• martes, 23 de abril de 2024
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Opinión /

Hagamos un Kit-CAT

Por Eradio Ezpeleta

“El camino correcto siempre es el más difícil. Por eso es mucho más fácil luchar para saltarse las leyes que hacerlo para cambiarlas” (Álvaro Arbeloa, futbolista).

Referendum en Barcelona. MIGUEL OSÉS_15
Una persona camina con una estelada en Barcelona este fin de semana. MIGUEL OSÉS

Hacer un kit-kat es conocido coloquialmente como descansar, tomarse un descanso, hacer un paréntesis en lo que uno está haciendo. Hoy todos necesitamos hacer varios kit-CAT.

El primer Kit-CAT es para analizar los datos dados por el Gobierno catalán sobre el falso referéndum (todo el mundo reconoce que no se han dado las condiciones mínimas para darle la validez deseada). Según este Gobierno habrían votado 2.262.424 ciudadanos, sobre un censo de 5.310.855 votantes, de los que 2.020.144 han dicho que sí. Según este censo correspondería este sí al 42,6% del mismo. La resta de los que no han dicho sí es de un 57,4%. Este dato no tiene interpretación, es una simple regla de tres. Si de mayorías se trata… parece que la cosa está clara.

El segundo Kit-CAT es para preguntarme si quienes han votado que sí en este falso referéndum se creen de verdad lo de la independencia, saben lo que esto significa y si serán consecuentes con ello. La RAE define independencia como “Libertad, especialmente la de un Estado que no es tributario ni depende de otro”. Esto es lo que creo quieren algunos catalanes, no depender de otro, de España.

Pues bien, si así se declararan, independientes, ¿van a renunciar a la nacionalidad española? ¿Van a aceptar ser tratados como extranjeros (natural de un país que no es el propio, según la RAE) cuando vayan a Aragón, Valencia o visiten nuestro antiguo Reino de Navarra? ¿Pagarán religiosamente, y por adelantado, la factura sanitaria cuando sean atendidos en Galicia, donde estarán haciendo turismo, mientras, a posteriori, solicitan en su país catalán que les reintegren esta cantidad? ¿Aceptarán que ya no podrán presentarse a ninguna oposición convocada en su país vecino, España? ¿Reconocerán que están fuera de la Unión Europea, en tanto que ahora lo están por su pertenencia a otro país, España, del que libremente se han querido ir? ¿Qué moneda tendrán? Tantas y tantas preguntas concretas me hago…

Un tercer Kit-CAT lo tomaré para reflexionar sobre el Estado de Derecho, la Constitución y las Leyes. Y también sobre el uso de la fuerza policial para su defensa y fortalecimiento. Mi pregunta es, si yo obtuviera la nacionalidad catalana, ¿dejarán que yo mismo interprete, modifique unilateralmente o no reconozca las leyes catalanas que por mayoría en su Parlamento aprueben? ¿Permitirán que yo campe a mis anchas y me salte a la torera cualquier ley y norma establecidas para la convivencia en Cataluña? ¿Mandarán a los Mossos a preguntarme si les dejo entrar en la bajera donde cultivaré marihuana y, si les digo que no, se marcharán orgullosos tras la pregunta realizada a redactar un acta del asunto escuchando mis aplausos? ¿Se darán, estos mismos Mossos, la vuelta cuando con mi actitud desafiante les plante cara e impida acceder a un local público por mandato de uno de sus tribunales catalanes? ¿o actuarán como lo hicieron en 2014 ante el multi referéndum organizado por varios grupos sociales y políticos?

Otro Kit-CAT, y ya llevo cuatro, es para imaginar cómo el Fútbol Club Barcelona, y todos los equipos de su mismo país, se autoexcluirán de la Liga Española, la Champions League, y todos los demás campeonatos españoles y europeos en todas sus categorías y modalidades deportivas. Y cómo esos jugadores, tan independientes, renunciarán a sus camisetas de las Selecciones Españolas de cada deporte (fútbol, baloncesto, balonmano, etc.), sus salarios y sus primas.

El quinto Kit-CAT lo dedicaré a analizar mi cesta de la compra, ya que siempre he querido incentivar, y comprar, los productos de mi país, como una manera de apoyar el esfuerzo de nuestros empresarios y trabajadores y valorar la calidad de sus productos. Como creo en un país que consume su propia producción como manera de desarrollo económico, apuesta por la innovación e investigación y creación de empleo, yo seguiré comprando sólo los productos de mi país, España. Imagino que también habrán pensado en esto los que quieren no ser españoles.

El sexto, y último Kit-CAT, es el que más tiempo debe llevar y posiblemente debiera ser doble. Ya ha pasado el 1 de octubre, todos sabemos lo sucedido, lo hemos visto en los medios de comunicación, y ahora ¿qué? Esta es la gran pregunta que nos hacemos muchos.

El Gobierno de España ha ofrecido diálogo a todos los partidos del arco parlamentario para hablar de Cataluña. Unos dirán que ya es tarde y otros que eso no valdrá para nada. El caso es que, de momento, ha ofrecido diálogo, y eso es bueno. Ha dado un paso y hay que aprovecharlo. Por otro lado, al Gobierno de Cataluña le gustaría mucho poder establecer un diálogo con el Estado, pero “sin condiciones”. Pronto veremos qué entienden por dialogar y cuáles son las verdaderas intenciones de cada uno.

Dejémonos de reproches, de dimes y diretes y de culpabilidades, y miremos hacia adelante, pensando en el día de mañana, pensando en Cataluña, pensando en España, en definitiva, pensando en todos los hombres y mujeres que hacemos este gran país.

Sí, hagamos un Kit-CAT, por favor.


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