• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión /

Homenaje al violador

Por Fermín Alonso

La semana pasada se celebró en una localidad cercana un acto de bienvenida y homenaje a un violador que acababa de salir de la cárcel. Como lo leen. De hecho, es una realidad que se repite en los últimos meses.

Familiares y simpatizantes de la izquierda abertzale recibieron en Bilbao el cuerpo de Kepa del Hoyo. EFE..
Familiares y simpatizantes de la izquierda abertzale recibieron en Bilbao el cuerpo de Kepa del Hoyo. EFE..

En enero, por ejemplo, se recibió con banderas con la leyenda “violadores a casa” a un hombre que abusó de cinco mujeres. Hace escasos días, como si de un héroe se tratara  se organizó una bienvenida al más puro estilo Hollywood al cadáver de una persona absolutamente indispensable para el asesinato machista de varias mujeres y que había muerto de un infarto en la cárcel. Sobre el féretro, de nuevo la misma bandera y, como si del recibimiento de un marine muerto en batalla se tratara, un mensaje: “Adiós y honor”. Un honor, se supone ganado violación a violación.

Estos actos, que se realizan con total impunidad cuentan para su propaganda con portales web camuflados como periódicos online. Aunque resulte increíble, el más profesional y activo cuenta incluso con subvención del Gobierno de Navarra y es financiado mediante la inclusión de publicidad del Ayuntamiento de Pamplona. Al lado de los vídeos de las bienvenidas a estos violadores se puede ver, por ejemplo y con total normalidad, la agenda cultural de la ciudad en un anuncio pagado con los impuestos de todos. En la misma web, también, se anima a participar en eventos futuros, en los que por ejemplo el acto central del día consiste en prender fuego al muñeco de una mujer o lanzar piedras a distintas imágenes femeninas en el “Día de la inútil”.   

Las víctimas de estos crímenes, lógicamente sufren con la impunidad de estos actos, viendo que los hombres que violaron o asesinaron a sus madres, hermanas o a ellas mismas son recibidos como héroes mientras la sociedad lo asume con esperpéntica normalidad.

El Gobierno, que ha creado incluso una consejería  con su señora consejera, todo un director general y millones de euros de presupuesto para garantizar la convivencia (entre violadores y violadas, se entiende), les dice que hay que hacer esfuerzos y normalizar el tema; que hay que mirar adelante; que los amigos del violador también han sufrido mucho, que eso hay que reconocerlo y que hay que mirar la violación en su conjunto porque es un tema complejo.  Que no sean plastas y que pelillos a la mar, vaya.

Y lo que es peor, la sociedad mira para otro lado, porque ahora ya no hay violaciones y todos estamos mucho más tranquilos. ¿Qué más da que los niños vean como héroes a los violadores? ¿Qué más da si humillan a las víctimas de esos abusos? ¿Qué importa si la historia de las mujeres humilladas y asesinadas es silenciada?

No molestemos, no vaya a ser que los violadores se enfaden y se pongan otra vez a violar.

Y así, poco a poco, vamos construyendo una sociedad en la que el violador camina con la cabeza bien alta, sabedor de que los suyos aplauden que matara aquellas mujeres, que el resto prefiere olvidar cuanto antes y que a las familias de las muertas les quieren obligar a estar calladas. Porque hay que ser muy facha para recordar que violaron a tu madre y no querer que el hombre que la mató tenga una calle en tu pueblo.

Evidentemente, todo esto es ficción. O no.

En realidad es sólo una ligera adaptación de lo que todos los meses sucede en el País Vasco y en Navarra. En este terrible relato, imposible de defender por nadie con un mínimo de dignidad, simplemente hay que cambiar violador por terrorista; maltratador por secuestrador o asesino.

Porque sí,  en enero se recibió como un héroe en San Sebastián a Francisco Javier Balerdi Ibarguren que no había violado a cinco mujeres, sino que había matado a cinco personas en nombre de ETA. El mes pasado, se homenajeo en su pueblo a Kepa del Hoyo condenado a 30 años por asesinato, atentado y pertenencia a ETA.

Igual que en Pamplona se han realizado varias bienvenidas de este tipo en los últimos meses en Iturrama, Milagrosa… y también en localidades cercanas como Berriozar, por ejemplo, sin que nadie lo impida. En Pamplona, por cierto, el Ayuntamiento no rechazó estos homenajes gracias al voto de calidad del alcalde Asirón.  Incluso algunas peñas de San Fermín utilizan nuestras fiestas para pedir su libertad, maquillando a los asesinos como “presos políticos”.

También es un hecho real que para su propaganda estos actos cuentan con una web y es financiada por Gobierno de Navarra y Ayuntamiento de Pamplona mediante subvención e inclusión de publicidad institucional, respectivamente.

También hay en el Gobierno Barkos una Consejería de Paz y Convivencia que permanece muda ante estos homenajes, y que cada vez que abre la boca  es para ofender a las víctimas. Porque sí, evidentemente hay unas víctimas a las que acusan de ultras por defender la memoria de sus familiares asesinados.

Demencial.

Por último, lamentablemente también, hay una sociedad que en parte prefiere pasar página, porque olvidar y dejar hacer es mucho más cómodo para nuestras conciencias y es ciertamente el camino más corto a una falsa paz que no tiene nada de libertad.


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