento. Fue, eso, un pretexto para justificar una decisión tomada por Georges Bush tras el 11 S a sabiendas de que nada relacionaba al dictador iraquí con los atentados contra el Pentágono y las Torres Gemelas. Así se escribe la Historia. Aunque con la boca pequeña, Blair ha pedido perdón, de Bush y Aznar no se espera.


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El pretexto