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Opinión /

La Sala 102

Por Eradio Ezpeleta

Admiro y respeto a quienes, sabiendo de las dificultades y lo que les puede venir encima, inician su nadar contracorriente en defensa de la legalidad, de su rectitud.

Sala de Visitas del Palacio de Justicia de Navarra en la que tendrá lugar el juicio contra 'La Manada', presuntos autores de una violación múltiple en los Sanfermine (15)
Sala de vistas 102 del Palacio de Justicia de Navarra en la que que tuvo lugar el juicio contra 'La Manada', autores de un abuso sexual múltiple durante en los Sanfermines.

Día 26 de abril, sala 102 de la Audiencia Provincial de Navarra, lectura de la sentencia 38/2018, el magistrado ponente procede a relatar las conclusiones del Tribunal. Nada más sentenciar al primero de los acusados oye un griterío desaprobatorio desde la calle… sigue leyendo la sentencia… ya empiezan a producirse las primeras valoraciones políticas de la misma, las asociaciones feministas salen a la calle (en este caso ya estaban allí), los concentrados en la puerta de la Audiencia elevan su griterío, sus modales cada vez son más impetuosos, tratan de entrar a la fuerza en el edificio… el magistrado acaba de leer la sentencia, se retira a su despacho.

No voy a entrar a valorar el contenido de la sentencia, ni a opinar si me parece bien, mal, suficiente, ejemplarizante, justa o desmedida. Ni siquiera voy a definir a semejante caterva de acusados con las palabras que siento desde mi punto de vista humano, ético y moral. No merece la pena dedicar un solo segundo a ello. Tampoco me hace falta mucho esfuerzo para creer entender a la víctima y mostrarle todo mi apoyo y afecto.

Hoy las opiniones y corrillos en la calle hablan sobre el contenido de la Sentencia, esto es imparable y hasta lo creo necesario, pero el debate debería ir por otros derroteros: ¿Queremos garantías procesales y orden y seguridad en nuestras leyes? ¿Creemos en ello? Yo desde luego que sí, plenamente, aun sabiendo que ello no asegura que siempre me vayan a dar la razón.

Esto me recuerda a quienes a lo largo de mi vida laboral me han pedido, en más de una ocasión, que les recomendara a un “abogado bueno”. Mi respuesta siempre ha sido la misma: “¿qué es para ti un abogado bueno? ¿el que gane el juicio como tú digas?... pues no tengo ninguno. Ahora bien, si quieres algún especialista en la materia y buen conocedor de la normativa y las leyes, te recomiendo a este”.

Las garantías procesales son los modos de cumplir con los principios de seguridad jurídica, de igualdad ante la ley, de equidad, para asegurar la garantía más general del debido proceso, y evitar que el Estado en ejercicio de su poder punitivo avasalle derechos fundamentales de sus habitantes. Estas garantías están constitucionalmente protegidas en todos los países democráticos, en España también. Hoy nuestra mayor garantía es que la Sentencia tiene posibilidad de recurso, que se va a recurrir por las partes, por todas las partes. Es grande nuestra Carta Magna cuando todo esto así lo reconoce en sus arts. 24 y 25.

Me quito el sombrero ante la capacidad de los tres miembros de la Sección Segunda de abstraerse de la presión social, del control social, existente durante los meses que ha durado el procedimiento. Que hayan sido capaces de dictar con recto parecer esta Sentencia. Con su justo y recto parecer, sea o no el mío. Es lo que exijo yo a los jueces, imparcialidad y no dejarse llevar por juicios paralelos o sociales.

No entiendo a los comentaristas, charlatanes o a los Partidos Políticos que, sin haber siquiera leído y analizado, con sosiego y rigor, la Sentencia, reaccionan al instante como lo han hecho. Quejarse y despotricar, entre otras cosas, ¡por la calificación de los hechos! sin leerse la Sentencia, en fin. ¿Recordamos posicionamientos tales como “no se puede legislar en caliente” respecto de la Prisión Permanente Revisable? ¿Quizás ahora sí se puede legislar en caliente?

Yo creo en la separación de poderes como principio organizativo, en el cual la potestad legislativa, ejecutiva y judicial son ejercidas a través de órganos autónomos, distintos e independientes entre sí. Es el principio fundamental que caracteriza a la democracia, a nuestra democracia.

En lugar de agitar a las masas contra el poder judicial, de no dar un apoyo explícito a la labor judicial, como se debiera hacer, de mandar al patíbulo a los jueces que discrepan de mi opinión, o de satanizar a unos abogados que únicamente están cumpliendo con su deber, con su juramento de acatamiento a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico, así como el cumplimiento de las obligaciones de su profesión, los partidos políticos deben plantear la modificación del Código Penal en los artículos que crean oportunos y dejarse de populismos y buscavotos que sólo conducen a crear una absoluta desconfianza en el ordenamiento jurídico y en el sistema penal, que por cierto, ellos mismos han aprobado. Que cojan el toro por los cuernos de una vez y se dejen de pamplinas.

Quién sabe si mi opinión personal es coincidente o no con muchas de las cosas que hoy estamos escuchando en la calle. No lo aclararé porque, aunque así lo fuera, creo que todo el mundo tiene derecho a defenderse y a no ser condenado por mis sentimientos.

Una vez me dijo un juez amigo que lo más duro, en el ejercicio de su profesión, era la soledad, ese momento sólo en el despacho, con el bolígrafo en la mano, para dictar Sentencias.

También por eso, yo hoy soy la Sala 102.


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