• miércoles, 24 de abril de 2024
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Opinión /

Por Navarra

Por Eradio Ezpeleta

Quedan pocos días para la gran cita del día 3 de junio en Defensa de la Bandera de Navarra y sí, estaré allí, a las seis de la tarde, frente a la puerta del Parlamento de Navarra, como un ciudadano más, defendiendo la nobleza de todo un pueblo, su historia, su lengua, sus símbolos, su bandera, su propia identidad.

Un grupo de ciudadanos coloca una gran bandera de Navarra en la igledsia y fortaleza de Santa María de Ujué CEDIDA
Un grupo de ciudadanos coloca una gran bandera de Navarra en la igledsia y fortaleza de Santa María de Ujué CEDIDA

Yo estaré allí, ejerciendo mi libertad individual de poder reunirme, con miles de ciudadanos más, amparado por la Constitución, en defensa de lo que estimo necesario en estos momentos, la identidad de Navarra. La forma de hacerlo será acudiendo a la manifestación convocada por tres entidades ciudadanas -Vecinos de Paz, Desolvidar y Asociación Cultural DOBLE12- bajo el manto de la bandera de Navarra, la que provoca una adhesión natural en todos los ciudadanos navarros.

Sí, estaré el 3 de junio, porque me apetece estar con los miles de navarros que, como yo, ven peligrosas maniobras y objetivos espurios en muchas de las decisiones del actual Gobierno de Navarra. Estaré allí porque actualmente en Navarra hay un gobierno nacionalista del que no me fío. Un gobierno cuyo proyecto mantiene una hoja de ruta hacia los postulados del nacionalismo más radical: lengua, símbolos y territorio.

Sólo con repasar la hemeroteca de estos últimos meses vemos el trabajo realizado al respecto de los tres postulados. En la lengua: promulgación de leyes pro vascuence obligando al conocimiento de esta lengua y discriminando a quien no la conoce (Decreto Foral por el que se regula el uso de las lenguas propias en las administraciones públicas), definición de modelos educativos (escuelas infantiles en Pamplona, freno al PAI…), exigencia del euskera en los concursos públicos para poder ganar los mismos (bar piscinas de Berriozar);

En los símbolos: derogación de la Ley de símbolos (posibilitando así la presencia de la bandera de otra Comunidad Autónoma como propia, y que, además, genera confrontación); En el territorio: promoviendo la unificación lingüística y haciendo ver que todo es lo mismo, que Navarra es vasca (Modificación Ley Foral del Vascuence).

Todo ello utilizando los medios masivos de comunicación social como difusores de estos objetivos, haciendo prevalecer el euskera frente al castellano en toda comunicación con la administración, realizando todas las publicaciones en castellano y euskera independientemente de a quién vayan dirigidas… (Gobierno de Navarra, Ordenanzas municipales para la normalización del uso del euskera, etc.)

Sí, yo estaré el día 3 de junio en la gran manifestación porque, bajo el mantra cuatripartito de que la bandera de Navarra no está en peligro, se esconde el verdadero objetivo de los actuales gobernantes: conseguir por fin la nación llamada Euskalherría. Poco a poco, gota a gota, sin que se note mucho, horadando sin cesar hasta conseguir el objetivo.

Por eso creo que la bandera de Navarra sí está en peligro, sí está en duda. Nuestra bandera (no la tela y el bordado físico en sí, sino su significado, su historia y su identidad) no está perfectamente defendida ni por el actual gobierno foral ni por su presidenta. El papel couché lo aguanta todo, pero los hechos desvelan y traducen los verdaderos intereses. Si no tenemos que tener miedo por las decisiones y acuerdos tomados por el gobierno del cambio, ¿por qué están intentando desprestigiar y machacar a los convocantes y a los que vamos a acudir a esta gran fiesta? ¿Acaso tienen miedo de que salgamos a la calle los no habituales? ¿qué pasa, que la calle sólo es de ellos? ¿dónde está ahora la tan cacareada libertad de expresión o la libertad de manifestación?

Muchos estamos en alerta, sí, porque algunos (los de siempre) están más que contentos y satisfechos por ver a la bandera de Navarra compartiendo el mismo espacio que la de nuestra vecina Comunidad Autónoma. Que esté al lado en momentos protocolarios puntuales, como lo puedan estar los de las otras Comunidades autónomas vecinas, perfecto, ningún reparo. Que esté de tú a tú, de manera permanente, queriendo hacer ver lo que la realidad histórica e institucional no le otorga, pues no. Juntas sí, pero no revueltas.

Un símbolo, la bandera en este caso, significa lo que es y querer mezclarla con otros símbolos sólo tiene un objetivo: pretender llenar de confusión y de manipulación la realidad y el ser de los mismos. Cuando alguien se empeña en colocar a presión un símbolo es porque quiere imponerlo, imponer su idea, su entidad o una cierta condición, y si además, lo quiere equiparar a otro, lo que pretende es anular o difuminar este último, así de claro. Manipular y utilizar los símbolos solo crea división y enfrentamiento. La realidad institucional de cada símbolo es la que es y no la que se quiere sentir.

Porque nuestra Comunidad Foral no necesita ninguna otra bandera, yo iré a la manifestación en defensa de la bandera de Navarra y de su auténtica identidad. Porque no me fío de las verdaderas intenciones y de los claros objetivos de quienes gobiernan esta Comunidad, yo estaré allí, ¡por Navarra!


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