• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / Es periodista, uno de los fundadores de Telemadrid y su primer director de informativos.

Congreso triunfal

Por Fermín Bocos

El Partido Popular se apresta a celebrar un congreso (tres mil compromisarios, tres mil invitados), que se presenta como un paseo triunfal.

Nada perturbará el ánimo de Mariano Rajoy, el jefe llamado sin oposición ni crítica a seguir al frente del partido. Resulta muy llamativa la ausencia de debate político real. Es tan plácido el panorama que tal vez con ánimo de disimular han tenido que improvisar una presunta discrepancia interna acerca de la naturaleza del animal escogido como tótem del partido ¡Que sí gaviota, que sí charrán! Tremendo dilema. Trascendente duda cuyo discernimiento, con toda probabilidad, permitirá dormir tranquilos a los españoles. De no ser verdad, parecería broma. Pero como diría un castizo: es lo que hay.

Todo en el congreso está concebido a mayor tranquilidad del único candidato a seguir dirigiendo el partido: Mariano Rajoy. Nadie le critica, nadie le discute. Hace un año perdieron cincuenta diputados, pero en los siguientes comicios sus electores les indultaron de los casos de corrupción y el PP sigue siendo el partido más votado por los españoles pese a estar encausado bajo acusación de presunta financiación ilegal.

Rajoy no entusiasma, pero sabe resistir la tempestad y maneja bien los tiempos aprovechando la debilidad de sus contrarios para mantenerse en el poder. Eso, en política, es oro. Aunque sigue de reojo la crisis del Partido Socialista, hoy por hoy, nada le perturba. Dentro del partido ya no tiene enemigos. Han ido desapareciendo uno detrás de otro. ¿Qué fue de José María Aznar o de Esperanza Aguirre tradicionales animadores de titulares críticos en las vísperas de los congresos?

Hay que reconocer, a su favor, que Rajoy no ha instaurado lo que tradicionalmente se conoce como culto a la personalidad del líder. Lo suyo ha sido generar una suerte de jefatura líquida de la que nadie espera ni un discurso memorable ni un rumbo innovador pero en la que todos confían porque con él al frente, saben que mantendrán el puesto. Rajoy es reacio a los cambios. Fuera de algún ministro sustituido en reciente relevo en razón de su avanzado estado de combustión, los pocos cambios que hemos visto fueron obligados por la pérdida de la mayoría absoluta en el Congreso y solo afectó a diputados porque en el Senado todo sigue prácticamente igual.

Como igual seguirá la tríada de encomiendas que acumula la "número dos "del partido, María Dolores de Cospedal. Si las cosas funcionan, ¿para qué cambiar? Ese parece ser el lema que inspira la hoja de ruta de este hombre al que nada parece perturbar y de quien en el fondo tan poco sabemos pese a que lleva ya más treinta años circulando en coche oficial por la política española.


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