• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Es periodista, uno de los fundadores de Telemadrid y su primer director de informativos.

Mala conciencia

Por Fermín Bocos

Algunos dirigentes del PP intentan cargar sobre los medios la responsabilidad moral de la muerte de Rita Barberá, pero la realidad es más compleja. 

Las campanas también doblaban por ellos. Es cierto que determinados medios -sobre todo ciertos programas de televisión- se habían cebado con ella convirtiéndola en el tótem al que iban a parar todas las bofetadas, pero lo que instaló a la senadora en la depresión fue el abandono de sus compañeros.

El bosque de espaldas con el que se encontró desde que se vio inmersa en el procedimiento judicial. Quizá debería haber rechazado el aforamiento que tanto prolonga los procesos, pero no lo hizo. Y, claro, su presencia en el Senado, complicaba las proclamas de regeneración que desde Génova 13 lanzaban los jóvenes impacientes recién llegados a las vicesecretarías del partido. Ahora deben estar meditando acerca del efecto provocado por sus palabras en el ánimo de la senadora apartada del PP y obligada a pasar al Grupo Mixto.

"Rita Barberá no cumple con los criterios de dignidad ni ejemplaridad, dice que no quiere dañar al partido, pero lo está haciendo" (Javier Maroto). "Está haciendo daño al partido. Al PP no le gusta no poder tener un comportamiento intachable en el ejercicio de las responsabilidades públicas. Rita Barberá haría bien en apartarse" (Andrea Levi).

Nunca sabremos qué es lo que más pesó en el estado de ánimo de la senadora, pero es seguro que también la entristeció escuchar a Mariano Rajoy refiriéndose a ella cuando le preguntaron que si Rita Barberá debía renunciar al acta de senadora como: "Esa persona a la que se refiere ya no forma parte del partido". Como alcaldesa de Valencia, durante muchos años, lo fue todo en el PP. Algunos medios se ensañaron con ella, pero quienes la dejaron sola fueron sus compañeros de partido. La mala conciencia habla ahora por boca de muchos de ellos. Sobre todo quienes se reclaman amigos. Pero lo hechos son tenaces. A José María Corbín, cuñado de la senadora, se debe el triste epitafio de esta historia.

"Rita a ha muerto de pena y la fundamental aportación la han tenido los suyos". Ya digo, mala conciencia.


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