• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Es periodista, uno de los fundadores de Telemadrid y su primer director de informativos.

El hilo de la cometa

Por Fermín Bocos

Al hilo de la guerra abierta declarada por los yihadistas quienes desde de los aparatos policiales y de Inteligencia de los Estados democráticos luchan contra esta y

otras organizaciones terroristas tienen que hacer frente a un dilema: dar cuerda a la cometa dejando que sigan actuando los grupos de los que se tiene noticia o incluso están infiltrados (con el fin de obtener más y nueva información), o quitarle el agua al pez. Es decir: atacar y acabar con la red.

A juzgar por los datos de inteligencia que se van filtrando en relación con los últimos tres atentados perpetrados en París, parece que los especialistas franceses en la lucha antiterrorista habrían optado por la primera opción. A esa conclusión se lleva tras constatar la celeridad con la que tras los atentados (noche del viernes 13 de Noviembre) solo tres días después las fuerzas policiales identificaron y rodearon el tercer piso de la calle Corbillon de Saint Denis, localidad de la periferia parisina, en la que la célula yihadista disponía de un piso franco. Piso en el que se había refugiado Abdelhamid Abaaoud tenido por líder del grupo y presentado ante la opinión pública como "autor intelectual" de la matanza del viernes, estando también relacionado con el atentado contra la revista satírica Charlie Hebdó. La policía inició el asalto esperando encontrarlo en el interior del inmueble. Y, así fue. Tras hacer frente a tiros a los gendarmes, el terrorista resultó cizallado por una granada lanzada por los agentes.

Por otra parte, resulta que algunos de los asesinos que ametrallaron a los asistentes a la sala de fiestas Bataclán, no eran desconocidos para las autoridades belgas. De hecho ha trascendido que tenían abierta una ficha policial como potenciales candidatos a "radicalizarse".

Aceptando la extrema y compleja dificultad que apareja la lucha contra un tipo de terrorismo practicado en este caso por individuos fanáticos cabe preguntarse si en el caso de los atentados de París no se han producido fallos en la evaluación de la peligrosidad de las células más o menos identificadas. Fallos imputables, ya digo, a la compleja decisión que supone la elección del momento idóneo para cortarle la cabeza a la serpiente. No ahora, en plena batalla,  y menos con la vertiente militar que ha tomado la respuesta a los atentados de París (el portaaviones nuclear Charles De Gaulle navega hacia aguas sirias y aviones franceses bombardean posiciones  terrestres del IS), pero así que pase algún tiempo nos enteraremos de que en Francia se producirán destituciones y cambios en el organigrama de los servicios de Inteligencia y también en el  Departamento Antiterrorista de la policía. Cuando las cosas salen mal siempre hay alguien que acaba pagando el pato. En estos casos alguien que paga por no haber acertado a cortar a tiempo el hilo de la cometa.


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