• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión /

El 'okupa' no preocupa

Por Fermín Alonso

Un edificio en el Casco Antiguo, un chalé en la Cuesta de Labrit, el intento de disfrutar de una propiedad en pleno Paseo Sarasate… hasta acabar en un Palacio Barroco. Hay que reconocer que, de okupas, en Pamplona podemos presumir. Hay nivel. 

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El Palacio del Marqués de Rozalejo en Pamplona 'okupado' desde el mes de septiembre. NAVARRA.COM

La indiscutible permisividad de Asirón y Barkos con quienes se creen con el derecho de hacer uso propio y gratuito de edificios que son de todos ha conseguido un efecto llamada asombroso.

La cómplice pasividad de Ayuntamiento y Gobierno les transmite una evidente sensación de impunidad; de que en esta ciudad si ocupas, no hay consecuencias. No pasa nada.

Corrijo. No pasa nada si eres okupa. Porque si eres policía, cumples con tu deber e intentas evitar una ocupación mientras te defiendes como puedes de los delincuentes que intentan tomarlo por las bravas, Bildu te ataca, te tacha de violento y para colmo el alcalde te quita la porra. Literal. Así de tragicómica es la Pamplona de 2018. Valle Inclán no habría necesitado el espejo de la ferretería de la calle Álvarez del Gato para deformar semejante esperpento.

Aunque no lo crea, en nuestra ciudad, mientras lee estas líneas, tenemos un edificio en el entorno de Aranzadi, alrededor de una treintena de pisos, una nave industrial y un palacio (todos públicos) okupados. Y, para rematar, en Mendillorri nos hemos gastado medio millón de euros de los impuestos que pagamos todos, para construir un gaztetxe (passivhaus, eso sí) que se ha entregado sin un solo papel firmado, sin un expediente, para montar fiestas hasta la madrugada en las que, según parece, se vende alcohol sin control. Casi nada. 

Y, sin embargo, presumimos. De hecho, en un debate celebrado hace apenas 10 días en el Ayuntamiento, un concejal de la moderadísima Geroa Bai presumía de “sensibilidad” con el okupa. Ahí queda eso para las actas municipales.

Pero, aunque no quieran verlo, aunque pasen olímpicamente de abordarlo, el problema es serio y profundo. Desde la llegada de Asirón y Barkos a los sillones de la Plaza Consistorial y del Palacio de Navarra hay un grupo de personas que se creen por encima de la ley.

¿Por qué hay jóvenes que tienen que buscarse la vida y pagarse una bajera y otros tienen gratis y con “permiso” de la administración un palacio? ¿Por qué se imponen horarios, normas e impuestos a bares y comercios y estos montan su taberna y su “herri denda” sin control alguno? ¿Por qué algunos pagamos religiosamente nuestras hipotecas y otros pasan meses e incluso años en propiedades públicas sin que se les moleste? ¿Si es verdaderamente un problema social y de vivienda, como sostiene IE, no debería alguien dimitir porque se haya multiplicado en apenas dos años?

Lo más grave, sin embargo, es que si hay quien se cree con más derechos que el resto y se sitúa por encima de la norma, alcalde condenado por fraude de ley incluido, otros son marginados sin ellos.

Son los padres de escuelas infantiles expulsados de sus centros de un día para otro; son los comerciantes del centro de la ciudad que llevan más de 10 millones de euros de pérdidas por la amabilización impermeable, sin que nadie que les escuche; son los vecinos y emprendedores de Pío XII que se temen sufrir los mismo y a los que les van a imponer 2 millones de euros de obra en su avenida; son las personas de movilidad reducida de Mendillorri que pueden disfrutar de un gaztetxe nuevecito, pero no subir al centro de salud porque el ascensor urbano que reclaman lleva dos años largos de retraso; son los inversores que ven cómo el alcalde cambia las normas según le conviene; son los médicos, profesores, abogados, ingenieros… que no podrán acceder a un empleo público por no saber euskera.

Dice el topicazo político que gobernar es priorizar. Y vaya si están priorizando. A toda velocidad y caiga quien caiga.


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