• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión / Es periodista, uno de los fundadores de Telemadrid y su primer director de informativos.

A cara de perro

Por Fermín Bocos

La política es cainita. Arte de supervivencia. El cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez -planteado por el líder socialista como un debate a cara de perro- ahorra toda explicación al respecto. "Usted no es decente", espetó Sánchez. "Usted es ruin, mezquino y miserable", replicó Rajoy.

Nunca un debate entre presidenciables había alcanzado semejante grado de crispación. Mentiroso es lo más que un aspirante había llamado a un Presidente del Gobierno. De ahí la sorpresa propiciada por el debate.

No es cuestión de inferir el origen de tanta agresividad como la desplegada por el líder del PSOE (hay quien la relaciona con la parva cosecha electoral que le auguran las encuestas), pero visto lo que media España vio, quedó claro que el cruce de insultos entre quien puede alcanzar o quien quiere retener la Presidencia, no fue agradable de ver.

El insulto no debería formar parte de los recursos dialécticos de los políticos. Ni siquiera los que aparejan ingenio. Por más que  algunos medios proclamen que ha ganado el debate quien insulta y pierde el respeto al contrincante, se queda sin razón. En dramáticas circunstancias vitales, Miguel de Unamuno nos legó una reflexión que bien podría servir para entender lo sucedido el lunes en el cara a cara entre Sánchez y Rajoy: vencer no es convencer.

Algo de eso aconteció en el cara a cara. Aun habiendo ganado el debate, la imagen de Pedro Sánchez no salió reforzada. Algunas de sus intervenciones rezumaban una agresividad poco defendible. Que Rajoy ya en el barro del debate respondiera como lo hizo, lo que evidenció es el desconcierto de quien no esperaba una acometida tan brutal.

La corrupción pudre la democracia, es un cáncer y hay que erradicarla. Estando de acuerdo en que el primer paso es denunciarla, creo que hay formas y formas de hacerlo. Ni es de recibo que el Presidente enviara a Luis Barcenas aquel mensaje que se ha hecho famoso, ni es propio de los usos dialécticos entre quienes gobiernan o aspiran a gobernar en España tamaño cruce de insultos como el que pudimos escuchar y ver en el transcurso del debate. Decía el clásico que la estética de hoy era la ética de mañana. Pues eso.


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