• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Desde la década de 1990 realiza entrevistas para el periódico El Mundo.

Asesinatos a pie de página

Por Esther Esteban

Que la comunidad cristiana de Pakistán sea, nuevamente, víctima del terrorismo es noticia, casi casi, a pie de página.

El otro día en la sección de cartas a la redacción, el lector de un periódico se preguntaba cuál es la diferencia entre los atentados de Bruselas y los de Lahore para que el tratamiento informativo entre uno y otro ataque terrorista sea tan diferente.

El asunto es que en Lahore hubo más muertos pero ¡claro! está en Oriente y las víctimas eran familias cristianas que estaban celebrando el domingo de Resurrección, lo que el papá Francisco, llama "los nuevos Mártires de nuestro tiempo". El dolor de los suyos es el mismo y la pérdida idéntica, pero Bruselas es el corazón de la vieja Europa, y parece que los muertos ¡desgraciadamente! también tienen categorías diferentes. 

La matanza de Pakistán se produjo el domingo de Resurrección porque allí los católicos, tradicionalmente, para celebrar la Pascua comen con su familia y por la tarde según tienen por costumbre dar un paseo por el parque. Eran las 7:00 de la tarde y Yusuf Farid, de 28 años, maestro de una escuela coránica esperó el momento de mayor concentración de gente para hacerse estallar.

Dicen que quería enviar un mensaje al primer ministro, un islamista demasiado moderado, amigo de Occidente, y para hacerlo quitó la vida a 72 personas, de las cuales 29 eran niños e hirió a más de trescientos: "Iban a por los cristianos que celebraban la Pascua, pero mataron a muchos de sus hermanos musulmanes. He visitado a las víctimas y ha sido realmente difícil porque había muchos niños de apenas cuatro o cinco años cristianos y musulmanes heridos o asesinados en este terrible atentado", aseguraba el arzobispo de la zona que apenas tenía consuelo. Para los autores la cosa estaba clara "estábamos esperando esta ocasión para poner en marcha los ataques de martirio anual que iniciamos este año", dijo al reivindicar el atentado un portavoz de los terroristas de una filial de Daesh.

No soy una persona especialmente religiosa, pero respeto profundamente a quienes encuentran respuestas en la religión que a otros nos resulta mucho más difícil. Los católicos creen en el perdón pero lo peor no es perdonar si no justificar la indiferencia y la injusticia. Hace tan sólo unos días fueron asesinadas en Adén -capital de Yemen- cuatro Misioneras de la Caridad (las monjas de la Madre Teresa de Calcuta), en un asalto cometido por hombres uniformados, en el que murieron 13 personas más.

Las religiosas asesinadas las hermanas Anselm (india), Marguerite y Reginette (ruandesas) y Judit (keniana) fueron ejecutadas a sangre fría. Según Médicos sin Fronteras llevaban las manos atadas a la espalda y habían recibido un tiro en la nuca.

Los asaltantes dispararon indiscriminadamente contra los 80 residentes del asilo que atendían las religiosas, pero a ellas las buscaron específicamente para rematarlas. Solo una pudo esconderse y relatar la terrible pesadilla. El por qué del ataque hay que buscarlo en una persecución religiosa de las muchas que, a diario, están ocurriendo en todo el mundo y de las que apenas nos ocupamos

Ya sabemos que la historia está plagada de muertos en nombre de la religión, que desde el principio de los tiempos los hombres se han matado por defender sus creencias pero ahora lo más miserable y bochornoso es que se hacen distingos entre las víctimas. No es igual que los terroristas golpeen los símbolos de Occidente, que lo hagan en las zonas pobres del planeta y los medios de comunicación tenemos mucho que ver en eso. Está claro que los más pobres, sólo se merecen eso, unas pocas líneas a pie de página, hasta cuando mueren.¡Qué vergüenza!


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