• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión /

2-J, el sábado se defiende la igualdad

Por Fermín Alonso

Que el nacionalismo vasco está intentando imponer el euskera para el acceso a la administración es un hecho. Que traten de negarlo, la confirmación de que nos toman a todos por idiotas.

Manifestación en defensa de la bandera de Navarra celebrada el pasado 3 de junio en Pamplona.
Manifestación en defensa de la bandera de Navarra celebrada el pasado 3 de junio en Pamplona.

El último ejemplo, la convocatoria para dos plazas de letrados en el Ayuntamiento de Pamplona. Un examen, que se valora un máximo de 50 puntos, y un único mérito, el euskera, que puede llegar a puntuarse con hasta 10 puntos.

Ni un sólo punto por un máster o un curso de posgrado. Ni medio por hablar otros idiomas. Cero por experiencia en ese puesto en administraciones públicas.

Es cierto, no excluyen a los que no sepan euskera de acceder a la convocatoria. Pero es evidente que quien no lo hable tiene muy difícil hacerse con un puesto con procesos como este.

Todo en un puesto interno, en el que no se realiza labor alguna de atención al público y en una ciudad en la que, según un informe presentado en la UPV y financiado por el propio Gobierno Barkos, sólo utiliza el euskera un 2,9% de la población.

Lo mismo ocurre en el sector sanitario, donde decenas de médicos dedican su tiempo libre no a especializarse o a profundizar en sus conocimientos, sino a sacarse el título en una lengua que posiblemente no vuelvan a usar una vez hecho el examen, porque no eligen aprenderlo por amor a parte de nuestra cultura, sino por obligación.

¿Qué es más importante, tener un master o saber euskera? ¿Haber investigado y presentado publicaciones en Congresos de su especialidad o saber euskera? ¿Tener un doctorado o saber euskera? ¿Ser tan brillante como para haber obtenido un premio académico o científico o saber euskera? ¿Tener, por ejemplo, 5 años de experiencia o saber euskera?

Con el decreto del euskera aprobado por el cuatripartito, a una enfermera que se presentara a una plaza en la zona mixta, tener un master le valdría 1 punto y medio, haber sacado adelante un doctorado, 1 punto, pero saber euskera más de 5.

Todo esto, como digo, en una comunidad que no es uniformemente bilingüe y donde el euskera es utilizado sólo por el 7% de la población.

El objetivo es transformar la realidad de nuestra tierra, aunque para ello tengan que tirar por tierra uno de los principios básicos de toda sociedad democrática, la igualdad entre los ciudadanos.

El PNV lo tiene claro, en el  borrador de estatuto que se está debatiendo en la CAV, identifican el euskera y la cultura vasca como un instrumento vital para la construcción nacional.

Identifican lengua y opción política, siglas, que es poco menos que convertir la cultura en un muro, en vez de en un lugar de encuentro  y de diálogo con el resto de influencias culturales que de norte a sur recorren nuestra tierra.

Esa variedad cultural, fruto del devenir de los siglos y que ahora quieren destruir, es precisamente una de las mayores riquezas de nuestra tierra.

Lo dice mejor que nadie Fernando Sabater: “Las lenguas tienen dos enemigos, los que las prohíben y los que las imponen”.

Por eso, para reclamar la igualdad de todos los navarros hay razones de sobra para salir a la calle el próximo sábado. Es el momento de la sociedad civil.


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