• martes, 16 de abril de 2024
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Opinión / Es periodista, uno de los fundadores de Telemadrid y su primer director de informativos.

La lluvia de Rajoy

Por Fermín Bocos

Por obra de las inclemencias meteorológicas (frío, nieve, viento, etc.), en los últimos días se ha incrementado mucho el consumo de energía eléctrica.

En paralelo -¡qué casualidad¡- el precio de la luz alcanzaba cuotas nunca antes vistas. A determinadas horas de día, hasta cien euros por megavatio. Triste récord que describe un abuso por parte de las compañías suministradoras que a lo que se ve actúan sin complejos. Los ministros cambian. Las eléctricas, no.

Soria intentó enterarse de lo que hacían y poner algo de orden pero fracasó. Su sustituto, Nadal, a juzgar por lo que dijo en su comparecencia en el Congreso confía en que la solución venga de la mano de una mayor utilización de las centrales de ciclo combinado que emplean gas para generar electricidad.

Pero se quedó ahí: "confiando", que como la propia naturaleza del gerundio señala es una acción que no está definida ni por el tiempo, ni el modo, ni la persona. Es decir que seguiremos pagando la luz al precio que quieran ponerla.

El ministro se queda el gerundio pero quien nos ha dado la medida de los desvelos del Gobierno para acotar el problema del abusivo precio de la luz ha sido el propio Mariano Rajoy.

Preguntado por el asunto, su respuesta ha sido para enmarcarla. "Va a llover. Han anunciado que va a llover y eso dará lugar a una bajada". Como remate de tamaña displicencia nuestro primer ministro se cobijó bajo un mantra que se quedó sin réplica: "No todo en esta vida depende del Gobierno". Todo no, la cuota de impuestos que gravan las tarifas eléctricas: sí.

Sí porque depende del Ejecutivo y de otras instancias administrativas. Hay un viejo aforismo que asegura que pensamos como vivimos y en el caso de Mariano Rajoy es evidente que jamás en ninguna circunstancia tuvo que preocuparse por el recibo de la luz.

Pero eso no le exime de la exigible empatía que todo gobernante debiera profesar hacia sus conciudadanos. Sobre todo con los más desfavorecidos. Junto al incremento de los desahucios, otro de los escenarios traídos por la crisis es la llamada "pobreza energética".

Eufemismo que cobija una realidad muy dura: miles de personas no tienen recursos para calentar sus casas y hacer frente a las consecuencias de la ola de frío. Decirles a ellos y al resto de los españoles que como remedio ante unas tarifas eléctricas a todas luces abusivas, lo único que procede es mirar al cielo y esperar a que llueva es peor que una displicencia. La palabra es otra. Se la dejó al lector.


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