• martes, 16 de abril de 2024
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Opinión / Es periodista, uno de los fundadores de Telemadrid y su primer director de informativos.

"Presidente" Margallo

Por Fermín Bocos

La impaciencia es compañera inevitable en las coyunturas inciertas. En el caso de la política española está en la raíz de las cábalas a las que están dando pie los sondeos de intención de voto.

El último realizado con posterioridad al del CIS y tras la firma del pacto entre Podemos e Izquierda Unida, apunta que los resultados del 26J serán similares a los del 20D. El PP seguiría siendo la primera fuerza con alrededor del 30% de los votos y uno o dos escaños menos de los 120 que tenía. La novedad giraría alrededor de Unidos Podemos.

La coalición liderada por Pablo Iglesias y Alberto Garzón, con un 25% de votos, conseguiría adelantar al PSOE que se quedaría en el 23% .El cuarto en liza, Ciudadanos, obtendría un resultado similar al de la anterior legislatura, entorno al 15% de los votos y unos cuarenta o cuarenta y dos escaños. En semejante escenario el drama encendería velas en la sede central del Partido Socialista.

A requerimiento de los barones territoriales del partido no sería descartable que Pedro Sánchez presentara la dimisión, opción que -dicho sea de paso- a día de hoy, no figura entre sus planes. Si las encuestas están anticipando lo que va a suceder el domingo 26 de junio, hay dos personajes que saldrían muy tocados. Uno, el que más es, como decía, Pedro Sánchez y el otro Mariano Rajoy. Esta vez ya no será suficiente con encabezar la lista más votada.

Si Rajoy no puede conseguir apoyo parlamentario para la investidura -apoyo que solo podría obtener de Ciudadanos contando en un escenario límite con la abstención del PSOE-, en su partido esperan que por sentido de la responsabilidad se haga a un lado y deje intentarlo a otro dirigente popular. Albert Rivera tiene dicho que en ningún caso apoyará al PP si el candidato a la Presidencia es Mariano Rajoy. El escenario cambia cuando se le pregunta qué haría Ciudadanos si el candidato popular fuera otro. Rivera deja abierta esa puerta.

Incluso ha llegado a decir que José Manuel García-Margallo (ministro de AA.EE) o Cristina Cifuentes (presidenta de Madrid), son dirigentes populares con los que podría entenderse. Charlando hace unos días con ella, Cifuentes me aseguró que no entraba entre sus planes dar el salto al ruedo nacional. Así las cosas, habrá que preguntar a García-Margallo si le gustaría ser Presidente.


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